PABELLÓN 4: UNA HISTORIA DE FILOSOFÍA, LIBROS Y OLVIDO

Por Federico Paterno 

Alberto Sarlo es escritor, editor, profesor de boxeo y abogado. Oriundo de la ciudad de La Plata; en el mes de mayo del 2010 decidió ingresar con un proyecto editorial y de alfabetización al Pabellón 4 de la Unidad de Máxima Seguridad N° 23 de Florencio Varela. Su compromiso de más de 12 años con los compañeros de cada miércoles es impostergable, pese a las amenazas y el hostigamiento sigue intentando generar una manera de educación emancipadora donde no es fácil la empatía en los talleres, no obstante “Cuenteros, Verseros y Poetas” tiene hoy publicados en su haber 19 libros y tres fanzines. Éste profesor es custodiado por los propios presos en cada clase, a la hora de retirarse de los encuentros. Sus denuncias son de mucho valor y provocan el nerviosismo de los sectores de poder.

 

Corría el segundo año de la carrera de abogacía de Sarlo, en 1995 y le tocó ir al quinto piso de la Cárcel de Olmos, en ese momento la profesora que hizo la convocatoria, decidió que sus alumnos debían recorrer toda la cárcel, no sólo ese piso, desde el quinto se ven los pabellones más privilegiados. Entre discusiones con el encargado de ese momento, la docente logra su cometido y hacen un recorrido amplio de la unidad. “ví, olí y percibí ahí lo que era la tortura. A partir de esa vez tuve dos certezas: Nunca voy a entrar vivo a una unidad penitenciaria y nunca voy a ejercer el derecho penal y así fue, nunca ejercí el derecho penal”. Para el año 2001, época del Argentinazo y de revueltas populares, Alberto tomó la decisión de participar activamente de la militancia social vinculada a los movimientos cartoneros. Así fue que su primer libro lo publicó en la editorial Eloisa Cartonera. Entre los títulos de sus libros se destacan: El héroe del whisky (Eloísa Cartonera, 2016), El ojo blindado (Eloísa Cartonera, 2015), Cómo quedarse a veinte metros de la cima del Aconcagua (Garrincha Club, 2014) y Pura vida. Noticia de un viaje (Eloísa Cartonera, 2009). 

 

DENTRO DEL PABELLÓN

En el año 2010 luego de tener varias charlas con ex compañeros de secundaria que ejercían labores en el Ministerio de Justicia, les pregunta con gran inquietud dónde puede ingresar para comenzar un taller en contexto de encierro. La respuesta que recibió fue que La Plata no podía ser el lugar para trabajar con presos, que debía estar donde nadie quiera ir, es decir la Unidad 23 de Florencio Varela, “era la cloaca dentro de los centros de tortura”, según lo definió Sarlo. El comienzo fue de conocerse y posteriormente recibió la invitación de dar las clases en el pabellón. A partir de esta situación que debía resolverse de algún modo para fortalecer los encuentros Alberto graficó “hablé con el Director de la unidad y me sacó cagando, nunca pasó eso, nadie lo hizo me dijo, si pasa algo por más que vayamos con diez escopeteros vamos a tardar como media hora en sacarte de ahí, yo le digo que me cuidan ellos. El Director habla con los presos y les dice “me importa un pito que le hacen a Sarlo, dónde le hacen algo, yo pierdo la jubilación,  y antes de perderla yo a ustedes los mando al campo y que les pase lo que sea. Tienen que garantizar la vida y la salud de Alberto, y ellos me dejaron entrar”.  Desde ese momento hasta la actualidad es que cada miércoles se produce este taller en el pabellón cuatro de la unidad. 

El Servicio Penitenciario Bonaerense cuenta en esta unidad de Florencio Varela con 18 guardias cárceles para 1600 detenidos. Por esta razón es que nos explica el letrado “El servicio delega el control del pabellón en los presos, ¿cómo haces?, dejás entrar la merca, el sexo y administrás la violencia”. 

El trabajo del taller es en un pabellón de población, esto significa según nos explicó Sarlo, el descarte del descarte, esto es “una mentira elitista”, contó.  Entrar al pabellón y desarrollar una tarea focalizada en la educación generó un trabajo de años “Yo iba a tratar de enseñar filósofos como Hegel, Foucault , Derridá y no es así, primero sentate y tomá mates, escuchalos, velos, déjalos que ellos interpreten, dejá que confíen en vos, y después sale todo. Se ve a las claras esto porque en nuestra página Cuenteros, Verseros y Poetas hay 19 libros escritos por ellos, que no sabían leer, que venían del paco. El hombre blanco cree que se trabaja desde la soberbia y no es así, vos también tenés que pelear con el servicio, porque les dan comida podrida, porque no tienen antibióticos, porque hay gangrena en los presos, y todo termina siendo amputado”. Ante esto, lo primero que se piensa es la ausencia de profesionales de la salud en la unidad penitenciaria y sobre esto explicó “te terminás peleando con el médico que es peor que el guardiacárcel o con la psicóloga que es peor que los médicos y los guardiacárceles, niegan todo en los informes sin ver nada, para ellos son cosas, nos les importa nada. ¿Cómo podemos llegar a 203 muertos por año (2021)?, porque a la sociedad le viene bien que se maten ahí, ¿cómo puede ser que en la provincia haya casi 60 mil presos para una capacidad de 25 mil camas?, las cifras marcan que muere un preso cada un día y medio”.

La Comisión Provincial por la Memoria es uno de los pocos organismos que Sarlo señaló, fueron sus untegrantes quienes le abrieron las puertas y lo escucharon. También tiene muy claro que a partir del tono con que hace las denuncias y su compromiso con los presos genera que no sea invitado a congresos. La militancia en cárceles está muy sub valorada y sin empatía según la reflexión de Sarlo. “Fui a organismos de Derechos Humanos de primera línea, que tienen la mejor onda, pero llevo los libros que hacemos en la unidad, me reciben en mesa de entrada y nunca más me llaman. A veces me dijeron que estaba para el área cultural”.

TODO PRESO ES POLÍTICO

El mayor índice de muertos en la Unidad 23 es por cólicos renales, esto es a causa de la mala alimentación, con comida podrida. Los presos se alimentan en gran medida con lo que les lleva cada familia. “No lo veo en una serie berreta o racista como El Marginal, yo estoy adentro y los ayudo a descartar todo lo podrido de la comida”. Hacer denuncias y poder visibilizar los asesinatos dentro del penal no es gratuito. El desgaste que tiene este profesor es cada vez mayor, las últimas denuncias que realizó desde sus redes sociales son sobre dos muertes consecutivas dentro de la unidad, en esa denuncia reflejó con pelos y señales cómo y donde fueron. “Eso me trae problemas, yo salgo cada clase custodiado por los presos. Ellos me protegen a mí del servicio. Tengo muchas amenazas, me rayaron el auto, me pincharon las ruedas, me ponen carteles de presero, o me llaman cada tanto de un número privado que ya no atiendo porque sé que es amenaza, es muy desgastante. Para denunciar lo que pasa en la cárcel necesito a un compañero preso que firme esa denuncia y nadie lo hace porque los terminan matando”. 

La detención de “el Paisa” hace pocos días, luego del caso de la cocaína envenenada que produjo la muerte de 24 jóvenes, derivó en varias reflexiones de quienes llevan tareas dentro del contexto de encierro. Observar cómo, de un día para el otro, se apresó a uno de los responsables de estas muertes llamó la atención, y provocó pensar y analizar que la Policía Bonaerense tenía esos datos, pero no los utilizaba. “Tiene que ver con los conceptos racistas de la sociedad, que ya son demasiado evidentes, en diez minutos encontraron al negro que no podían encontrar en un año y medio, y oh casualidad tiene que ser negro!, y por supuesto que tiene que ser negro!, como vas a hablar de narcotráfico sin ir a una villa. Del narcomenudeo pasar al narcotráfico, pasás a Nordelta, Aras del Sur, Fincas de Abril, no te quedas en la villa. El narcotráfico necesita de hombres blancos que trabajen el lavado de dinero. Cuando se habla de erradicar la droga de la calle, bueno hay que sacar de la calle a todos los tipos que de la noche a la mañana te levantan un country en el medio de un pantano, emprendimientos inmobiliarios que le sacan ganancias de millones de dólares y que se construyen de la noche a la mañana, que no tienen problemas financieros, eso es narcotráfico, el resto son transas y no digo que sean inocentes, matan y asesinan. El que metieron ahora es un perejil”, comentó Sarlo. Redoblando la apuesta en este análisis necesario y ausente en muchos sectores de la comunicación agregó “Hay miles de Lucianos Arrugas que tienen que ser soldaditos de los comisarios y cuando quieren rajar les meten un balazo en la nuca. ¿Cómo puede ser que nadie conozca el nombre de un cártel de drogas de San Francisco en Estados Unidos, el país que más consume droga en el mundo? Los cárteles son sólo de los negros de mierda, los mexicanos, colombianos, y los asesinos más terribles son hondureños con Las Maras. Acá reproducen esa lógica de la lucha contra el narcotráfico”. 

Sobre la peligrosidad de personajes políticos como Sergio Berni, que buscan fama mediática de manera constante, lanzó “Berni acá es un payaso, pero ojo con los payasos eh, Trump era un payaso, el primer Ministro de Inglaterra también, Bolsonaro empezó como un payaso, y podemos seguir con Berlusconi, los payasos de extrema derecha. Berni es peligrosísimo. Mataron a 26 pibes; no puede aparecer de la noche a la mañana el dueño de los males en una villa porque es el enemigo público número uno”.

 

PABELLÓN 4 

Diego Gachassin es el Director del documental “Pabellón 4”, con una duración de 70 minutos y un relato focalizado en el trabajo que hace y que hizo Sarlo con sus alumnos en el pabellón, con la cámara como testigo principal. Un relato que muestra y expresa los días donde la expresión cultural está puesta en la filosofía, la literatura y el boxeo a más de 52 presos de la Unidad 23.

“Vio nuestro trabajo y vino para pedirnos hacer un documental de lo que hacíamos, Venía y se quedaba grabando horas de las clases, grabó algo en mi casa, sin golpes bajos, sin estigmatizar como lo hacen las novelas racistas como el Marginal. Te cuenta quien es el otro, el despreciado, el marginado”, sentenció Alberto.

No es fácil para Sarlo darle continuidad a esta militancia política con el empuje que pone cada semana. Preocupado por su familia y el momento de hostigamiento que vive, optó por advertir en esta entrevista “Esta muy feo todo, es muy fuerte el enemigo. Los Ministerios de Justicia me abandonaron totalmente. Las tres gestiones me abandonaron, la Sub Secretaría de DDHH actual es impresentable y cómplice de todo”. Ante ésta afirmación aseguró que sólo en el año 2020 hubo 34.500 casos de tortura y ninguno de ellos llegó a sentencia. ¿Qué hace ante estas cifras la Subsecretaría de DD.HH? “Martín Moreno es miembro de H.I.J.O.S ¿no hay debate interno en la agrupación, que nadie de ellos dice “sos cómplice la tortura?. Con Macri denuncié cuatro años y todos me aplaudían, ahora no aplaude nadie, digo lo mismo , pero ahora soy funcional a la derecha”. Ironiza. Este nivel de destrato recibe una persona que ofrece lo que muchos olvidan, humanidad para aquellos que tienen derecho a recibirla. Alberto Sarlo precisa ser escuchado y que los organismos de Derechos Humanos estén a la altura de las circunstancias.

 

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