Por Juan Alberto Pérez
Diana Sacayán fue asesinada el 11 de octubre de 2015 en un departamento del barrio de Flores, en la ciudad de Buenos Aires. Su cuerpo fue encontrado atado de pies y manos, amordazada y contaba con 13 puñaladas perpetradas por Gustavo David Marino. En el día de hoy, y tras tres años de espera, se conoció la condena para Marino. La sentencia es de perpetua por homicidio triplemente agravado por haber sido ejercido por violencia de género, por odio a la identidad de género y con alevosía. Esto convierte al fallo en histórico ya que se trata de la primera condena por «travesticidio».
Diana quedará en la memoria por ser una de las activistas más importantes en el colectivo de Lesbianas, Gays, Trans, Travestis, Bisexuales e Intersexuales (LGBTI) de Latinoamérica. Fue fundadora del Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL) que impulsó una fuerte lucha contra la discriminación y el empeoramiento del colectivo de LGBTI, como el derecho a la ciudadanía plena; la inclusión de personas trans al sistema de salud y al educativo.
Además, Diana participó en la promoción de políticas de reconocimiento del colectivo, que luego terminaron en la Ley de Identidad de Género. También, participó de la fundación de la revista «El Teje», el primer periódico escrito por travestis.
Su trayectoria como militante fue muy extensa, prolífica y determinante para la comunidad LGTBI. Y su muerte, también deja un precedente importantísimo para el reconocimiento y la condena a la violencia ejercida por cuestiones de género y elección sexual.