SOBERANÍA CONTRA-ENAJENADORA

 

Por Federico Firpo

Quizás, no seamos tan irónicos al jugar con lo “visionario” que han sido los salientes detentores del Poder en Bolivia, quienes un año atrás forzaban su llegada denunciando como poco democráticas a las fuerzas que (a expensas de las urnas otra vez) han sacado la diferencia favorable más grande de su Historia.

Será entonces paradójico preguntarnos por qué, a raíz de qué, se ha arrebatado el Poder al líder del Partido democráticamente entrante (tras un año de Golpe de Estado, 2019-2020), Evo Morales. Y probablemente, encontremos en la soberanía el dato más fehacientemente preciso. Qué significa esto, por ejemplo, que con Evo y contrario a lo que la Historia boliviana nos tenía acostumbrados, el 82 % de los minerales extraídos en los suelos de esta nación, comenzaban a quedarse justamente en la propia patria, mientras qué, con anterioridad a él (entre otras cosas, por única vez Primer Mandatario originario de estas tierras), ese mismo porcentaje iba a las casas (esclavistas) matrices, por no decir Estados Unidos, Europa, Rusia y China. A Modo de ecuación, se produce lo mismo, lo trabajan los mismos, el receptor es el otro. Es el oro de Bolivia, el que supo ser de todos, menos de los bolivianos, hasta que este loco indígena Aymara dejara así de disponerlo. No le iba a ser fácil, lógicamente.

Del otro lado, a nivel continental, quienes niegan a la política desde el sillón mandatario, esos que mienten, propiamente dicho, desde la política, arrasando contra los confines que pretenden eternamente dirigir y direccionar, defenestrando sus propios cauces, poniendo en evidencia lo contrario de sus hechos respecto de sus palabras, lo contradictorio de su esencia, o mejor dicho, la falta de una verdadera esencia. En resumidas cuentas, su necesidad infalible por desmembrar las ideologías. En sus miradas contraprducentes de lo que significa gobernar, representan lo peor de la mentira, la justificación de la violencia, a través de herramientas de las cuales, cobardemente, como Estado, bien han sabido proveerse, vociferando como triunfal la brutalidad del uso desmedido de las fuerzas alcahuetas del brazo armado. Siempre con la mirada puesta desde la cúspide de la montaña clasicista.

El mismo altiplano que llevara hacia la inmortalidad al Che Guevara, las extensiones del oro abierto de nuestras venas latinoamericanas, presas de las garras del Gran Imperio, están siendo otra vez testigos de una revuelta histórica. En la cual, la fuente poder de la decisión final quedará ubicada, para los anales de la Historia, como el giro hacia la esfera de una “nueva” Democracia. Sol naciente que no es otra cosa (en este caso) que la demostración, sufragio universal mediante, de un horizonte esclarecedor al que todo mal despótico debiera de ser llevado. Cómo no querer hacer un Golpe de Estado contra quien devolviera a su pueblo lo que a el, una y otra vez, le fuera quitado de sus propias manos.

Es de creación vs destrucción, en un mensaje qué, desde abajo, no ha cedido jamás en su búsqueda por transformar las miradas de un mundo invasor para pocos. O mejor dicho, es el avance del espíritu de quienes han sabido marchar de a pie, contra los eternos odiadores de mayorías celebrando la unidad. Poniendo, sobre las voces del grito universal creciente, un origen que tarde o temprano hará cesar los atropellos y matanzas injustificadas de personas por personas. Bolivia, es el claro ejemplo de que cuando los pueblos se despiertan no hay especulación foránea que pueda correr por buena.

Desde La Higuera hasta Potosí, desde el Che hasta Evo, la unión de los pueblos dirá que al compás con el que nace la fuerza, proliferarán los cimientos de la verdadera libertad. Aquellos sueños y esperanzas de una Patria Grande se encuentran hoy menos lejos.

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