LA MUFA ENTRE EL SUEGRO Y EL PADRINO

Por Federico Firpo 

Parece mentira, pero desde Independiente han pedido formalmente ante la AFA se anule un penal cobrado en su contra. Cuando uno pensaba que más bajo no se podía caer, volvemos a ser testigos de una historia en la que el eternamente favorecido muestra su anomia ante una situación sufrida a la inversa de sus propias costumbres.

Claro está y no hay que dejar de decirlo, el problema no fue el penal, ni siquiera que haya sido en la última jugada, el verdadero y motivo final de la discordia es que haya sido gol y qué, producto de ello, por tercera vez consecutiva, se pierda un clásico en Avellaneda. De hecho, hace pocas semanas habían padecido una situación semejante contra Boca, pero con el desenlace de su arquero atajando el penal y de ahí no salió ningún pedido para que se anule. Pero esto no es todo, a los que se burlaban llamando a los otros llorones habría que preguntarles cómo se llamarían hoy a ellos mismos, según sus propios criterios. Los que celebraron durante diez años “penalazos” a su favor, sin miramiento alguno, piden hoy se cobre un lateral en su cancha, se cobre una mano en el área en el que se encontraba atacando un equipo con dos jugadores menos y lastimosamente piden ahora se plante el escritorio, basados en precedentes de Medio Oriente y el África, lugares donde gobiernan Jeques y Emperadores, en pleno Siglo XXI, a su antojo. ¿Será este el manotazo de ahogado que pretenda como forma de vuelta triunfal el casi rancio Padrino?, ¿Será que se siente próximo a lo más oscuro de su noche?, ¿Sabrá este Señor que está convirtiendo a los propios en objeto de burla?

Campeonatos enteros deberían volverse a jugar entonces. Recuerdo a Ducatenzeiler decir que él había “ayudado mucho en el campeonato de Independiente del 2002”, cuestión que le valió una serie de amenazas de muerte y su desaparición política del club, del fútbol y del país en general. Y si de arbitrajes hablamos, si de penales hablamos, podemos decir que, ante un libro de diez capítulos, la historia nos marca que se han escrito 9 de ellos con títulos que definan penales para el rojo contra lacadé.

Es más, si quisiéramos ir a lo profundo de la cuestión, mundiales no tendrían que haber jugado sus respectivas finales. Sucede qué, durante varios años, por ejemplo, entre 2002 y 2018 se cobró 9 “penalazos” a Independiente contra Racing, ninguno a la inversa. Podemos pensar que un penal mal cobrado sea un error, ahora bien, los mismos que se encuentran hoy ofendidos, qué pensaran ante el hecho de que su rival haya sido tratado 9 veces de la misma forma, en un contexto en el que obviamente cualquier duda se haya resuelto, evidentemente, para un solo lado. Y eso sin contar la cantidad de expulsados por patadas y codazos que a Independiente no le sancionaron. Recuerdo la imagen que hoy siguen subiendo cual meme, de Tula pegándole tres codazos en el mismo partido a los de Racing y que recién el tercero sea motivo de una amonestación…

Elizondo, Baldassi y Pitana, es creer o reventar, antes de ser elegidos para hacer justicia en la Copa máxima a nivel internacional (Copa del Mundo) le cobraron, cada uno de ellos, un penal a Independiente contra Racing, o sea qué, según el criterio de la sede del rojo, las finales que dirigieron Elizondo y Pitana tendrían que volverse a jugar porque estos dos árbitros llegaron a dirigir dichas fechas producto del premio que significó cobrarle un penal a Independiente en el clásico. Laverni también, lamentablemente para el, a pesar de haberle hecho bien los deberes, finalmente, no fue citado para dirigir en la Copa del Mundo. El más obvio, pero también caído en similar desgracia: Pezzota. Este último, no le cobro solo uno, ni siquiera dos, no conforme con ello, se dio lugar a cobrarle tres penales, dando por descontado expulsiones controvertidas y destrato a los jugadores de un club respecto del otro.

El pedido que está haciendo Independiente es vergonzoso, no por el hecho de que el enojo por una jugada se valga, sino porque contradice su propia historia, por no decir su esencia. Debería entonces cambiarse el historial prácticamente, porque hasta en el extremo de la ridiculez podríamos citar a “pancho” Lamolina, reconocido y famoso por el celebre “siga-siga” en el que ninguna patada era merecedora de amarilla, pues bien, ¿saben qué? Antes de dirigir el Mundial en el que se retiró, arbitró un clásico de Avellaneda en el que para variar, más allá de no haber cobrado ningún penal, flojo de tarjetas, por primera vez en su carrera, tomó la decisión de expulsarle tres jugadores a Racing. Es creer o reventar. Desde el día en que cortaron la luz, momento a partir del cual el mote de “amargos” hizo bien sentir su pesar, no veíamos una vuelta de rosca tan grande en el historial, de éste, nuestro Superclásico del Sur.

Ayer amargos, hoy llorones. Entre tantos infectados, lesionados y con toda su sal a contramarea, no vaya a ser cosa que empiecen a ser ellos, en adelante, “los mufa del rrioba”.

 

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