Por Juan Meza y Federico Paterno
Fotos Tuco Silva
Un año y 7 días después de los inicios de las protestas en Chile que comenzaron les estudiantes por la suba del boleto del subterráneo a $30, el pasado 25 de octubre se votó el plebiscito para una reforma constitucional. El 80% del electorado votó por el apruebo “si”. Un cachetazo al gobierno de Sebastian Piñera, que el tiempo y la lucha en las calles terminarán de poner en su lugar.
El 18 de octubre del 2019 les estudiantes de Santiago, en contra de las medidas de la suba del precio del boleto del subterráneo que llevaba el importe a $30 comenzaron una protesta saltando los molinetes. La respuesta de la policía fue la misma que en la de todo el mundo, la represión. El pueblo chileno, lejos de mirar para otro lado se hizo eco de ese abuso de fuerza por parte del brazo armado del Estado y comenzaron las protestas que tiene en vilo a toda la población del país trasandino. Con el lema “no son $30, son 30 años” el pueblo tomó las calles y el gobierno de Sebastian Piñera respondió con represión, detenciones ilegales y torturas. El pasado domingo 25 de octubre, mediante plebiscito se votó por el “sí” para realizar una reforma en la constitución, constitución que había sido creada durante la oscura etapa de la cruda dictadura de Augusto Pinochet. Un año de lucha y resistencia en las calles dieron frutos para que al menos se ponga en discusión la carta magna que atropella los derechos de las mayorías y mantiene el status quo de las minorías.
En diálogo con Ancap, Tuco Silva, fotógrafo que mantiene informado al mundo mediante su lente nos dice que “del último año de revuelta en Chile te puedo contar que ha sido duro, ha sido muy duro y de forma constante y pausado, de alguna forma, durante el periodo de cuarentena obligatoria en Chile. Ha tenido un costo altísimo, ha sido con mucho sacrificio económico, humano, de todo tipo. No sé cómo continuarán las estadísticas hasta el día de hoy, pero hasta la pausa de cuarentena se puede hablar de 25 mil detenidos, más de 9 mil solo en Santiago, más de 3800 heridos, más de 400 mutilaciones oculares con pérdida total o parcial de la vista. Hay más de 8500 denuncias de apremios ilegítimos y que obvio con torturas. Solo 800 se han traducido en querellas reales. 2500 personas se encuentran bajo prisión preventiva, que los llamamos prisioneros políticos, donde han esperado más de un año un proceso tras las rejas. Están los casos más emblemáticos como los casos de Gustavo Gatica o Fabiola Campillai que quedaron absolutamente ciegos productos del impacto de balines como de lacrimógenas y también tenemos más de 40 muertos por diferentes circunstancias no aclaradas durante la revuelta. Solo para ponerle un valor económico al nivel de violencia que ha ejercido el Estado contra el pueblo chileno, entre el 18 de octubre y el 27 de octubre se han gastado alrededor de un millón y medio de dólares en balines, medio millón de dólares en bailes. Y durante la pandemia se invirtieron más de 15 millones de dólares extras en estructuras represivas como carros lanza-agua, tanquetas y todo tipo de cosas utilizadas para la represión. Y sin embargo a pesar del dinero represivo demostrado por el Estado chileno, la gente también ha entendido que no puede bajo ninguna circunstancia abandonar este proceso de lucha que se transforma en un cambio real, que hasta el momento no ha pasado. No sé si ha habido otro momento en la historia de Chile donde la gente haya estado tan dispuesta a llegar a las últimas consecuencias y ver o avizorar algún tipo de cambio y de soluciones a las demandas que por años han aquejado a este país. Hay una consigna en las calles que a mí me encanta que dice ´el neoliberalismo nace en Chile y muere en Chile´”.
Al ser consultado por su sentimiento personal sobre lo sucedido el domingo pasado, Tuco nos relata que “Acá lo que yo viví con el plebiscito son sentimiento encontrados con respecto por lo que se viví en ese momento, el 25 de octubre, uno es una alegría tremenda, de un 80% de votación por un apruebo pero al mismo tiempo sabiendo que muchas de las cosas están cocinadas en 4 paredes donde existe una ley, la 21200 que amarra todas las formas que van a tener esta nueva constitución, el tipo de elección constituyente va a ser principalmente llevar el duopolio de este país, que nos han gobernado durante los últimos 30 años. Yo creo que mientras no abandonemos las calles podemos lograr cambiar algunas cosas y lograr presionar para que se hagan cambios principales. Quizás la constitución no va a ser la que va a lograr un cambio rotundo pero hay otras barreras que impiden que haya cambios más profundos y creo que la gente lo tiene cada vez más claro y la gente ya no va a volver a ser engañada, la gente no va a perdonar los ojos menos, no va a perdonas las muertes, el hambre, las muertes por listas de espera en hospitales, lo que hemos vivido los 30 años de supuesta democracia, yo creo que la gente en Chile despertó para quedarse despierta. Una cosa que veo con mucha alegría es saber que la gente ya no se queda callada ante nada y eso de alguna forma, los políticos partidistas del duopolio lo saben perfectamente. Mientras no abandonemos la calle, yo creo que van a estar conscientes que en algún momento puede pasar algo más profundo y van a estar más atentos y nosotros también vamos a estar más atentos. Se puede decir entonces que el 25 de octubre marca un hito histórico, marca un hito simbólico muy fuerte pero no es un cambio profundo, no es el fin del duopolio, no es el fin del sistema neoliberal, pero es el inicio”. Y agrega “pienso que es muy poca la gente que se ha liberado de haber recibido algún daño producto de las manifestaciones, en lo personal he recibido más de 8 balines, unos más graves que otros, uno en el cuello, por ejemplo, tengo marcas que me duran hasta un año después de esos balines. Recibí una lacrimógena en la cabeza, en realidad en el casco y el casco quedó abollado, agua por mil, a mí y a la cámara que por suerte ha respondido bien. Y últimamente en las manifestaciones de este periodo, se han dedicado a tirar agua con químicos. No está muy claro qué tipo de químico, se habla de gas pimienta, se habla de soda cáustica, y eso provoca en las zonas que uno tiene sin ropa, quemaduras, cara, ojos, cuero cabelludo. Detención he tenido la suerte que no me ha tocado sufrir. Muchos colegas fotógrafos han sido detenidos en el intento de fotografiar la revuelta, yo he tenido la suerte de no haber sido detenido pero uno se expone a recibir un golpe o un balín o una lacrimógena, o a ser detenido. Ahora también nos hemos ido haciendo de máscaras, ahora yo tengo una máscara de cara completa, se usan lentes que son capaces de recibir impacto, impermeables, bolsas, lo que sea para tratar de no sufrir las consecuencias de la violencia estatal de la policía. En muchas de las manifestaciones han participado mi compañera, mis hijas mellizas que tienen 11 años, mi madre de 76 años y han sufrido ahogos, han sido mojadas con químicos. Por suerte están más alejadas de la primera línea y no han recibido múltiples impactos, aunque las llevamos con cascos, lentes, máscaras y todo lo necesario. Todo el mundo está sufriendo un riesgo al participar de las manifestaciones y a pesar de eso la gente vamos con familias, sabiendo cuales pueden ser los costos.”
En el plano personal, antes del inicio de la revuelta Silva dice que “yo soy comunicador social, y dentro de mi profesión está la fotografía. En mi trabajo tengo que cubrir eventos, talleres, seminarios, ese tipo de cosas. La fotografía callejera no era mi fuerte y menos las manifestaciones, a veces cuando yo acudía a una manifestación llevaba una cámara, pero participaba más de la manifestación y fotografiaba alguna que otra cosa, sin embargo, se transformó en la posibilidad de memoria, de registro histórico y por eso además decidí subir a las redes sociales. Yo antes del 18 de octubre no usaba Facebook ni Instagram y decidí crearme esas cuentas para poder transmitir lo que yo estaba viendo y viviendo tanto a Chile como al extranjero y ha tenido mucha cobertura porque efectivamente se han comunicado conmigo de Francia de Alemania, de Argentina, de Uruguay, de otros países también, para preguntarme, publicar mi fotografía, para mi es lo más enriquecedor. Cuando publiqué mi fotografía, de hecho pongo en el título del Facebook que para mí compartir es un acto revolucionario, y la gente me pregunta si pueden usar mi foto y yo obviamente les digo que la pueden usar, para que más gente vea lo que está pasando en este país, solo es una parte lo que yo logro captar con mi lente, pero que la gente pueda tener acceso a eso para mí es muy importante y ojalá que las nuevas generaciones también puedan tener en algún momento la posibilidad de ver esa fotografía. Quizás más adelante se me ocurra sacarlas en un libro. En mi trabajo hicimos un calendario con mis fotografías también. La idea es que llegue a la mayor cantidad de gente posible. Si tú me preguntas si yo pensé en algún momento que iba a tener una página con mis fotografías y se iban a publicar en distintos portales e iban a tener ese nivel de impacto en la gente, no nunca lo pensé, nunca me lo imagine y me encanta, no por mi ego personal, sino porque me encanta que la gente pueda ver realmente a través de mi lente lo que yo veo y vivo cada vez que estoy en una de las manifestaciones.”
Tuco es integrante de Trama al Sur, que es un canal social latinoamericano impulsado por organizaciones sociales, sindicatos de trabajadores, colectivos de artistas y medios de comunicación comunitaria desde el sur de América. Nos cuenta cómo llegó a esta organización, “una compañera, la Marta, que es uruguaya, me seguía, vio mis fotos en Facebook, y me invitó a participar y la verdad es que llevo muy poco tiempo y me invitó a publicar una fotografía en el portal y eso es lo que he hecho hasta el momento, sin embargo me parece muy importante que compartamos y unifiquemos experiencias, en realidad dándonos cuenta que muchas más cosas nos unes que nos separan y que juntos nomás podemos salir adelante. Además, me parece que el despertar es continental y eso es muy bueno creo yo. Hay una frase que me dijo Marta y yo la comparto, es que en realidad esto, aparte de ser un trabajo, el hecho de fotografiar, porque ella también es fotógrafa, y de denunciar a través de la fotografía, esto es una militancia y yo comparto 100% eso. Creo que los que estamos participando en esto sentimos lo mismo”
En Chile el pueblo se ha instalado en las calles desde hace un año para no irse más, o al menos hasta que sus derechos sean respetados. En cada marcha masiva, más allá de la primera línea que son los que enfrentan cara a cara a los carabineros, se entonan las estrofas de la canción del grupo folclórico Quilapayún, “el pueblo unido jamás será vencido”.
Para comentar debe estar registrado.