POR LAS RUTAS DE GIL

A lo largo y a lo ancho de las rutas, pueblos y ciudades de la Argentina, podemos encontrar banderas rojas, pequeñas casitas rojas y pinturas con la imagen de Antonio Mamerto Gil, un gaucho santificado por el pueblo. Aquí recorreremos un poco de las diversas historias que se conocen de su muerte y conversaremos con Beto, un seguidor del gauchito que ha colocado su imagen como protección en la ruta que utiliza para ir a cumplir su labor de trabajador.Por Juan Meza

Antonio Mamerto Gil, más conocido como “el gauchito gil” es una santo oriundo de Mercedes, provincia de Corrientes, que ha crecido en adeptos desde hace ya varios años. Con una cruz roja detrás, unos bigotes prominentes, pelo largo, pañuelo enroscado sobre los hombros, bombacha de campo y unas boleadoras sobre su mano derecha, podemos verlo postergado a la eternidad en remeras, tatuajes, murales, banderas y estampitas, entre otros artículos.

Su principal santuario y lugar de peregrinación de centenares de miles de fieles, es en el cruce de las rutas Nº 123 y 119, a 8 km de la ciudad de Mercedes (antigua Pay-Ubre). Cada 8 de enero los peregrinos devotos del gauchito acuden al lugar para elevar sus plegarias, pedir y devolver lo que el gauchito les ofrece. La IGLESIA se mantiene al margen de tal santificación ya que indican que no cumple con los requisitos para serlo, incluso varios directivos del “reino de dios” indican que cometía uno de los pecados de los 10 mandamientos: NO ROBARAS. Si bien se dice que robaba para darle a los pobres, el fin no justifica los medios.

11031907_584358421667953_4313630616786276092_nLa epopeya acrecentada a lo largo del tiempo por los relatos de los devotos del santo en cuestión, fue recorriendo cada rincón de la extensa nación en que habitamos, aumentando el número de fieles que le piden al Gauchito Gil que los proteja de enfermedades, que les consiga trabajo (la versión oficial de la iglesia es San Cayetano) y hasta que los proteja en sus viajes por las rutas. Aquí es donde entra en escena Beto, devoto no hace mucho del gauchito y nos cuenta que por cuestiones laborales debe viajar entre 3 o 4 días a la semana para la localidad de Lobos, ciudad natal de Juan Domingo Perón, ubicada a 98 km de Capital Federal nos dice “yo soy de Corrientes, me vine muy joven para Buenos Aires y en aquel entonces se sabía del gauchito, pero como algo lejano. Hace poco volví a ver a la familia y pase por Mercedes y me gustó mucho todo lo que hicieron en nombre del gauchito y allí encontré el verdadero significado de lo que transmitía. Me compré una pequeña estatua y le hice esta casita para ponerlo al costado de la ruta y que me cuide cada vez que viajo para acá” nos cuenta Beto cuando lo acompañamos a dejar la casita al costado de la ruta 205, que contenía la estatua del gauchito y la que construyó con madera que tenía en la casa y pintó con aerosol, lógicamente rojo.

Son varias las versiones acerca de su muerte, todas coinciden en que fue un 8 de enero, pero diferenciándose en los años. Lo que sí es seguro es que el gauchito vivó en el siglo XIX. Una historia cuenta que las autoridades lo habían hecho prisionero por desertor de la guerra de “La Triple Alianza” y ser desertor en que aquella época era motivo para caer en la cárcel. Cuando lo trasladaban desde Mercedes a Goya para ser juzgado, paran los oficiales de la policía en el medio de la ruta y lo asesinan. Unos dicen que lo balearon, otros cuentan que lo degollaron ya que las balas no le entraban en su cuerpo porque Antonio Mamerto era devoto de “San La Muerte”. El gaucho que estaba por ser asesinado les pidió piedad y que esperaran que la carta de su inocencia estaba al caer, a lo que el comisario indicó “vos de esta no te salvas”. En las historias hay un fragmento en común, citan las palabras de Gil indicándole a su verdugo que a su hijo, al llegar a las casas se encontraría muy enfermo y debería rezar por el gauchito para que sanara, esto debido a que estaba por derramar sangre inocente y, para la época, la sangre inocente derramada, si se la invocaba, era milagrosa. El gaucho fue asesinado, el comisario volvió a su casa y su hijo se encontraba enfermo, rezó al gauchito pidiéndole por la sanación de su hijo y el milagro se produjo. Este fulano volvió al lugar donde habían dejado el cuerpo y lo enterró, haciéndole un mausoleo a su vez que le pedía perdón.

Otra de las historias cuenta que aquel gaucho era el líder de una banda de matones que robaba a los ricos para darle a los pobres. Cuando fue capturado la historia se fusiona con la anterior indicando el mismo relato.

El Gauchito Gil, es el más terrenal de los santos que conocemos, lo encontramos en todas las esquinas, por cualquier camino que transitemos siempre andaremos por las ruta de Gil.

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