La ministro de (in)seguridad, Patricia Bullrich, hizo declaraciones polémicas mientras sufria un escrache por un grupo de estudiantes por la criminalización de la protesta y las represiones que se desatan en todo el país cuando un reclamo se hace. La que supo ser la cara visible del gobierno por la desaparición de Santiago Maldonado una vez más intentó dejar en jaque la democracia.
Por Juan Meza
No es nuevo que funcionarios de la alianza cambiemos hagan declaraciones irrisorias, espeluznantes, tragicómicas y hasta de mal gusto, pero si hay algo que siempre logran es que la sociedad hablé de sus dichos una y otra vez. En esa línea se encuentra, una vez más, la ministro de (in)seguridad, Patricia Bullrich, quien declaró, de manera alarmante: “El que quiera estar armado, que ande armado; el que no quiera estar armado, que no esté armado; la Argentina es un país libre”. Dichas declaraciones fueron dadas a la salida de una cena en la localidad cordobesa de Río Cuarto, donde se encuentra allí porque participó junto al jefe de Estado, Mauricio Macri, de “Argentina Exporta”, al medio local, Puntal AM cuando fue consultada por el caso del policía Chocobar, que asesinó por la espalda a un joven en el barrio porteño de La Boca y dónde se daba una protesta a su persona, por parte de estudiantes, por este caso. Patricia, insistió en que el policía cumplió con su deber, defendió el asesinato como defendió a gendarmería diciendo “no voy a tirar a ningún gendarme por la ventana” cuando aún se mantenía desaparecido el cuerpo de Santiago Maldonado, luego de una cacería y persecución ilegal que llevó a cabo Gendarmería bajo el mando de Pablo Noceti.
Una vez más Bullrich hace declaraciones que no solo lastiman a un puñado de la sociedad sino que, sin mediar las repercusiones que tienen sus palabras, atenta contra la democracia y el Estado de derecho que, mediante lucha y resistencia, aún tenemos. El efecto Bolsonaro comienza a llegar a nuestro país y con personajes como Patricia, la justicia por mano propia estaría garantizada.
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