CORONANISMO IMPERIAL

Por Federico Firpo para Ancap

Quizás el relato histórico, de vez en cuando, resulte un tanto aburrido, pero, de todas maneras, no podemos dejar de sorprendernos cuando (valga la redundancia) la Historia termina por repetirse de formas incluso inesperadas. Nadie podrá negar que el Imperialismo bien ha sabido refundarse, aún a merced de crear sus propias ruinas para luego desempolvarlas, casi qué, con las mismas herramientas.

Ya con anterioridad a la Primera Guerra Mundial, tras lo que significara el conflicto bélico entre potencias imperiales, más precisamente la Guerra Franco-Prusiana, se da, como consecuencia de una Francia devastada (derrotada en dicha guerra) y a las claras con un evidente vacío de Poder, en resumidas cuentas, la rebelión que llevara a la Comuna Comunista de París (1871). De allí lo qué el propio Marx y luego Lenin, reconocieran como el mejor ejemplo de comunismo o bien de dictadura del proletariado, respectivamente. Con un Gobierno fundado en las bases de la igualdad y la autogestión, cobrando, desde el máximo parlamentario hasta el último de los peones de la construcción, igual salario. Las consecuencias de una epopeya tal se verían envueltas en las más bestial de las masacres. Los líderes de Francia (aislados en “la gran Versalles”) y Prusia se unirían, paradójicamente, en fiel comarca contra el “monstruo comunista”. En fin, la Comuna (socialista) gobernó 60 días y las mismas tropas que se habían opuesto meses atrás (las francesas y prusianas, vale la aclaración), aliaban sus fuerzas, cobardemente, generando una de las represiones más cobardes y más sangrientas que la Historia haya conocido de momento. Dirá la leyenda qué: incluso, como en este caso, los más grandes enemigos imperiales, serán capaces de unirse en la lucha contra el avance de cualquier fuerza que osara (siquiera) intentar posar sobre los caminos del Imperialismo.

He aquí, el inicio de la Primera Guerra Mundial y como de costadito, casi de reojo, la aparición de los Bolcheviques, la Unión Soviética y otra vez el “germen” del comunismo. Monstruo qué, a la inversa de la comuna parisina de 1871, persistiría en el tiempo y hasta, de hecho, iluminaría y acompañaría nuevas iniciativas en la misma sintonía. Tal es así que, para mediados del Siglo XX, al cabo de una Segunda Guerra Mundial, generaría nuevamente una suerte de unión entre las potencias imperialistas que durante 6 años (entre 1939 y 1945) habían sabido enfrentarse. Se hablará ahora del “Plan Marshall” y la idea de reconstruir, para sí, lo mismo que su Gran Guerra había avasallado. En pocas palabras, Estados Unidos financiaría a la Europa que bien había sabido destrozar. La razón, otra vez el miedo al comunismo.

Quizás hoy, raro pueda ser imaginar un neo Plan Marshall, pero, así como los más acérrimos enemigos han demostrado ser capaces de unirse, en defensa de sus intereses, en comunión Imperialista, no menos cierto es que cuando el enemigo no acecha, de todas maneras, el monstruo fácil merecerá de ser inventado. Y así es qué, a la fecha nos amanecemos hablando de una recapitulación del Plan. De alguna parte habrá que extraer… Retomando a Marx, las crisis del capitalismo llegarán, una y otra vez, de allí su lógica en contradicción con la Humanidad, pero ojo, no debe esto llevarnos a caer en teorías fatalistas. Si bien el Imperialismo se incendiará como consecuencia de sus propias contradicciones, no significará esto que nos encontremos de cara a las cenizas de su perverso sistema. El capitalismo bien ha demostrado saber refundarse.

El estado actual de crisis nos trae, a la luz de los hechos, condimentos de una embajada norteamericana siempre alerta, en conjunto con; gobiernos judicializados por una corte televisiva, Presidentes que tienen que dejar sus cargos a manos de militares, buques invasores británicos, bloqueos sistemáticos, avances ininterrumpidos contra un sinfín de poblaciones soberanas (siempre de cara a la obtención del ya conocido “oro negro”). En definitiva, las estelas que van dejando las nuevas formas, de cara a los supuestos nuevos paradigmas de refundación Imperialista, no deberían, en estos tiempos de corona-virus, distraernos, mucho menos alejarnos de lo que la Historia misma y el Imperialismo, per se, han impregnado a lo largo de sus vidas.

Reconstrucción del Imperialismo, neocolonialismo, invención hacia un renaciente fantasma del viejo comunismo, etc. Y para cerrar, lo propio de una “cura” que, saliendo de Oxford, se aplica en pacientes de Medio Oriente, Sudáfrica y Oceanía. En donde siempre el masacramiento, hoy la experimentación.

Con un megamagnate de la era virtual de fondo, adelantando que las próximas batallas serán contra las bacterias, ya veremos lo que esta vacuna contra un enemigo invisible dejará.

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