UN AÑO SIN RAMONA

Por Redacción Ancap

Dibujo Martín Vera

Se cumplió un año de la muerte por Covid 19 de Ramona Medina referente barrial de Villa 31, coordinadora de Salud de la Casa de la Mujer e integrante de la organización popular La Poderosa. Falleció a los 42 años el 17 de mayo del 2020, era encargada de uno de los comedores de la organización. La lucha de Ramona por el acceso al agua fue viral en un video dónde ella demostraba que mientras se pedía a la agente que se lave las manos a todo momento para evitar contagios, en su casa no había una sola gota de agua.

Desde La Garganta Poderosa con las palabras de Nacho Levy, referente de la organización señaló: “Y ahora que no estás, hasta quizá te asomás en alguna primera plana, pero falta ese plato que dejabas en la ventana lindera, para otra compañera que no puede ni recordarte sin llorarte, porque se quiebra y se estremece, como todos y cada uno: «Ramo era el GPS de la Villa 31». Porque saben qué pasa, no todo pasa: aún siguen pagándole a las esenciales con pedacitos de programas sociales, sin aportes jubilatorios, ni presentismo, ni vacaciones, como si cocinar las raciones que manda el Estado fuera un laburo autogestionado: ni Potenciar, ni «complementar», las cocineras tienen que cobrar un salario para que puedan morfar a diario 10 millones de personas que reciben alimentos en la Argentina, ¡sin que nadie se pregunte quién los cocina! Tanto es así, que ahí donde deben inscribirse por estas horas todas las trabajadoras, el Registro Nacional de Comedores, registra como «colaboradores» a quienes no están «ayudando», ¡están trabajando! Y salvando vidas, porque las Ramonas garantizan las únicas comidas que tienen muchísimos niños en cada barriada, donde la estadística nacional dice poco y nada: si 6 de cada 10 pibes son pobres en el promedio federal, imagínense a escala rural o barrial, porque por supuesto no hay 6 de cada 10 chicos pobres en Recoleta, pero son casi 9 de 10 en Zavaleta. ¿Y los comedores escolares que salvaban las papas algún tiempo atrás? Ahora son bolsones de alimentos, para familias que no tienen gas. ¿Y quiénes creen que afrontarán todos esos quehaceres? Para variar, las mujeres, que son todavía la gran mayoría en cada comedor, de un lado y del otro del mostrador, siempre con ternura; para que no se ofendan quienes prometieron hace un año atender la infraestructura totalmente colapsada, ¡ese protocolo no les preocupa nada! Y no, claro que ahí no se producen bienes para exportar ni servicios para comercializar, pero ellas cocinan ahí buena parte de nuestro PBI, porque cuando no hay trabajo efectivo, las tareas del hogar se trasladan al espacio colectivo. Y sí, ahí donde 70.000 compañeras cocinan 10 millones de raciones, a un valor promedio de $80, en una franja laboral de 6 horas valuadas en $333, aunque no figuren en los libros de ningún Gobierno, aportan al Producto Bruto Interno $939.860.000, ¡todos los días de todos los años!

Y así se van, tirando caños.»

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