KIVA COMUNIDAD: MUJERES ALBAÑILAS

Por Verónica González 

Fotos Miki Carlini Fotografa parte del colectivo ceramista de Kiva Comunidad

“El error consistió en creer que la tierra era nuestra cuando la verdad de las cosas es que nosotros somos de la tierra”.

Nicanor Parra

El camino de las mujeres que resisten, me sostiene y me lleva como brisa hacia otras mujeres que trabajan con sus manos, en un intento de volver a las raíces, a culturas ancestrales y a saberes que incluyen a todes. Kiva comunidad es una organización de mujeres albañilas, ceramistas, carpinteras y artistas de Santa Fe, que construyen lugar. Brindan posibilidades para que todes puedan acceder a una vivienda digna, respetando la tierra y todo lo que brinda la naturaleza. 

Ellas nos cuentan acerca de su formación.

“Kiva nace mucho antes de que nos conozcamos en verdad. Fue gestado y soñado, por una de nosotras, como un espacio abierto al compartir comunitario. Hoy entendemos ese deseo como una semilla regada colectivamente por todxs quienes fueron dándole vida al proyecto, desde distintos lugares y reuniéndonos en este equipo florecido que hoy somos”. 

Su nombre es “Kiva comunidad”. Nos gustaría saber cómo fue que decidieron llamarse de ese modo y qué significa. 

“Kivas eran espacios donde las antiguas tribus americanas se reunían para compartir sus saberes. En ellas se desarrollaban encuentros donde los consejos de los pueblos, abuelos y abuelas, transmitían sus conocimientos y medicinas, integrándose alrededor de un fuego sagrado. El concepto nos llega en un contexto de ceremonia, pero fue en la tarea y el deseo donde entendimos que lo que estábamos construyendo era un espacio donde integrarnos, expandirnos, retroalimentarnos y compartirnos a través de las diferentes miradas de cada tribu de las que somos parte, generando esta gran red-comunidad diversa y disidente”. 

¿Cómo está conformado el grupo y cómo es la división de tareas? 

“En la actualidad el equipo completo está compuesto por 10 compañeras. Algunas están abocadas a las coordinaciones del espacio físico que levantamos y que hoy nace como centro cultural, donde contamos con dos alas que denominamos “cóndor” y “águila”, en las que sucederán desde actividades permaculturales hasta la centralización de las producciones locales. Otras, repartidas en las cuadrillas de bio-construcción: una conformada en San José del Rincón, que abarca toda la costa santafesina y otra nucleada en los barrios populares de la ciudad de Santa Fe. En ellas trabajamos de manera horizontal y circular, rotando los roles según lo que las obras estén necesitando ya que contamos con mano de obra especializada, desde carpinteras hasta ceramistas”. 

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Acerca de los objetivos que las movilizan, nos cuentan. 

“En cuanto a objetivos, kiva nace además de la necesidad de unión de lxs actorxs de los diferentes sectores y el compartir de lo que significa medicina para cada quien. Entendemos que la forma en la que se plantea el sistema que coordina las sociedades de hoy en día, se encargó de desfigurar las comunidades arrastrándonos a la individualidad. Somos muchxs lxs que quedamos relegadxs y excluidxs. Es por esto que aprendimos a cuestionarlo y generar nuestros propios sistemas. Kiva fue gestado y parido para ser ese lugar donde confluyen nuestras resistencias”. 

KIVA

“El que cree, crea; el que crea, hace;

el que hace, se transforma a sí mismo y a la sociedad en la que vive”. 

Proverbio Maya 

Su quedar excluidas de un sistema de privilegios y sólo para unes poquess, las fortaleció para construir alternativas, como un modo de resistir a lo que pretenden imponer como única salida. Ellas proponen y transforman el mundo a partir de una salida colectiva y la bioconstrucción.

“La bioconstrucción la tomamos como parte de esa resistencia. Ante la monopolización del mercado y la destrucción del medio ambiente que esto genera, nuestra respuesta es la utilización de recursos naturales disponibles en el territorio no sólo para la auto- construcción de nuestros hogares, sino también, como una herramienta de autonomía que hoy estamos pudiendo compartir en los sectores más olvidados. La base de nuestras construcciones es conformada por madera, arcilla, arena, fibra vegetal y cal, todos ellos materiales naturales que nos invitan a trabajarlos de manera consciente, cuidada y a observarlos, sacándonos del trabajo meramente mecánico, porque como nos gusta decir: están “vivos”. Es así como hacemos estudios de biodisponibilidad, no sólo de los diversos suelos, sino también del mismo entorno donde construimos. Esto nos permite prestar atención, también, a todo lo que la obra nos invita a reciclar, como por ejemplo: retazos de maderas descartadas de alguna fábrica de la zona, con los que podemos armar la estructura que contiene las paredes. Creemos que esto es de fundamental importancia, ya que es una forma de devolverle a la tierra toda la nobleza con la que nos permite habitarla”. 

Hablamos acerca de los proyectos en los cuales vienen trabajando, como Shotainá, el cual conocimos la vez pasada, a través de la editorial “La Legüera Cartonera”.

“Fuimos convocadas por esa gran familia, para formar parte del proyecto constructivo que está siendo llevado adelante en la comunidad Qom del barrio Santo Domingo (Santa Fe), donde estamos trabajando con la cuadrilla de compañeras de los barrios populares, en el armado de los módulos habitacionales para los jóvenes y sus familias. Este proyecto nos nutre profundamente, ya que reúne los objetivos que tenemos como cuadrilla de techo y trabajo digno para todxs. Además, dentro del mismo proyecto, parte del equipo ceramista está trabajando en conjunto con los jóvenes, en el armado de piezas cerámicas para la venta a beneficio de la misma construcción”. 

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Kiva funciona como un lugar de reunión, de intercambio y de conocimiento. En ese espacio compartido se realizan diferentes actividades relacionadas con el espíritu, donde el alimento es un todo que incluye no sólo el físico, sino también el alma.

“Considerándonos parte de un Todo, que buscamos sea Íntegro y armónico en su diversidad, creemos importante alimentar nuestros cuerpo físico-psico-emocional, tanto en la cotidianeidad como en el trabajo. Creemos necesario volver a las raíces en todos los Saberes Populares y Ancestrales, desde el Alimento, la Salud, la bioconstrucción, la cerámica, el teatro, la danza, el Arte en sus ilimitadas formas”. 

Al preguntarles sobre qué las lleva a elegir determinados proyectos, nos refieren acerca de sus objetivos para hacerlo y sobre algunos en los que se encuentran trabajando en la actualidad.

”La misma orientación de nuestra tarea nos va llevando a encontrarnos de frente con problemáticas sociales y ambientales. Es por eso que apuntamos a proyectar siempre desde esos ejes. Eso nos invitó a estar trabajando en un proyecto de armado de termotanques solares, a partir de materiales reciclados, con el objetivo de generar un prototipo popular que pueda estar al alcance de todxs. Por otro lado, estamos buscando desarrollar diferentes propuestas de talleres de oficios, de formación teórico/prácticos, para la comunidad, considerando las necesidades y con el fin, no sólo de retransmitir saberes populares, sino también de brindar herramientas aprendiendo nuevas tecnologías”. 

UN TEMPLO PARA EL CORAZÓN

“Antes de mirar el mundo me puse a oírlo.” 

Leda Valladares 

Antes de finalizar la entrevista, hablamos acerca de los sueños que tienen como colectivo.

“Creemos que nuestros sueños parten de generar un equilibrio entre el cuidado a la tierra y las necesidades humanas que nos permitan volver a las raíces y al trabajo comunitario. Expandir la conciencia de las prácticas cotidianas”. 

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Como siempre, las mujeres que resisten frente a este capitalismo atroz, me conmueven. Kiva es una comunidad que construye un templo en el corazón de la tierra, que incluye a todes, que se multiplica y se nutre de los saberes ancestrales, menospreciados por la cultura occidental. Respetar la tierra, las raíces y los cantos. La leyenda, la mujer y les niñes, para volver a creer/crear el mundo. Como dice Gilles Delauze en una entrevista:”Lo que más nos hace falta hoy, es poder creer en el mundo. Hemos perdido el mundo o hemos sido desposeídos de él. Creer en el mundo es suscitar acontecimientos, incluso muy pequeños, que escapen al control o que den lugar a nuevos espacios-tiempo. […] A nivel de cada tentativa es como se juzga la capacidad de resistencia o, por el contrario, la sumisión al control. Y a la vez, son necesarios creación y pueblo”.

Para contactarlas

https://www.instagram.com/kiva.comunidad/

https://www.facebook.com/kiva.comunidad/

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