Redacción ANCAP
La realidad de nuestro país se vé muchas veces reflejada en la miseria de muchos de los que no tiene más objetivos en la vida que ser de la tropa que se encuentra feliz riendo en las calles.
Este miserable que se vé en el vídeo arrebatándole lo único que vendía el joven de 19 años en la calle, los morrones. Merece el escrache. Porque ganarse la vida con las únicas oportunidades que este sistema les deja a los pibes y las pibas no es delito. La única forma de defensa, ante estas brutalidades de personas alienadas del sistema, que buscan el orden robándoles a un pibe pobre que está buscando el mango para vivir es el escrache y no olvidarlos.
“Dejalo que se vaya” gritaba un hombre que salió en defensa del pibe que se la rebusca de vendedor ambulante. “Dale la mercadería y que se vaya” expresaba otra mujer que observaba el violento accionar de los efectivos. “Me voy, me voy” decía el pibe mientras el fornido inspector(?) forcejeaba por el botín, que no es más ni menos que una bolsa de morrones, de esos bien rojos que uno utiliza para acompañar algún pedazo de carne, o rellenar con algún huevo y acompañar el asado.
No solo criminalizan a los Pibes y Pibas de las barriadas, ahora también les roban. No alcanza con no brindar oportunidades, con no ofrecer educación gratuita y de calidad, con no dar oportunidades de trabajo; no alcanza con utilizarlos para salir a robar para la yuta, para que sean mulas de la droga en los barrios. No quieren que salgan de todo eso, no quieren que se ganen la vida como pueden, que pongan un pedazo de pan en su mesa con el sudor de su frente. No les alcanza nada, porque lo vienen demostrando, son unos verdaderos MISERABLES.
Muchísimos ejemplos de miseria y miserables estos últimos tiempos en toda Latinoamérica y en Argentina en especial, solo un ejemplo entre cientos, el Ministro de Trabajo tiene personal doméstico en su casa no registrado, al que despide por whatsapp con insultos ofensivos mientras que para gran parte de la sociedad es una situación «normal».