ABRAZO HAITIANO SER

Por Federico Firpo para ANCAP

No estamos tan lejos, del Che Guevara hasta acá, Cuba pasó a ser un poco nuestra y antes, lo propio, también, con Hipólito Bouchard, descolonizando, por no decir “despiratizando”, a troche y moche desde el caribe americano, haciendo de sus colores nuestra bandera, no estamos tan lejos, no.

No somos tan distintos. Las aguas turbias de culpas ajenas, encausadas sobre los ríos vecinos, escondiendo así la vergüenza de aquellas debilidades nuestras: la traición al Paraguay, el regalo de tierras al sur gaúcho del Brasil, Mitre y el guiño al Señor Inglés, la Gran Deuda, Macri y por más tecnología que creamos tener, no somos tan distintos, no.

No tenemos nada mejor. Culturas caribeñas de tez morena, patrias vecinas forjadoras del ser afroamericano y cuanto levantamiento se nos ocurra, librado todo a la suerte de lo que el olvido masacrador nos quiera borrar. Nos sentimos tan lejanos por creernos tanto superiores que ciegos vamos al mirar, no tenemos nada mejor, no.

No nos llegan sus abrazos encadenados del dolor. De aroma haitiano, quizás (sino) el más bajo de todos los posibles mercados, en este velo de traición. Será que pusimos sobre sus penas nuestros bloques, fichajes del desamor, no nos llegan sus abrazos encadenados del dolor, no.

No seremos tan buenos como habríamos creído ser. Entre esclavismos de extracción, justamente, ser no dejamos, ni a bolivianos, ni a paraguayos, ni a cubanos, ni a haitianos, al parecer. Bien pudimos ser propios en pueblo, pero no. Quien te dice, al fin y al cabo, no seremos tan buenos como habríamos creído ser, no.

Foto de portada: La Tinta 
A %d blogueros les gusta esto: