LUEGO QUE LA FALACIA JUDICIAL CAYERA, UNA PEQUEÑA CRÓNICA Y UNAS REFLEXIONES

Hace pocos días fueron absueltos cuatro integrantes de Parada Libertad. Son 16 hectáreas de la vieja estación de Alastuey en el pueblo de Carlos Keen, destinado a la producción agroecológica y a la cría de animales. Un ejemplo de como se puede aún creer en la vuelta al campo y trabajar la tierra, A continuación un relato en primera persona de Nicolas Contrera, integrante de Rama Negra, absuelto tras la falsa acusación de usurpación, y miembro de esta organización que trabaja la tierra para vivir, con un horizonte puesto en la autogestión, la fraternidad y la libertad. 

Por Nicolas Contrera para ANCAP 

El día 3 de diciembre el sol amaneció temprano, pero mucho después que las ansiedades que nos corrían por lasvenas, al nosotres y ustedes que somos como vitalidad rebelde. El juicio comenzó a las 10 de la mañana con el palpitar que en cumpas, familiares y acusados tenía el ritmo de la incertidumbre y la bronca. Pero había una certeza. No es usurpación ocupar la tierra para trabajar en ella. La estrategia político-legal se fundamentó en eso, y con la astucia de nuestro abogado Damián, la verdad prevaleció ante las mentiras, la corrupción y el sostenimiento de la propiedad privada destinada a su mercantilización que el sistema judicial buscaba (y siempre busca), defender.

La Justicia es una obra grotesca encargada de configurar, establecer y legitimar las falsedades de todo régimen estatal. Y el poder de su fuerza está en que la sociedad creamos en su relato, completamente falso. Mientras las sociedades creamos en ese mito, la lucha por la tierra deberá seguir reforzándose pariendo experiencias de dignidad y rebeldía.

En el debate el fiscal propuso varios testigos que manifestaban un cuento muy evidentemente armado, que se iba cayendo de a poco, hasta que una testigo de nuestra parte dio por tierra… sus testimonios. Las preguntas de Damián hacían hincapié en la posesión de nuestro compañero fallecido recientemente, Fidel. El fiscal, más allá de algunas provocaciones como hacernos preguntas cuando estábamos solos en el recinto o preguntar a quienes estaban afuera si alguno sabía dónde estaba Fidel (él sabía perfectamente que había fallecido), no pudo torcer las evidencias y la acusación se desplomó como un castillo de naipes. A medida que desarrollaba su alegato final, las miradas entre el público presente y nosotros los acusados, mostraban de a poquito la intuición (que luego se haría certeza) de que abandonaría los cargos y saldríamos exonerados. Pero no nos animábamos a festejar porque el alacrán te engaña con la mirada para que no vea el aguijón que guarda detrás. Sin embargo la ponzoña no llegó y el juicio terminó de repente, cuando efectivamente levantó los cargos. La alegría adentro del recinto luego se contagió fuera de él, y se escucharon los gritos y festejos de júbilo que sacudieron la triste burocracia cínica del juzgado.

Cumpas. Sin ustedes, quienes estuvieron ahí, acompañando, quienes estuvieron lejos pero atentas a cómo venían las cosas, a quienes ayudaron a que todo esto se supiera en los cuatro puntos cardinales, a quienes desde los medios alternativos de comunicación denunciaron las intenciones del régimen, a quienes de la universidad de Luján le ponen el pecho a experiencias de producción autogestivas, a quienes son parte de las organizaciones que siempre están ahí… gracias a ustedes, cumpas, hermanas, hermanos, y por su puesto a Damián, es que hoy se festeja una batalla victoriosa.

Pero sepamos que la victoria no es otra cosa que la otra cara de la derrota. Y la guerra total contra el régimen totalitario mercantil abunda en la segunda…

Todos los días, en esos mismos juzgados se encarcela miles de hijos del pueblo, sin que nadie se entere. Todos los días se archivan causas por violencia misógina. Todos los días se cuidan la propiedad privada y el privilegio. Todos los días se castiga para salvaguardar los estandartes del Estado. Y el Estado, no podría funcionar sin ello. Con ello fue creado, edificado y sostenido. Con ello seguirá siendo legitimado.

De la tierra viene todo, y por eso el capital se sostiene en base a ese robo primordial. El robo original se refuerza en la propiedad privada, pero también en la enajenación de las ciudades, en el alejamiento de las multitudes de donde suceden los ciclos de la naturaleza. En las ciudades el decorado de cartón esconde de dónde y quiénes son las personas que producen los bienes que se consumen. Desde el alimento a los minerales que se usan para hacer celulares. De los bloques para hacer rascacielos al plástico que tanto abunda en las mercancías. Del cuero que se usa para los zapatos, a los cables por donde viaja la internet. Todo viene de la tierra.

Arriba malgastan miles de millones de dólares para apalear sus propios latrocinios financieros, pero esos millones en realidad no son un número. Son trabajo humano. Es el trabajo de millones de personas en el mundo que somos parasitadas, estafadas, explotadas, humilladas. Y todo ese viscoso y putrefacto modo de producción, existe, lo volvemos a decir, porque creemos en él. Mientras creamos en las ciudades, en los gobiernos y en los ministerios. En que debe haber presidentes, diputados y jueces para conducir y castigar al resto. Mientras creamos en las ficciones que sostienen la cultura patriarcal, patriótica. Mientras creamos en las fronteras, en las clases sociales, en la mitología. Mientras creamos en cuentos de hadas y leyes. En definitiva, mientras sigamos CREYENDO, los Macris, los Bolsonaros, las Cristinas, y las representaciones políticas que falsean las verdaderas necesidades de la población, el Capital (que también en un mito en el que creemos por un papelito pintado al que le damos rango de dios), tendrá base sólida sobre la que seguir sobreviviendo. Hoy los grandes capitales ni siquiera son papeles. Son un código informático virtual viajando a la velocidad de la luz de un banco al otro.

Quizá la rebeldía sea después de todo, no furia, sino incredulidad. El hartazgo y la claridad que permiten ver el escenario, el telón, y las bambalinas del régimen, en el que tenemos también nuestro papel. Somos parte de la masa crítica que huele mal. No nos olvidemos, por más victorias que logremos, de esa triste y dolorosa verdad.

Me acaban de informar que el poder judicial resolvió dejar en prisión preventiva a los y las anarquistas arrestadas estas últimas semanas. Nosotros zafamos, pero ellas no. No dan ganas de festejar, ni brindar, ni de nada. Es así de simple.
Que la rabia que se siente vuele hacia todos esos lugares donde la lucha por la tierra es cruda, desmedida y anónima.

¡Mano tendida al compañero. Puño cerrado al enemigo! 

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