MERITOCRACIA, EL DISCURSO DE LOS TIEMPOS QUE CORREN

Por Juan Manuel Lazzarino para ANCAP

I

 

No hay mucho misterio y se explica casi con sencillez: la meritocracia es una forma de organización, administración o gobierno que define su movilidad y puestos a partir de los méritos. Bajo este orden, competencia, logros, esfuerzo, riqueza y progreso conforman el campo semántico que órbita alrededor del concepto y que, fuera de los tiempos que corren, han sido el motor inspiracional en la mayoría de los relatos sobre cómo se forjaron las naciones, compañías, familias; y sobre todo cuando las historias de vida traen aparejadas “una voluntad de superación”, y más aún si esta historia de superación se encuentra antecedida de un trágico suceso que juega en contra del protagonista. La meritocracia tiene un relato ascético y liberal, pero también tiene su crónica del corazón. Va desde los Rockefeller hasta Forrest Gump.

Al respecto, el Investigador y profesor del London School of Economics, el sociólogo inglés Mike Savage, explicó: “Esta nueva clase pone en cuestión los valores democráticos. La democracia se basa en la idea de la fuerza de la mayoría, pero está claro que esta élite es la que mayor influencia tiene en la agenda. Por lo tanto, la democracia pasa a ser más forma que fondo. Creo que esto no va a llevar a que la gente renuncie a este modelo por sobre otros como regímenes autoritarios, pero sí quedará en evidencia que si bien las clases trabajadoras son las que pueden dar vuelta una elección, las élites son las que trabajan en el lobby para legislaciones y políticas públicas que los favorezcan”.

II

 

Hace algunas semanas, el ministro de la Producción, Francisco Cabrera, aseguró: “Nosotros buscamos más y mejor empleo, a través de la promoción de inversiones. Y más y mejor empleo está en manos de los empresarios”. Las declaraciones no son una novedad discursiva ya que, en una entrevista realizada para la Televisión Pública con motivo de sus primeros cien días al frente del país, el presidente de la Nación, Mauricio Macri, aseguró que los empleados de la administración pública «iban al trabajo 8 horas, a sentarse a hacer nada. Eso es denigrante». Ante esto, explicó que su administración les da la «oportunidad» recuperar el prestigio despidiéndolos. Bajo su lógica, la falta de trabajo y la búsqueda de la dignidad provocarían en los desocupados la consecución de sus nuevos empleos, pero a partir de sus méritos y sin ocio. Fuera del Estado, los empresarios tienen en sus manos más y mejor empleo y los emplearían.

 

III

 

«No lo firma un banco, una entidad financiera, como debiera ser en cualquier economía capitalista. Lo hace la ANSES, que son los recursos de los trabajadores argentinos, y lo hace en condiciones sumamente convenientes para la empresa y los trabajadores». Así  anunciaba el 4 de junio de 2009 la por entonces presidenta de la Nación, Cristina Fernández, un préstamo de 70 millones de dólares (a razón de 263.900.000 de pesos en su cotización de 2009) a General Motors Company, titular de la firma Chevrolet. “No vamos a estar acá como Barack Obama”, había señalado la mandataria. La ironía de CFK se debía a que algunos meses atrás, producto de la crisis financiera global que comenzó en 2008, el gobierno de Estados Unidos adquirió la deuda del gigante automotor por 30.000.000.000 de dólares y pasó a formar parte del grupo. La firma ya mostraba pérdidas superiores a su capacidad de respuesta desde 2007 y continuó emitiendo deuda y re financiando pasivos a través de organismos internacionales. Sólo en EEUU, GMC cuenta con más de 90.000 empleados, más de cuarenta fábricas y más de 5.000 concesionarios. En menos de 12 meses, la titular de Chevrolet recibió más de 200.000.000.000 en calidad de salvatajes más o menos encubiertos.

 

IV

 

Algunas de las plantas de General Motors Company en Argentina trabajan diez días al mes. A través de su cuerpo de delegados, los empleados denunciaron que GMC “paga históricamente un 30 por ciento menos que las demás automotrices”. La firma, que en 2007 despidió a 320 empleados días después de que el por entonces presidente Néstor Kirchner inaugurara su segundo turno, que en 2008 despidió a 500 trabajadores de su planta de Alvear (Santa Fe), que a mediados de 2014 anticipó “una marcada contracción” en México que costó más de 200 puestos de trabajo, abrió el 2016 con más de 2000 despidos en su planta de Sao Paulo.

 

V

 

“Imaginate vivir en una meritocracia. En un mundo donde cada uno tiene lo que merece. Donde la gente vive pensando cómo progresar día a día, todo el tiempo. Donde el que llegó, llegó por su cuenta, sin que nadie le regale nada. Verdaderos meritócratas. Ese que sabe qué tiene que hacer, y lo hace. Sin chamullo. Que sabe que cuanto más trabaja, más suerte tiene. Que no quiere tener poder, sino que quiere tener y poder. El meritócrata sabe que pertenece a una minoría que no para de avanzar y que nunca fue reconocida. Hasta ahora”, asegura GMC en su campaña publicitaria para Cruze II.

2 comentarios

  1. Meritocracia: individualidad mezquina en contra del bien común. Si sólo cuentan las posibilidades individuales (no ya el mérito) el país se desmorona. Cómo hablar de meritocracia con gente que anda revolviendo en la basura, que arrastran un carro para cartonear durante toda la noche bajo la lluvia, o que vive en áreas aisladas y no tiene acceso a la capacitación, educación, sanidad, ni nada? Cómo quitarle méritos a los discapacitados que luchan día a día por superarse? Cómo dejar de lado a niños y ancianos desprotegidos? A los que tienen padres alcohólicos o adictos? a los que se dedican al trabajo social, a la solidaridad y a servicios que no dan grandes beneficios económicos? Déjense de joder con la meritocracia!

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