¿DÓNDE ESTÁ SANTIAGO MALDONADO?

Por Juan Alberto Perez

El joven que participaba de la manifestación de Pu Lof en resistencia en Cushamen, Esquel, se encuentra desaparecido. Testigos afirman que la Gendarmería está involucrada en el hecho. Pero las responsabilidades también recaen en funcionarios judiciales y políticos.

No hay justificaciones que sean suficientes para entender porque en Argentina en 2017 Santiago Maldonado esté desaparecido desde el 1 de agosto.¿Cómo no entender que los familiares de Santiago responsabilicen al Estado, si quiénes estuvieron junto a él en la represión que sufrieron en su manifestación las comunidades mapuches, vieron a la Gendarmería detenerlo? Es incomprensible que el juez federal, Guido Otranto, teniendo conocimiento de la declaración de los testigos, continúe en su postura de que la Gendarmería no tiene nada que ver. Y peor aún, es que la ministra de seguridad (Ya no sabemos si ese concepto puede corresponder a esa funcionaria) justifique el accionar de la fuerza a su mando, y la excluya de culpa sólo por lo que le comentaron.

Santiago Maldonado está desaparecido en una democracia que reprime a sus pueblos originarios, como le sucede desde hace mucho tiempo a los mapuches en Cushamen, y que escuda los intereses de los latifundistas extranjeros usurpadores de las tierras de los originarios, como sucede en Esquel con Benetton. El Pu Lof en resistencia de Cushamen es asediado por las fuerzas represivas del estado para que abandonen sus tierras ancestrales. Son perseguidos, reprimidos y despojados de sus pertenencias.

Santiago quizás sea el primer caso de desaparición de persona durante el mandato de Mauricio Macri, pero no es el primero desde el retorno de la democracia. Se suma a una larga y triste lista que integran Miguel Brú, Andrés Alberto Nuñez, Jorge Julio López, Kiki Lezcano, Luciano Arruga (que si bien su familia recuperó sus restos, su paradero era desconocido durante cinco años) y muchos más. Y esto, que muchos quieren llamar “la deuda pendiente de la democrácia”, es un resabio de lo peor de la dictadura que continúa muy impregnado en las arterias de las instituciones del estado. Porque hay jueces como Otranto, que no sólo niega que la fuerza, a la que él mismo dispuso el desalojo de la comunidad mapuche, haya provocado la desaparición de Maldonado; sino que además, disponga que la misma Gendarmería encare la búsqueda y cargue las tintas contra la comunidad de Pu Lof aduciendo que “no permitieron el rastrillaje”; Porque hay funcionarios como Patricia Bullrich, que sólo sabe ordenar represión, palos y balas de goma para disipar las protestas sociales; Porque hay prácticas de las fuerzas de seguridad que destilan putrefacción, ya que intentan atemorizar a la población “chupando” gente, torturando pibes en los barrios y metiendo palos a los de su misma clase. Y encima de todo esto, hay formadores de opinión como Jorge Lanata, que olvidándose de lo que otrora vertiera en las hojas de Página/12, ahora acusa de lo sucedido a “guerrillas indígenas” y afirmar los dichos de la misma fuerza: “Ellos (Gendarmería) no lo tienen”.

Santiago Maldonado no está. Hay una familia que, acompañada por una gran parte de la sociedad que ayer se manifestó en las puertas del Congreso, a pesar de los encapuchados que se filtraron en las columnas para generar caos y deslegitimar la causa, exigen su aparición inmediata y con vida. Porque en Argentina hoy no queremos saber quién ganará una elección; hoy queremos saber ¿Dónde está Santiago Maldonado?.

1 comentario

  1. Una presa política que no está siendo liberada a pesar del fallo de Naciones Unidas, una desaparición forzada provocada por la fuerza pública, represión a las protestas sociales, medios de información difusores de rumores injuriosos que nunca se prueban, ocultamiento de negociados de miembros del gobierno.
    ¿Argentina, república democratica?

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