DISEÑADO EL PSICO-GOLPE

Por Federico Firpo

Hay quienes dicen que Golpes eran los de antes, otros que advierten, en tal caso, que los de hoy son Golpes Blandos. De una o de otra manera, hoy como ayer son casi los mismos, pero en versión de familiares o nuevos adeptos, en tanto herederos.

Los últimos días, elaborábamos una irónica inteligencia filosófica, retomando las palabras de una tal Alonso, cuando suponía (ella) que los padres que no llevaban a sus hijos a la escuela eran en realidad militantes peronistas que estaban secuestrando a sus propios hijos. Lo paradójico y paradigmático (en este mismo sentido filosófico), es que los secuestros, que, desde lo sistemático propiamente fueron realizados por el mismísimo Estado en nuestro país, en aquella sangrienta dictadura, entre otras cosas separaba a padres de sus hijos, sin qué incluso al día de hoy, muchas personas sepan en realidad quiénes son sus padres, o bien (lógicamente) sus abuelos (entendiendo que sus padres desaparecidos no están hoy vivos).

Lo irónico y filosófico del caso es qué, esta persona (L. Alonso), entre tantas otras que repiten parafrasearías similares, hablan de secuestros, así como si nada, dejando de lado que una de las mas terribles consecuencias de los secuestros del nefasto terror de los ’70 representa el hecho de llegar a que muchos hijos no sepan quienes son sus padres y encima, teniendo que verse ahora, de alguna manera envueltos en una situación por la cual se habla tan livianamente de secuestros, refiriéndose a padres que viven naturalmente con sus hijos. Casi como a modo de burla, teniendo en cuenta que los secuestradores que define esta mujer como padres que hostigan a sus hijos, son según su propio criterio “militantes”, como si esto significara razón para encuadrarlos en tanto “terroristas”, cuando por el otro lado, son justamente hijos de militantes las víctimas de las desapariciones sufridas a manos del Terrorismo de Estado.

O sea, qué, los nacidos entre el ’76 y el ’83, que hoy no saben quienes son sus padres, como consecuencia de haber sido estos secuestrados por la maquinaria del Terror del Estado, escuchan a la fecha, a una persona de la política hablar de secuestros en referencia a padres que viven con sus hijos, quienes consideran que llevarlos al establecimiento escolar implica favorecer la exposición y el futuro contagio del nuevo virus que a todos nos tiene en vilo. Es loco, siendo que a personas como esta a la que nos referimos, se las nota bastante incómodas cuando se les pregunta acerca de la dictadura. Evaden, dicen que fue hace muchos años y que es mejor olvidar, pero no escatiman a la hora de usar palabras que a las claras caen cual ofensa directa.

Y la burla, se convierte más aun en desafío al poder político, cuando el líder simbólico, en tanto fundador del partido neoliberal de la Argentina, se pasea vacacionando de país en país, entre Paraguay, las paradisíacas playas francesas, Miami, Orlando, Nueva York y dando charlas sobre el autoritarismo que representa para la región el supuesto avance de las alternativas por él (obviamente al oído soplado por sus multimedios alcahuetes de sede y casa matriz en la embajada del norte continental) denominadas populistas. Todo en medio de un contexto por el cual, un Gobernador, para fijar la Ley nos recomienda no salir a la calle porque podrían multarnos con hasta cuatro millones de pesos. Demostrando quizás, quien marca, al fin y al cabo, la agenda del Poder Real.

Y como si esto fuera poco, la realidad en Colombia nos pone a mano una extraña solidaridad en garras de quienes toda la vida subsistieron fuertes y a base de fomentar el aparato armamentístico de las Grandes Guerras universales. Porque una cosa es quienes desde las bases de la militancia han históricamente advertido sobre los autoritarismos protagónicos de impronta militar en Chile y en Colombia y otra cosa es que ahora salten las mismas ONG con origen en Gringolandia, Inglaterra e Israel, esas que toda la vida callaron sus propias atrocidades. Los dueños de las autoridades a partir de las cuales se llevó a cabo el tristemente célebre Plan Cóndor, fueron las que después pedían el fin de las dictaduras en América Latina, los mismos que subsidiaron el asesinato de estudiantes y trabajadores en Chile y Colombia piden hoy, a través de sus grandes medios, el cese de las balas, quizás como consecuencias de que lo obvio termine por convertirse en grosero, tal vez por el hecho de que sencillamente no les sirvan más como grama de su patio trasero.

Algo parecido, salvando las distancias, pasaría en nuestra humilde patria, cuando, los que hablando de secuestros omiten, obvian y olvidan aquellos secuestros, valga la redundancia, que llevaron efectivamente a que de 30.000 personas no sepamos aún su paradero. No hablan bien de la dictadura porque tampoco son tan tontos, pero si saben negarla cuando la esconden en una teoría de dos demonios, algo así como justificar el cobarde ataque armado de un gigante escondido, contra un pequeño que pone la cara. Así el mundo, así nuestras vidas, en medio de este universo paralelo que flotando nos rodea.

Golpes blandos, golpes secos, basta hoy con difundir una noticia y que una vez que se sepa que esta no es cierta no sea tan importante ya, porque el daño ha quedado hecho. Pusilánime aquel que tibio se ablande, porque en eso de con todos querer ser bueno, terminaremos por lastimar al débil que apoye el ruedo.

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