IMAGINARIO COLECTIVO – OTRA AMÉRICA LATINA (Parte III)

Por Federico Firpo 

Tercer y última entrega de esta serie de ensayos que supone lo que bien pudo haber sido América Latina si “la Historia”, por otros, escrita hubiera sido. Aquí nos imaginamos una Carta Abierta, de Paulo Freire al pueblo. 

Carta abierta a los oprimidos,

Esta carta está dirigida a quienes injustamente poco saben de sí, a quienes han sido despojados de nada menos que de su humanidad. Permítanme decirles que para nada me he sentido solo en esta pelea. La transformación de la realidad actual americana ha sido ya propuesta por quienes, intercambios epistolares mediantes, han contádome acerca de las injusticias que sus pueblos, mejor dicho nuestros pueblos, sufren. A raíz de estas cartas me he podido dar cuenta de que la lucha restauradora por el bien de la humanidad toda habrá de librarse contra el acoso de la opresión.

Creo no equivocarme al pensar que la restauración de la humanidad solo será posible a partir de la acción de quienes han sido oprimidos. Esta reivindicación no debe para nada significar la lucha por el traspaso de un tipo de opresión sencillamente a otro tipo distinto de opresión. Solo quien ha sufrido sabe las penurias que del sufrimiento nacen. En este sentido radica mi idea de que al liberarse los oprimidos en definitiva liberarán también los síntomas de toda opresión. El oprimido al luchar por su libertad no deberá confundirse y por lo tanto deberá sacar de cuajo todo tipo de realidad opresora. La necesidad de una transformación implicará por lo tanto que el oprimido al reconocer su humanidad deberá sacarse de su cabeza la idea de que en el opresor ha de encontrarse el verdadero hombre. En su liberación, en su lucha, es justamente al opresor al último a quien debiera imitar.

La libertad exigirá para los oprimidos una (clara) búsqueda constante por la integridad de su humanidad despojándose de todo tipo de crueldad que el opresor le haya propagado. La opresión contagia solamente desamor, odio. El hombre nuevo, por tanto, deberá superar esta contradicción opresor-oprimido. He aquí la liberación de todos.

Al igual que Simón Rodríguez y José Carlos Mariátegui comprendo que las masas en su lucha por conseguir la libertad deberán de ser conscientes de sus capacidades y que será a través de la acción organizada que encontrarán las más grandes posibilidades de transformación. La acción crítica que le permita a los oprimidos descubrir sus capacidades, al mismo tiempo le iniciara el camino de la comprensión respecto de que toda opresión nace y muere en la obstrucción violenta, es decir en la tiranía hacia otros. El hombre nuevo será fruto del reconocimiento de que al liberarse de toda opresión, el oprimido, liberará también a los opresores. Es de este modo que como hemos dicho; se eliminará la contradicción opresor-oprimido.

La revolución deberá encarnar un sentido del renacer que se oponga al placer que a algunos le implica el dominio sobre otros. Al descubrir al opresor y a su respectivo régimen de opresión se obtendrá el conocimiento de las condiciones concretas de opresión. La reflexión crítica, liberadora devendrá a través de la práctica en lucha emancipadora…en lucha por la independencia. Y el compromiso de todo revolucionario solo se hará posible en la medida en que sea llevado a cabo en relación directa, en conjunto, con las masas oprimidas. El liderazgo revolucionario deberá, a través de la reflexión y de la acción en común con las masas, generar el convencimiento que le permita a los oprimidos concientizarse acerca de las razones de su lucha.

Quien quiera encontrarme deberá buscar mi corazón en la lucha de cada oprimido, Paulo Freire.

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