Con tu partida
desapareció la luminosidad que solían tener los días.
Desde ese momento
intento ponerle un color a la ausencia
para hacerla cotidiana.
También busco darle una forma para que no sea tan abstracta
y poder aceptarla como algo definitivo
que no sea un eterno crepitar en mi cabeza y en mi cuerpo.
A tu ausencia le busco nuevos verbos
para poder nombrarla,
pero no lo logro.
Las palabras que me salen me cortan
como un cuchillo filoso me rozan y sangro.
María del Monte
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