PEPE MATEOS: “EN ESTOS 19 AÑOS NUNCA DEJA DE ESTAR PRESENTE LA FIGURA DE DARÍO Y MAXI AL MOMENTO DE LA REPRESIÓN”

Por Redacción ANCAP 

Fotos Pepe Mateos

Estamos en el mes de junio y para la militancia popular es un mes de mucha relevancia. Llega el recuerdo de lo ocurrido en la estación ex Avellaneda, hoy bajo el nombre Darío y Maxi, nos trae a la memoria la salvaje represión, antesala de la masacre del 26 de junio del 2002, con Eduardo Duhalde en la presidencia, con una fuerte presencia en la calle del Bloque Piquetero Nacional, la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón, Movimiento de Jubilados y Desocupados, y Barrios de Pie. Una jornada que sabían desde las organizaciones podía ser hostil, también lo percibió así Pepe Mateos, fotógrafo de Clarín, que en ese momento congeló las imágenes que hoy son fundamentales para la causa que busca justicia para los asesinatos de Kosteki (25) y Santillán (21). 

“Teníamos la sensación de que ese día iba a ser un día fuerte, de muchas acciones y había una tensión previa de que íbamos a cubrir algo importante, ese día me desperté temprano y salí ya con la idea de que era un  día importante”, explicó Mateos a ANCAP. El ex Presidente Duhalde en los días previos a la masacre advirtió de forma agresiva en los medios “Respetamos los reclamos pero que no impidan movilizarse libremente a quienes tienen que ir a trabajar. No lo permitiremos”. Su advertencia fue cumplida por sus mejores empleados: la policía Bonaerense. En la jornada fría del 26 de junio el clima tenso flotaba en el aire, el reclamo de aquel día donde se le pedía al gobierno una mayor ayuda social para los movimientos que eran quienes sostenían a la gente que había quedado en la ruina luego de la crisis brutal del 2001. La protesta tenía como eje el corte de cinco puentes, el corte del Puente Pueyrredón había quedado a cargo de la Verón, el segundo grupo grande estaba con Nina Peloso, la compañera de Raul Castells del MiJD, ellos estaban frente al bingo de Avellaneda,  y no esperaban que la movilización termine de la forma en que lo hizo.

Todo ocurrió demasiado rápido en esa mañana de junio, ahí estaba parado Pepe Mateos a metros del Comisario Alfredo Franchiotti, a cargo del operativo, cuando lanzó que en cinco minutos se comenzaba el desalojo, “terminó de decir eso y un oficial de la bonaerense que tenía una granada en la pechera la disparó al aire. Todo fue rápido, sin negociaciones previas que es algo que suele pasar en los cortes, no hubo nada”, recordó. En esa jornada Pepe se acercó a hablar con Carlitos, integrante de la Verón, y  le dijo “Che se apuraron demasiado, y me responde que ellos no empezaron, y tenía toda la razón, la primera orden de violencia vino de la policía”.

La carrera de Mateos comienza en el año 1987 en la provincia de Neuquén. Su primera cobertura como reportero gráfico estuvo en el levantamiento obrero de 1989 en Piedra del Águila, luego por 24 años estuvo trabajando como fotógrafo en el diario Clarín, sus últimos aportes estuvieron en medios autogestivos como Revista Anfibia y Crisis. Una cámara que está en cada conflicto social, y que sufrió la detención policial por estar cubriendo las jornadas de la represión del Hospital neuropsiquiátrico Borda. Tiene claro que su momento bisagra en la carrera como fotoperiodista estuvo en Avellaneda el día 26 de junio del 2002.

En la charla es ineludible preguntar como fue el momento en que se desata la represión, con sus recuerdos de ese día graficó “Yo corro para el lado de la estación porque quedé encerrado de ese lado, si hubiera estado del lado de la calle Mitre hubiese corrido para ese lado, a la distancia hoy veo fotos de otros compañeros y compañeras, y me digo como no vi esto o lo otro, cuando estaba cerca de dónde está ubicado el Carrefour, ahí escucho unos disparos y me doy cuenta que no estaban tirando con balas de goma. Me fui para la vereda, se prende fuego un colectivo y termino en la estación, ví el cuerpo de Maxi que estaba claro que estaba sin vida, en el hall de la estación había mucha gente que estaba ahí esperando para tomar el tren y quedaron atrapados con lo que pasó, hubo algunos ataques de pánico y de locura por lo que estaban viendo. Una chica quedo en el suelo con un ataque que no podía respirar”.

El ROL DE LOS MEDIOS EN ESOS DÍAS DE JUNIO  

La famosa tapa del diario Clarín el día después de la masacre tituló “La Crisis Causó dos Nuevas Muertes”. La ausencia de ética periodística en el “error histórico” del matutino no fue el único caso de medios que estuvieron atados a la versión oficial, la de la policía, la de Aníbal Fernández y Felipe Solá. En el noticiero que conducía Guillermo Andino espetó “habría piqueteros armados peleando entre sí y hay un policía muerto”, todo falso. En el libro del periodista Hernán López Echague “La política está en otra parte”, la investigación que él hace también revela datos de ese día sobre el rol de medios de comunicación: “Desde la zona de Puente Pueyrredón, un periodista del programa de Georgina Barbarossa asegura tener el nombre del policía muerto; no puede revelarlo, se trata de una información todavía oficiosa; en los estudios del canal, otro periodista, uno de apellido Fernández Llorente, dice con circunspección: “Esto confirmaría que hubo gente armada del lado de los piqueteros”. La mentira fue la que predominó en los medios comerciales. A excepción del diario Página 12 y los medios alternativos, todos se apoyaron en las fuentes policiales y del gobierno. Muy pocos medios fueron capaces de tener la intención de hablar con integrantes de los movimientos sociales para ver qué fue lo que ocurrió en el lugar. El diario La Nación tituló: “Dos muertos al enfrentarse piqueteros con la Policía”, La Voz del Interior por su parte aseveró: “Dos muertos en la protesta piquetera de Buenos Aires”.

Sobre esos días de junio del 2002 y su trabajo en el diario Clarín Mateos repasó “La política de los medios no sabemos para donde va a veces, porque yo trabajaba en clarín, ahí lo hice casi 24 años y han hecho movidas políticas de todo tipo y muchas veces la información estaba supeditada a la forma en que esa información servía para las operaciones políticas. Cuando el diario estaba interesado en apretar determinadas cosas nos daban libertad para escribir lo que quisiéramos, cuando el diario no le interesaba mas nos freezaban . Había un tire y afloje de hasta dónde poder avanzar. Como trabajador de prensa siempre tratamos de buscar un espacio y de hacer cosas que no eran lo que ellos siempre esperaban”.

El rol de los medios en la masacre de Avellaneda fue, salvo escasas excepciones que ya se mencionaron en esta nota, deplorables. Sobre este tema y como actuaron los medios afirmó “Es Imposible desligar la construcción del sentido común de los medios y como plantean las cosas, como los medios van creando uno forma de pensamiento  y de sentir la realidad, yo no miro casi televisión porque me indigna tanto la mentira y la manipulación de la realidad. Hay que poner una línea dónde está el mal y el bien, ya no hay matices. En los medios destilan veneno contra los trabajadores”.

Para volver al 26 de junio, el saldo de ese día trágico para los movimientos sociales fue de 160 detenidos, 90 heridos y dos muertos, la Bonaerense no tuvo ningún herido. Horas después de la masacre, Franchiotti declaró a los medios “Actuamos porque esa gente iba dispuesta a combatir, nos dimos cuenta por sus cánticos”. Ese mismo discurso fue el que sostuvo el actual funcionario del Frente de Todos Aníbal Fernández y quien en ese momento fuera el gobernador de la provincia de Bs As, Felipe Solá, actual Ministro de Relaciones Exteriores, ambos funcionarios del PJ que sostenían la versión de que se estaban matando entre ellos. El Jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, y el Secretario de Inteligencia del Estado, Carlos Soria fueron quienes culpaban al movimiento piquetero de provocador, al igual que dejaron entrever que los muertos fueron el saldo de una disputa entre facciones del mismo movimiento social.

En el ejemplar del 27 de junio del 2002 Miguel Bonasso publicó en su columna de opinión de Página 12 “Una vez más los paladines de la muerte se han sacado la careta de centuriones de la democracia. Que ningún varón prudente venga a decirnos que a los piqueteros los mataron por “infiltrados, por loquitos, por zurdos”. Porque eso equivale al “en algo andarían” con que se justificó la desaparición de 30 mil argentinos. Que ningún comisario de turbia foja venga a desfigurar lo que todos vimos con groseras explicaciones sobre el calibre del crimen. Que ningún alcahuete de los medios tape la olla podrida y le haga propaganda al caos. Una vez más, mataron a manifestantes populares que salen a la calle a gritar su hambre, su desesperación, el robo del futuro”.   

PUBLICAR LAS FOTOS DE LA IMPUNIDAD Y UNA COBERTURA QUE ARDE ROJO EN SU TRAYECTORIA 

Pepe vuelve al diario después de la cobertura y dialoga con el editor de fotografía del mismo, Diego Goldberg y Cecilia Profético, ambos fijaron las publicaciones de las fotos, sobre esta secuencia de fotos recuerda Mateos “cuando aún sucedía todo, vuelvo a las dos de la tarde al diario, y estaban allanando el local de Izquierda Unida, estaba la conferencia de prensa dónde recibe la piña Franchiotti, no había terminado la jornada. Miraba las fotos y trataba de hacer una cronología de lo que fue ocurriendo con los hechos, después se publicó con ese título, el gran error o la decisión de haber eludido la responsabilidad de la bonaerense es clave, e innecesario, porque podían mantener su posición, no pudieron salvar la dignidad. Todos decíamos, todos los que estuvimos en el lugar, que los únicos disparos vinieron del lado de la policía, no había ninguna crisis ahí. Página 12 en cambio puso otra vez la Bonaerense de titulo”. 

¿Como atravesó en tu carrera la cobertura del 26 de junio?

“La dimensión y la trascendencia de la represión a dos militantes, como Darío y Maxi, que quedan en la calle y muertos, son muy emblemáticas de un momento y de una generación, de una entrega. No es una represión cualquiera, no son dos personas que les tocó caer ahí, es un momento histórico político. Para mí es un nudo de mi historia de vida y profesional, de alguna manera estos 19 años nunca deja de estar presente la figura de Darío y Maxi al momento de la represión. A veces me sorprende estar tan involucrado en eso, cuando tomo el tren y paso por la estación Maxi y Darío, y sentir que ahí hay algo también mío en ese lugar. Me parece que fue un momento trascendente en la historia de la militancia, son parte de una generación que modificó la forma de militar y de comprometerse, de intervenir en el territorio, una generación que hoy muchos de ellos son protagonistas de acciones y de proyectos”.

Pepe Mateos Foto: Romina Vermelha

A 19 años de la masacre de Avellaneda, familiares y amigos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki esperan justicia y cárcel a los responsables políticos, todos y cada uno de los que estuvieron ocupando cargos públicos. En ese pedido de justicia es una pieza substancial para armar el rompecabezas de esa jornada la cobertura histórica de Pepe Mateos.

 

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