EL PUEBLO QUE APARECIÓ Y EL GOBIERNO INCENDIARIO

Por Juan Alberto Pérez

Durante estos tres años y medio de macrismo sucedieron una serie de eventos que fueron marcando la verdadera cara de lo que se venía a imponer. Se recortaron derechos, se estigmatizó, se persiguió y reprimió al pueblo. Mientras eso sucedía una pregunta subyacía entre quienes militábamos desde nuestro lugar el campo popular. ¿Qué pasa con el pueblo? Se hizo esperar casi 4 años y el pueblo se expresó. Le dijo no a Mauricio Macri de la forma más democrática y menos violenta e inapelable, lo hizo en las urnas.

Hay una imagen de la revista En Orsai que se ha viralizado en las últimas horas tras las corridas cambiarias, la caída de las acciones, el aumento del riesgo país y el empobrecimiento que está sufriendo el pueblo después de las PASO del domingo. La imagen muestra a un Mauricio Macri embestido como Nerón, emperador de Roma, tocando la lira mientras el fuego arrasa al pueblo. Esta imagen esboza un poco la idea que quedó subyacente cuando el presidente cuestionó a los votos en su contra y remarcó que la debacle económica de este lunes es “por culpa de la desconfianza que el mundo le tiene a la oposición”, sin ningún nivel de autocrítica ni de humildad tras la cachetada política que el pueblo le dio este domingo.

Pero antes de las corridas cambiarias y el “dios mercado” en ebullición debemos hablar del comportamiento popular. Una de las grandes incógnitas que surgieron allá por 2015 cuando se conoció que Mauricio Macri era elegido presidente era como sería su relación con la protesta social, con el pueblo en las calles. Por supuesto que todas las conjeturas hechas quedaron cortas cuando se vio el plan represivo desplegado a cargo de la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich. Y por eso, creíamos que el país era una olla a presión que tarde o temprano iba a reventar, con los históricos antecedentes que tiene la sociedad argentina, muy politizada y que expresa en las calles su descontento.

Sin embargo, a medida que el macrismo fue desplegando su plan económico y político del otro lado la sociedad miró narcotizada como lo desarrollaron, hasta en algunos casos lo justificaron. Primero fue el aumento de las tarifas, que generó descontento, algunas movidas, pero que fue acatado y a regañadientes pagado. Luego vinieron los discursos de deslegitimación a los derechos humanos, y hasta un intento de dos por uno para genocidas, en donde gran parte del pueblo se movilizó para impedirlo pero las calles todavía no eran lo caliente que se esperaban. Más tarde, en el marco de una represión feroz desapareció Santiago Maldonado 80 días, allí hubo un pueblo latente pero la represión, los infiltrados y los discursos disuasivos del periodismo hegemónico hicieron que el pueblo no estallara. También estuvo el crimen de Rafael Nahuel en manos de la Prefectura que pasó de largo para la gran masa popular.

Quizás la primera movilización con una fuerza de esas que le paran el carro al gobierno se dio en diciembre de 2017 por la reforma del sistema jubilatorio. Que fueron dos jornadas calientes en donde muchos pensamos que se venía un nuevo Cordobazo, o el efecto de las movilizaciones contra la dictadura por “Paz, Pan y Trabajo” de 1982, o tal vez, los cacerolazos y los piquetes del 19 y 20 de diciembre de 2001. Pues nada de eso sucedió y el gobierno no sólo modificó la ley jubilatoria, sino que también le metió palo a todo el que se cruzara en su camino.

El transcurrir de estos cuatro años por su puesto que encontró a la militancia en las calles, organizaciones sociales que han hecho tanto corte y olla popular como fuera necesario; hubo sectores del sindicalismo más combativo que realizaron marchas y actos contras las políticas del gobierno, pero siempre faltaba una respuesta colectiva contundente, una expresión fuerte de la sociedad que le borrara la sonrisa clavada y soberbia que mostraba Mauricio Macri en cuanta aparición pública tenía. Y eso sucedió este domingo en las urnas. En el mejor lugar donde expresar nuestros estado de ánimo con la política el pueblo ejerció su derecho y manifestó su total descontento con los que vinieron con la revolución de la alegría y dejan un país en llamas y sumergido en el hambre y la pobreza.

LO QUE ES BUENO PARA EL MERCADO NO ES BUENO PARA EL PUEBLO

Ni bien se supo que la fórmula Fernádez-Fernández apabulló a Macri y Pichetto (y también la paliza de Kicillof a Vidal) comenzó un rumor de devaluación del peso, caída de las acciones argentinas en las bolsas y aumento del riesgo país. Hechos que se confirmaron el lunes a primera hora cuando el dólar se disparó en más de $11, las acciones de las empresas argentinas en Wall Street se hundieron y el MERVAL desarrolló la caída más importante de un mercado de valores en la historia mundial. Un 48% según Bloomberg, que remarcó que fue la segunda peor caída en tan solo un día del mercado de valores. Esta locura financiera provocó un impacto fuerte debido a la fragilidad que el gobierno de Cambiemos dejó la economía argentina sujeta a los vaivenes del mercado. Y representó una ganancia exorbitante para los que tenía dólares atesorados a precios de dólar futuro o en el extranjero, como la mayoría del gabinete macrista.

Sin embargo, el presidente en una conferencia de prensa muy irresponsable salió a decir que la culpa de esta crisis financiera era del pueblo por haber votado a la oposición, que según su percepción “no tienen credibilidad en el mundo” y agregó que el kirchnerismo “debe hacer una auto crítica” desconociendo totalmente que el que debe realizar una auto crítica es él mismo. Además agregó que “el mundo ve el fin de la Argentina” para marcar por que, supuestamente, no vienen inversores al país.

Mauricio Macri y su equipo, el mejor de los útlimos 50 años, gobernaron intentando dar “gestos” al mundo. Gestos que en realidad eran favores a los timberos financieros que ganaron millones de dólares con las tasas de interés primero de Lebacs y luego de Leliq. Aumentaron fuertemente la deuda externa del país para pagar esas movidas financieras y garantizaron dividendos impresionantes a sus amigos. Además liberalizaron los mercados y bajaron las barreras de control en todos los sectores, o sea, desapareció el Estado. Mientras esto sucedía las Pymes cerraron, la desocupación aumento y por ende la pobreza estalló. Esto demuestra que lo que el mercado necesita no es siempre bueno para el pueblo.

Lo que queda en claro en estos días es que hay un pueblo consciente de lo que quiere y lo demostró en el cuarto oscuro. Quiere un cambio de gobierno inmediatamente. En cambio, el presidente y su gente enojados por los resultados electorales están queriendo hacerles pagar ese rechazo que generaron. Por eso la maniobra incendiaria y de saqueo de las últimas 48 horas. Hay un gobierno terminado que pretende vender cara su derrota, aunque eso le cueste llevarse puesto al pueblo.

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