UN GOLPE POR EL LITIO

Por Juan Alberto Pérez

El apoyo de EEUU al golpe de estado en Bolivia desnudó el entramado detrás de la disputa por el “oro del futuro”, el litio. Las élites burguesas de aquél país nunca le perdonaron a Evo la expropiación de los recursos naturales que permitieron sacar de la pobreza a millones de bolivianos. ¿Qué es y para que sirve la nueva gema mineral en disputa?

Una de las principales medidas que tomó el gobierno de Evo morales cuando asumió en 2006 fue la expropiación y nacionalización de las empresas mineras. Los metales son una de las principales fuentes de riqueza de Bolivia, y por lo tanto, el botín más preciado por las fuerzas imperialistas desde la colonia hasta nuestros días. La zona de Potosí fue el cántaro de riquezas que abonó a la corona española en el siglo XVI. Para tener una magnitud del saqueo se decía que con todo el oro que se profugó a Europa se podría haber construido un puente que una a Potosí con Sevilla. La riqueza natural de Bolivia agrandó las arcas e impulsó la industrialización europea.

En 2006 con la llegada de Evo al poder este panorama cambió radicalmente. No sólo se estatizó la explotación de los recursos naturales de Bolivia, sino que se impulsó la manufactura de las materias primas, lo que le da valor agregado y permite la creación de empleo para abandonar la extrema pobreza y la miseria en la que estaba sumergido el pueblo boliviano. Por supuesto que esta política recibió el rechazo de las élites terratenientes y burguesas que controlaban dichas explotaciones.

EL NUEVO ORO BLANCO

El mundo actual transita un proceso de interpelación de la tecnología. Cada día el ser humano se hace más dependiente y se encuentra mediado por aparatos electrónicos como las tablets o los celulares. Por lo que la producción de sus componentes se convierten en la industria del futuro. Al mismo tiempo, la escaces del petróleo y los combustibles fósiles, y su alto nivel contaminante, hacen necesario la aparición de medios de transportes en base a energías renovables, como lo son los ciclomotores, monopatines y los vehículos eléctricos. Todos estos dependen de un elemento que se hace conocer como el nuevo “oro blanco” o el “oro del futuro”. Hablamos del mineral del litio.

El litio es un metal blando, de escasa densidad, de color blanco plata, semejante al sodio, que se encuentra en los salares, preferentemente, y es abundante en la corteza terrestre. El boom del litio se centra en su uso en las baterías de celulares pero por sobre todas las cosas por la electrificación de los automotores. La ventaja que tiene este mineral sobre otros es la capacidad de almacenamiento de energía, algo que gana posiciones para la explotación de energías renovables. Además, demanda inversiones mucho menores que una explotación metalífera. Un proyecto puede implicar un desembolso de US$ 200 millones, 10 veces menos de lo qe vale uno metalífero, como el cobre o el zinc. Además, su explotación se parece a la industria del petróleo debido a que se realizan excavaciones en los salares para conseguirlos.

Hay empresas de todo el mundo que buscan ganar posición en los yacimientos de litios. Su precio en la actualidad ronda en unos 10 mil dólares la tonelada. Se estima que en 2022 las ventas de litio en el mundo van a llegar a 7700 millones de dólares. Argentina, Chile y Bolivia tiene el 70% de las reservas mundiales de litio y conforman el “Triangulo del cono sur del litio”. El salar de Uyuni, en el departamento de Potosí, en Bolivia, es el yacimiento más grande del mundo. Aún más, Bolivia dispone de las reservas más grandes del mineral del litio. Se calcula unas 9 millones de toneladas métricas.

La problemática ambiental que tiene es, como en otros negocios mineros, el impacto que provoca la cantidad de agua dulce utilizada para la explotación de las minas de litio. Ya que la exploración depende de generar una perforación en la salitre con agua que conformará una salmuera de donde se extrae el carbonato de litio. Para producir una tonelada de carbonato de litio se evapora medio millón de litros de salmuera y se usan 30 mil litros de agua dulce.

Sin embargo, y teniendo en cuenta el potencial económico que representa su utilización en las nuevas tecnologías Hay empresas de todo el mundo que buscan ganar posición en los yacimientos de litios.

LA NACIONALIZACIÓN DE LOS RECURSOS EL EJE DEL CONFLICTO

Como ya hemos mencionado, el gobierno de Evo Morales desde el momento de su asunción procuró administrar mediante empresas estatales la explotación mineral en el país. Y lo que sucede con el litio no es la excepción. El gobierno de Evo Morales planteaba la explotación de litio bajo la dirección de la empresa estatal Corporación Minera de Bolivia, tanto en la explotación como en el tratamiento industrial, y de esta manera evitar el control privado de los yacimientos. Además, evitar que solamente se realice comercialización de materia prima, sino que generar una industria del litio que le de valor agregado al mineral y utilice mano de obra boliviana. Incluso, existía un plan para la producción de vehículos eléctrico en Bolivia.

El gobierno derrocado había llegado a acuerdos con capitales surcoreanos e incluso chinos para la explotación del litio. Por ejemplo, un acuerdo de agosto de 2019 con el gobierno de la República Popular China para la explotación en el salar de Pastos Grandes en el departamento de Potosí, mediante el que se conformó una empresa en la que el estado boliviano tendría un 51% de las acciones y controlaría la producción. Esto por supuesto trajo el enojo de las élites burguesas y los capitales privados transnacionales que se quedaban afuera del negocio.

El conflicto más álgido al respecto y que tuvo una detonación días antes del derrocamiento de Evo Morales fue el acuerdo con una empresa alemana para la explotación del salar de Uyuni. La empresa estatal boliviana Yacimiento de Litio Bolivianos y la empresa alemana ACISA habían firmado un contrato en diciembre de 2018 para la explotación conjunta de Bolivia y Alemania de las reservas de litio del Potosí. El lunes 4 de noviembre de este año Evo Morales mediante decreto tuvo que ponerle fin al acuerdo con los germanos por la presión ejercida por la crisis política ya desatada y por influencia de los grupos de poder y las élites de la burguesía. En la declaración del gobierno de Bolivia se destacaba que “las razones detrás de esta decisión recae en un escenario de conflictos entre el nivel nacional e intereses de orden local relacionados a la política de industrialización de los recursos evaporíticos y está estrictamente orientada a evitar convulsiones de orden social”. Sin embargo, dicen desde el Comité Cívico de Potosí que el reclamo recaía sobre la tasa que cobraba el departamento como impuestos por la explotación del salar, un 3% de los ingresos. Asimismo, denunciaban que la administración de Morales no prestaba atención a las demandas económicas de la región. Cabe aclarar que los cívicos de Potosí fueron unos de los primeros en alzarse y manifestarse contra el presidente derrocado.

Existe una serie de denuncias, por lo menos en Argentina, respecto del interés del gobierno de EEUU, y sobre todo de su presidente, el empresario Donald Trump, por el negocio del litio. La instalación de una base norteamericana en Jujuy, donde se encuentran las principales reservas de litio en nuestro país levantó sospechas, tantas como la sorpresiva visita de la hija de Donald Trump, Ivanka, quién es de las principales asesoras de su padre. El 5 de septiembre llegó Ivanka Trump al norte argentino, más precisamente a Jujuy donde fue recibida y escoltada por el gobernador Gerardo Morales y el canciller Jorge Faurie. La visita fue para difundir su Iniciativa del Desarrollo y la Prosperidad Global de las Mujeres, aunque no falta quién deja entrever que se trato de una recorrida por los posibles lugares de negocios. Esto, sumado al festejo del presidente de EEUU por el Golpe Militar al gobierno de Bolivia, y el establecido interés en los capitales extranjeros de hacerse de los recursos naturales de aquél país, ayudado por los sectores conservadores de la sociedad, hacen que las sospechas sobre las injerencias internacionales para el derrocamiento y el intento de asesinato del líder popular, y presidente en funciones, Evo Morales, esté en consecuencia con la disputa por el control del llamado “oro blanco”.

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