RETORNOS

Por Verónica González

Un poema
quema mi lengua,
se confunde
entre salivas nocturnas.

Una cuarentena eterna
se extiende por el engranaje
del deseo.
Algo muere.

Quiero bañarme de ternura
para no mirar a la otra
en el espejo,
para no llenarme de adioses
tempranos.

No hay línea recta
ni estructura quieta
en este montón de cosas
que soy.

Tengo una espalda averiada
que sostiene una certeza:
las mariposas vuelan
y suben la primavera
aunque me tapen el sol.

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