LA DEUDA INTERNA

En nuestro país  los servicios de salud pública siguen siendo una de las deudas de los gobiernos, tanto a nivel nacional como provincial. Relataré las complicaciones que provocó un corte de luz en el Hospital Materno Infantil de Avellaneda “Ana Goitía”, el riesgo de la falta de equipos básicos y del peligro que se genera al derivar pacientes. Por Diego Ferraro

diegoferraro.ancap@gmail.com

El pasado viernes 19 de diciembre, un corte de luz en la zona de Avellaneda conocida como “Crucecita”, complicó la situación no solo de los vecinos sino fundamentalmente de la maternidad “Ana Goitía” (para los vecinos del barrio sigue siendo “el Jaramillo”, pero fue rebautizado con el nombre actual en homenaje a la esposa del recientemente fallecido Antonio Cafiero, quién colaborara en la ampliación del edificio años atrás) que permaneció sin suministro hasta la madrugada, alrededor de 10 horas.

El corte reflotó los interrogantes sobre los hospitales públicos. ¿Están preparados ante una emergencia? ¿Tienen la suficiente cantidad de insumos?  ¿Cuál es la situación del personal médico? El jueves de la misma semana, los médicos de la maternidad acataron a un paro de 24 horas, reclamando entre otras cosas la reapertura de paritarias, un aumento salarial del 40% y mejoras en la provisión de insumos, entre otros varios puntos.IMG_20141219_163019116

La maternidad “Ana Goitía”, en rigor de verdad, es uno de los mejores hospitales públicos de la franja de zona sur comprendida por Avellaneda, Quilmes y Berazategui. Concurre gente de todos estos distritos y los mismos pacientes comentan habitualmente que tienen que acercarse desde lugares lejanos porque reciben una buena atención profesional, y las condiciones de higiene son ampliamente superiores a las clínicas de las zonas de donde los pacientes provienen. Sin ir más lejos, la maternidad está en obras de ampliación (aunque desde hace dos semanas, y por tercera vez en el año,  la obra está interrumpida por falta de pago a los obreros). Pero la clínica sureña cuenta con algunos déficit comunes a todos los hospitales públicos, como la falta de insumos; otros no tan comunes, como la falta de salas de terapia intensiva; y otros incomprensibles, como el que quedó al desnudo el viernes al cortarse el suministro eléctrico: la falta de generadores capaces de alimentar a todo el hospital, por un caso de emergencia.IMG_20141219_163007274

En diálogo con el personal de mantenimiento del lugar, expresaron que “el generador que hay en el lugar es viejo y pequeño; no alcanza para alimentar a todo el hospital, sólo para proveer de electricidad a las salas que más lo necesitan, como el servicio de neonatología. Pero al ser viejo, el generador ‘frena y arranca’ permanentemente porque se sobrecarga, y se convierte en un riesgo aún mayor de quemar aparatos eléctricos, por el permanente subir y bajar de la tensión. Y de no volver rápido la luz, mucho tiempo no va a aguantar”. La predicción se hizo realidad, y con el correr de la tarde y permaneciendo la maternidad y el barrio sin luz, el generador dejó de dar a basto. Con lo cual, por la noche, los jefes de servicio y de guardia tuvieron que empezar la derivación de pacientes del servicio de neonatología hacia hospitales cercanos, como el Hospital Fiorito o el Hospital Presidente Perón.

 

El servicio de neonatología no es un servicio más. En primera instancia debemos recordar que estamos hablando de una maternidad, y los pacientes son recién nacidos. En este servicio, están aquellos bebés que nacen bajos de peso, problemas congénitos o los cuáles nacen antes de terminar el período de gestación. El riesgo de no tener suministro eléctrico es altísimo. Consultada una fuente médica (de la cuál por pedido propio no revelo identidad), comentó que el riesgo en las derivaciones a otros hospitales es que “pese a que nosotros los derivamos con una serie de indicaciones respecto de los cuidados y la medicación, y su respectiva historia clínica, cada médico tiene sus métodos y lo comienza a tratar según su propio saber. Sin ir más lejos, acabo de recibir un llamado en el que me informan que medicaron un paciente de los que derivamos con una medicación que está contraindicada en su patología. Las derivaciones, cuando son por este tipo de urgencias ajenas a temas médicos, son riesgosas”, concluyó. Asimismo, comentó que más allá de tener que suspender la internación por falta de luz, tampoco hubieran podido internar en condiciones normales por falta de camas, situación habitual en la maternidad.

Pasada la medianoche del sábado 20, el suministro eléctrico regreso, y en la mañana se estaba organizando el regreso de los pacientes derivados. Pero el malestar entre los profesionales por la falta de equipamiento para enfrentar la situación continuaba.

 

Si bien la principal responsable es la empresa EDESUR, que año a año está en el ojo de la tormenta y no se entiende como no se le rescinde la concesión ante tanta falta de inversión y desinterés por prestar un buen servicio, hay un bache en la política estatal; las prioridades invertidas quedan al desnudo una vez más ante una situación de emergencia. Si bien es altamente positivo que el hospital esté en obras de remodelación y ampliación, el mismo Ministerio de Salud que libera para millones para estas obras, ¿No está en condiciones de equipar con un grupo electrógeno para situaciones de emergencia? Los cortes de luz no son un caso aislado y se repiten verano a verano. Los afectados son recién nacidos y madres parturientas, los cuales corren riesgo de vida por la falta de inversión pública y privada, la desidia de servidores públicos más preocupados en su propia imagen que por cumplir los roles básicos que sus puestos les exigen. Entre tanto buitre y deuda externa, sería importante primero cancelar la deuda interna.

 

 

 

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