Por Verónica González para Ancap
Ante la expectativa del final,
la puerta alimenta la soledad
o la destruye.
No existen alternativas
frente a la amenaza.
Su posesión enajena tus verdades
y se incrusta en la sombra de lo que fuiste.
La carrera frente al tiempo,
el oscuro pasillo
que te separa de los otros,
la vergüenza.
La injusticia que retorna
cuando “no hay pruebas suficientes”
o “hay casos peores”
y lo tuyo se “encajona”.
El miedo que te habita.
La delgada línea entre la vida
y la muerte.
El grito que se escribe en cualquier parte.
El terror de correr,
que espíe tu respiración,
y te encuentre.
¡Que se animen los cobardes!
los malditos que protegen las paredes,
a juzgar esta agonía,
esta revolución,
escrita con sangre.
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