DUELE HONDURAS, DUELE EL SILENCIO DE LOS QUE “COMUNICAN”

Una histórica defensora de los derechos de la mujer es condenada a 18 meses de prisión por denunciar un acoso sexual. Una niña de 13 años es torturada y asesinada por denunciar la no existencia de pupitres en su escuela. ¿Qué tienen ambas en común? Su tierra es Honduras y son dolorosos ejemplos de lo que calla el mundo.

Por Noemí L

La represión continúa

Así titulaba la sección sobre Honduras, allá por el 2010, cuando hacía radio. Leo mis notas de esos años y nada cambió, o sí, la violencia del Estado hacia la población se agudizó. Ese poder ejerce mayor represión, miseria y muerte sobre el pueblo hondureño.

Con “la represión continúa”, me refería a una represión sistemática por parte del Estado de Honduras, que comenzó la madrugada del 28 de junio de 2009 (aunque en realidad, siempre existió, pero fue más nítida desde esa fecha). Ese día en Argentina iban a resonar los estallidos políticos por el triunfo de De Narváes sobre Néstor Kirchner. Pero en la casa de Manuel Zelaya -quién era Presidente de Honduras- resonarían las balas de las Fuerzas Armadas, dirigidas por el General Romeo Vázquez, con el visto bueno de Estados Unidos. Esas fuerzas secuestraron al Presidente y lo sacaron del país para que no pudiese seguir ejerciendo el cargo. Llevaron a cabo lo que se bautizó como “golpe constitucional”. Un nuevo método que luego Estados Unidos utilizaría con éxito en Paraguay, e intentaría aplicar en Ecuador (en septiembre de 2010, donde puso en juego la vida de Rafael Correa) y en Bolivia.

La represión a los desposeídos y a los que luchan por vivir mejor, tiene lugar en el mundo todos los días, y existe desde que hay una minoría rica y una mayoría pobre y miserable. En Honduras el 80% de la población es pobre o está bajo la línea de indigencia. Esta situación, durante el gobierno de Manuel Zelaya, con la ayuda del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América, creada por Hugo Chávez) estaba cambiando, por ejemplo, en 2009 el salario mínimo había llegado a 400 dólares (hoy, año 2015, en Argentina es de 440 dólares). Sin retrocesos la unidad empresarial hondureña, con uno de sus terratenientes más poderosos, Miguel Facussé, a la cabeza y en unión con las Fuerzas Armadas, se pusieron de acuerdo en que este proceso de lucha por conquistar el cumplimiento de derechos humanos básicos, dejara de avanzar.

Zelaya nunca pudo recuperar el sillón presidencial. Pero del pueblo hondureño nació una nueva organización: el Frente Nacional de Resistencia Popular, que fue y es para muchos una luz ante tanto terror. Desde el 28 de junio de 2009 la represión es amplia, se da en todo el territorio nacional, y es selectiva, elige a activistas y militantes: asesina a líderes populares, a periodistas (de 2009 a 2012 fueron asesinados 17 comunicadores hondureños, ningún caso fue esclarecido), campesinos torturados y descuartizados (igual método que emplean las Fuerzas Armadas en Colombia), líderes sociales exiliados –como el caso del Padre Fausto Milla, quien era uno de los principales referentes sociales de Honduras, dirigentes sindicales- como Jairo Sánchez- asesinado en una manifestación por cuatro policías que se trasladaban en motos, estudiantes torturados y perseguidos, maestros comprometidos con la lucha social- como Luis Sosa- muerto a tiros en plena vía pública. El Estado hondureño no sólo se vale impunemente de utilizar policías, sino que también aplica el terrorismo pagando mercenarios y creando “escuadrones de la muerte” que arriban a las casas de campesinos, destruyéndolo todo y llevándose la vida de muchos de ellos, sin importar que sean niños, adolescentes o ancianos. Estos hechos ocurren sobre todo en el Bajo Aguán, al norte de Tegucigalpa, capital del país, donde el nombre que destaca es Miguel Facussé, terrateniente con amplio poder político, sospechado de narcotráfico.

Dos años después del golpe, con una de las tasas de homicidios más altas del mundo: 82,5 por cada mil habitantes, un niño de 13 años le cantaba a los caídos por el terrorismo de estado. Su nombre es Aldo Rubio, agarró el micrófono en homenaje a las cientos de víctimas y cantó así:

Manuel Zelaya intentaría regresar de varias maneras a Honduras, la primera sería en avión, el pueblo hondureño fue a recibirlo al Aeropuerto de Toncontín, sin saber que las fuerzas militares abrirían fuego contra ellos. Zelaya no pudo aterrizar. Finalmente entraría en forma clandestina, escondido dentro de un auto a la embajada brasilera de Honduras.

Soy Soad Nicole Bustillo

“¡No es posible que estamos sentados en el piso como perros! Ni sillas tenemos ¡Hombre, compren sillas, Viejo de la Gran Puta”!

11066023_812408818845329_8217249445600219162_nEstas palabras gritó entre lágrimas, al micrófono de un periodista, Soad Nicole Bustillo, una niña de 13 años de edad, que supo ser una de las dirigentes más destacadas en las manifestaciones estudiantiles de este año en Honduras. Al día siguiente, 25 de marzo de 2015, su cuerpo era hallado sin vida al costado de una ruta, a pocos metros del colegio donde estudiaba. Antes de ser asesinada fue torturada. El “viejo de la gran puta” al que hacía referencia la pequeña, es Marlon Escoto, Ministro de Educación de Honduras. El 24 de marzo, se cumplían en Argentina 39 años de la última dictadura cívico-militar; en Honduras, aunque haya elecciones, la dictadura cívico-militar está presente. Ese día, cuatro estudiantes eran asesinados a tiros desde un auto, a sólo 100 metros de la secundaria donde estudiaban, eran también activos militantes contra las reformas educativas que encabeza Marlon Escoto. Desde 2010 los diferentes ejecutivos nacionales buscan la privatización de la escuela pública y recortan el presupuesto a la educación, a tal nivel que los jóvenes deben tomar clases sentados en el suelo. Sumado al martirio que significa vivir bajo la sombra de una continua y ofensiva criminalización de la protesta.

El 26 de marzo la embestida fue contra otra fuerte figura, la que mantiene viva la lucha por los derechos de la mujer: Gladys Lanza de 72 años, conocida como “la defensora de la mujeres hondureñas”, fue sentenciada a 18 meses de prisión por llevar adelante la denuncia de una mujer por acoso sexual y laboral. “Ésta condena es eminentemente política. No encontramos otra explicación. Después del Golpe Estado (28 de junio de 2009) es parte de una estrategia que se ha venido preparando con mucha delicadeza para reprimir al pueblo. Por eso no es casual esta sentencia, no es casual tampoco que los niños estén emigrando (a Estados Unidos), que los jóvenes sean reprimidos, que la violencia en la comunidad aumente cada día, que los campesinos sean masacrados”, explica Gladys a Dick Emanuelsson, periodista sueco radicado en Honduras, comprometido con las luchas populares. Gracias a personas como él logramos conocer estas realidades.

En Honduras mueren bajo las armas o manos de sus maridos y actuales o ex 10985859_812408758845335_963253289186034501_nparejas 600 mujeres al año. Y Gladys está convencida que esta sentencia en su contra, no es un aviso sólo para el movimiento feminista, sino para el mundo de los derechos humanos, afirma que “Se está sentando un precedente funesto porque nos están diciendo: silencio, cállense y, “si no se calla o muere o”, cómo han matado los estudiantes por denunciar, “va a la cárcel”, para que aprendan que tienen que obedecer dentro del esquema de la estrategia del silencio. No importa la violación que exista a los derechos humanos. Es el mensaje que nos están mandando”, sentencia esta luchadora.

Estado de situación y preguntas

¿Por qué se dan estas muertes en Honduras? ¿Por qué la clase política hondureña avala el hostigamiento, la tortura, el hambre y el asesinato de la población como forma de vida cotidiana?

Hay que mirar a la región y al norte, a Estados Unidos. En cuanto a la región. Una vez quitado de en medio Manuel Zelaya, quien molestaba en el proyecto de que Honduras continuase siendo feudal, con una minoría cada vez más rica y una mayoría cada vez más pobre y violenta, apareció en el Poder Ejecutivo, Porfirio Lobo, cumplidor de todas las políticas económicas y represivas, aconsejadas por Hillary Clinton y compañía. Toda democracia gobierna para los ricos y les da migajas a los pobres, pero en la democracia hondureña (como sucede en Guatemala o en Haití) el imperialismo no quiere que lleguen ni las migajas. El modelo y la forma neoliberal de gobernar está en pleno apogeo en Honduras y tiene todo el apoyo político y militar yanqui.

Tomás Andino Mencía*, analista hondureño, escribió el texto “La guerra que viene”, donde aporta la siguiente tesis: “en Honduras estamos viviendo la profundización de un modelo de dominación basado en el terrorismo de estado al estilo Colombia y México, caracterizado por la creciente militarización de nuestra sociedad y por una mayor intervención de las fuerzas militares norteamericanas, que conducirá a Honduras a una nueva vorágine de violencia aún mayor en el contexto de guerra contra la subversión y el narcotráfico, cuyos contornos comienzan a verse en el horizonte”, Mencía escribía esto en septiembre de 2011, lamentamos ver que se cumple.   *podes encontrar sus textos en http://www.rebelion.org

A esta hipótesis introductoria que nos ayudará a contestar las preguntas, hay que sumar la

Dick Emanuelsson en plena cobertura
Dick Emanuelsson en plena cobertura

información que compartía Dick Emanuelsson en su página web: https://vimeo.com/dickmirian, allí decía que la modalidad de asesinar al estilo de sicarios sobre motos “fue enseñada por policías colombianos”, estos llegaron-informa Emanuelsson- “después de que Porfirio Lobo y Álvaro Uribe- quien era Presidente de Colombia en ese momento y siempre fue el delfín de Estados Unidos- firmaran un acuerdo de mutuo “intercambio de información y cooperación contra el narcotráfico y el terrorismo””. El acuerdo fue suscripto el 30 de enero de 2010. Continúa Emanuelsson, “luego de dicho acuerdo policías colombianos llegaron para enseñar a los Comandos Cobras, grupos de policías antiterroristas y antimotines que son los que han reprimido salvajemente a la población en resistencia. El diario “El Heraldo”, diario conservador, orgullosamente transmitió un reportaje donde se mostraba cómo los Cobras hondureños eran entrenados por sus colegas colombianos y cómo, desde las motos, actúan disparando a sus objetivos para, según ellos, “combatir el crimen organizado””.

Para Estados Unidos, Honduras siempre fue primordial como territorio-base de control político-militar sobre América Central. Tras el golpe de estado, rápidamente en 2010, las yanquis crearon la segunda base militar de Honduras, en Mosquitia, bajo el pretexto de “controlar el narcotráfico” (siempre usan las mismas mentiras!). La primera base fue Palmerola, creada en los 80’, desde donde los norteamericanos instauraron las dictaduras en Nicaragua y en América Central, ahí mantuvieron preso a Manuel Zelaya tras secuestrarlo. Y actualmente los norteamericanos impulsan un proyecto para construir la tercera base militar, la cual sería la más grande de América Latina. Denuncian organismos de derechos humanos, como lo es el caso de la Coordinadora del Comité Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) que esta vez podría ser para atacar militarmente a Cuba y a Venezuela.

La instalación militar y el militarismo que masacra al campesinado, al igual que ocurre en Colombia, está relacionada directamente al saqueo de los recursos naturales. Las bases militares permiten saquear y militarizar la región.

¿Y qué nos agrega Andino Mencía, a todo esto para entender más el por qué de la instauración del terror para manejar los hilos de la política económica del país?

11113437_812409815511896_2982262957342697205_nA esto dice Mencía: “los Estados Unidos necesitan convertir a esta región del planeta en reserva y fuente de materias primas, mano de obra barata, recursos energéticos y plataforma infraestructural para los negocios extractivos, como la minería y la explotación del agua y del bosque, la adquisición de bonos de carbono a gran escala y negocios de las telecomunicaciones. Las empresas trasnacionales son las principales beneficiados con estas inversiones”, “en este contexto Estados Unidos, está defendiendo los intereses de sus trasnacionales, fuentes energéticas de reservas de petróleo confirmadas en Honduras y para lelamente beneficiando su industria armamentista”, y agrega este dato: “América latina y el Caribe suministran más petróleo que todos los países de Oriente medio”.

¿Qué decir?

Soad Bustillos, la pequeña luchadora de 13 años, que sólo quería poder estudiar, fue víctima de la violencia capitalista llevada a su máxima expresión en nuestra región: el imperialismo norteamericano. Quizás decir, que es triste como tanto dolor se resume a acumulación. Acumulación de poder y de capital. La bota norteamericana está demostrando que no va a permitir que la nariz del pueblo hondureño pueda encontrar aire. Lo necesita hambreado y violento consigo mismo, y a los que logran algo de claridad política los asesina o los encarcela. Hugo Chávez ya no está, él buscaba lograr una unidad regional para frenar esa bota, por eso bajaron a Zelaya. El poder norteamericano, no podía permitir que el pueblo hondureño empezara a soñar con que su situación podía ser mejor.

Duele Honduras. Y mañana nos dolerá América Latina toda. La unidad regional entre nuestros países no existe. Y creo es lo que haría la diferencia. Los procesos progresistas que se dan en América del Sur buscan dinero en China o Rusia, pero no miran hacia adentro, ahí avanza Estados Unidos. ¿Qué nos traerá el imperialismo norteamericano? Miremos bien qué pasa en Venezuela y no vitoreemos, sin analizar fríamente, el levantamiento del bloqueo a Cuba. Unidos o vencidos. Esa es otra verdad y tampoco se comunica.

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