La protesta se produjo en Lomas de Zamora porque no se llevó a cabo el paso a planta permanente. El plazo vencía el 15 de diciembre y ante el incumplimiento, alrededor de 30 trabajadores, optaron por cortar el tránsito a modo de reclamo.
Nota Manuel López
RECLAMO DE LOS TRABAJADORES
Durante la mañana del día martes, un grupo de trabajadores tercerizados de la empresa Edesur decidieron cortar la Avenida Hipólito Yrigoyen al 9000, entre las calles Gorriti y Laprida. El tránsito se vio interrumpido en la mano con dirección al sur.
Un grupo de 30 trabajadores reclamaba frente las puertas del establecimiento, el pase a planta permanente. La protesta se inició por el incumplimiento del acuerdo establecido con Luz y Fuerza, donde se expresaba que a partir del 15 de diciembre cada uno de los trabajadores sería transferido a planta permanente.
El acuerdo tenía fecha de vencimiento hasta el día de ayer; sin embargo, las autoridades de la empresa indican que deberán aguardar seis meses más, argumentó uno de los delegados.
Los empleados de Edesur expresaron su enojo y mantuvieron una postura firme, la medida de fuerza se termina el día que ingrese el último trabajador contratado y acusaron a la cuestionada entidad de que no tiene voluntad de mejorar el servicio, ni mejorar las condiciones de los trabajadores.
¿QUÉ ES LA TERCERIZACIÓN?
La tercerización se basa en la contratación de personal mediante una empresa que se dedica exclusivamente a seleccionar el capital humano. El contratado no pertenece a la nómina estable donde presta servicios; todo lo contrario, su vínculo se concreta con la entidad que lo contactó y acercó a la institución donde lleva a cabo sus actividades laborales.
BENEFICIOS PARA LA EMPRESA, ¿Y PARA EL EMPLEADO?
La realidad es que esta modalidad de contrato implica muchas consecuencias negativas para los trabajadores. El paso de los empleados a planta permanente implica un gasto económico para la empresa, situación que se quiere evitar con la tercerización.
Al contar con personal subcontratado, la empresa tiene la facultad para no cumplimentar con todas las obligaciones laborales que le atañen. La pérdida de la antigüedad es muy común. Al pasar a ser un contratado directo por la firma, la antigüedad se disipa. Los años pierden validez. La seguridad social se afectada. Cualquier tipo de aumento o beneficios que pueda expresarse, lo percibe de manera parcelada o directamente no lo recibe. No tiene representación, no cuenta con gremio o sindicato donde hacerse escuchar.
La jornada laboral puede ser distinta con relación a los demás compañeros. El ingreso que perciben es totalmente distinto, dado que un porcentaje del sueldo es absorbido por la tercerizadora. Además, no se deben obviar los descuentos que se aplicar por trabajar en relación de dependencia. Si bien la tarea que pueda realizar sea idéntica a la de cualquier otro, la merma de la mensualidad es considerable.
La tercerización cobra un tono persecutivo o de amenaza hacia el empleado. La inestabilidad es moneda corriente. Además de no tener un convenio con el organismo, los acuerdos que se llevan a cabo suelen ser a plazo fijo. Se adquieren los servicios de la persona, se lo designa a un proyecto y una vez culminado el mismo se prescinde de su actividad. El trabajo temporal es otro mal común, alimentado por la necesidad de empleo, donde el sujeto resigna sus derechos por un trabajo carente de continuidad y por un ingreso magro.
A pesar de trabajar para una empresa, el sentido de pertenencia es muy difícil de generar. Esto se debe a la falta de compromiso de la compañía para la que trabajan, que muy pocas veces cumple con la efectivización. Pocos beneficios, inseguridad, ingresos bajos y necesidad son factores que aquejan y llevan a las personas a reclamar.