Por Deodoro Erdosain
Dibujo Martín Vera
El empresariado agrotóxico no cree en la mentada “grieta” de nuestra endeble democracia representativa y busca, por medio de su flamante organización, espaldarazos a diestra y siniestra en su recorrido por todo el arco de la casta política.
A casi un año y medio de su presentación en sociedad, el llamado “Consejo Agroindustrial Argentino”, integrado por más de sesenta cámaras y entidades relacionadas a la explotación agropecuaria, se perfila como un actor de peso en torno de las proyecciones político-económicas del país de aquí al futuro y ya obtuvo el visto bueno (y algunos compromisos) de personajes de renombre en la politiquería nacional, entre les que se destacan: Eduardo Alberto Duhalde; Alicia Kirchner; Jorge Capitanich; Sergio Ziliotto; Martín Guzmán y su gabinete económico; Luis Basterra; Áxel Kicillof; Wado de Pedro; Ricardo Quintela; Rodolfo Suárez; Sergio Uñac; Adolfo Rodríguez Sáa; Roberto Lavagna; Raul Jalil; Mario Negri; Alberto Fernández y Cristina Idem, entre otres.
Encarnado la mayoría de las veces en la figura de su vocero, José Martins, actual Presidente de la Bolsa de Cereales, quien en su currículum ostenta los “méritos” de haber realizado cursos de:
Account Management Process – Cargill 2005; Bassis Options & Swaps – IADI Sparks Intl.; Inteligencia Emocional – Ego Zehnder Intl – 2006; Marketing Academy – Cargill 2010; Proyect Management . Univ. San Andres – 2001; Quality Leadership – Cargill – 1998; RRHH y Control Directivo – IAE Univ. Austral – 1995; Sistemas de Calidad y Normas ISO – Bureau Veritas – 1993; Transition into Leadership – Cargill 2008/09; Value Based Selling – Cargill 2000, y de desempeñarse en empresas como: MATba, Director oct. de 2018 – actualidad, Presidente may. de 2015 – oct. de 2016, Vicepresidente oct. de 2010 – may. de 2015, Director – Vicepresidente feb. de 2002 – ago. de 2006; CGPQ – Consorcio de Gestión de Puerto Quequén, Director, sept. de 2016 – actualidad, Representando a CIARA / CEC; Bolsa de Cereales de Buenos Aires Mesa Ejecutiva abr. de 2004 – abr. de 2010 Representando a CIARA / CEC; Bolsa de Cereales de Bahía Blanca Tesorero – Mesa Directiva abr. de 1995 – abr. de 2000; Cámara Arbitral de Cereales de Bahía Blanca Secretario -Mesa Directiva, abr. de 1995 – abr. de 2000 Representando a CIARA / CEC, el mentado Consejo. enarbola su “Estrategia de Reactivación Agroindustrial Exportadora Inclusiva, sustentable y Federal” como una panacea a los males pospandémicos que auguran ajustes y recortes en detrimento de les asalariades.
En un galimatías mezcla de expresiones de deseo y gráficos pseudoestadísticos difundido por varios medios “especializados”, éste chosno milénial (el llamado C. A. A.) de la encarnación del patriarcado capitalista (llamada Sociedad Rural Argentina), afirma que poniendo en práctica su programa crecerán las exportaciones en miles de millones de dólares y se generarán cientos de miles de empleos.
Les diseñadores de tal estrategia confían en alcanzar un aumento de las exportaciones anuales superior a u$s 16.000 millones, un incremento en el movimiento económico de todo el país mayor a u$s 32.000 millones, la creación de más de 210 mil empleos directos y cerca de 700 mil indirectos, en un plazo de diez años, por medio de planes de inversión, tributarios, tecnológicos y financieros, a través de los cuales “los productores agropecuarios” representados por el C.C.A puedan asegurarse una rentabilidad acorde a los tiempos que se vienen.
Si bien las cifras expresadas en ese “documento”, publicado en las redes de la entidad, atraen la atención de las miradas más superficiales, con el rabo del ojo puede leerse en el mismo panfleto la matriz ideológica, explotadora y ecocida, del organismo abajo firmante que por intermedio de la pluma de sus redactores tecnócratas propone que, en el plano impositivo: “Los beneficiarios del Plan Nacional de Fomento de la Inversión y de las Exportaciones Agroindustriales Alimentarias gozarán de estabilidad fiscal por el término de hasta quince (15) años, contados a partir de la fecha de la aprobación del proyecto de inversión o expansión de exportaciones respectivo, inscripto en el Registro Nacional”; en términos de inversiones presenta su “Régimen Especial de Amortización Acelerada, a los fines del Impuesto a las Ganancias, aplicable a los bienes de capital del agro.”; y a nivel tecnológico insiste en “la compra de semillas identificadas, fiscalizadas y, en particular, las desarrolladas con nuevas técnicas de mejoramiento; de bio insumos; de fertilizantes orgánicos e inorgánicos y la compra de Seguros índices, multirriesgo o de productos derivados climáticos.” (sic.)
A grandes rasgos y por lo poco que puede sacarse en limpio de esa melange de corto y pego, mezcla de powerpoint y filmina, llamada “Estrategia de Reactivación Agroindustrial Exportadora Inclusiva, sustentable y Federal”, el C.A.A. pretende profundizar el modelo productivo agropecuario basado exclusivamente en la extracción de rentabilidad, respaldándose en “Reintegros y/o reembolso de impuestos y tasas para todas las mercaderías de exportación para consumo (…)” (sic.); “mecanismos efectivos de devolución de Derechos de Exportación para los exportadores”; y un “Programa de Garantías Financieras para el Fomento de las Inversiones y Exportaciones Agroindustriales destinado a garantizar a los beneficiarios de los estímulos que se crean por la presente Ley, un marco de previsibilidad y sostenimiento para las inversiones proyectadas y el fluido acceso al capital de trabajo requerido.” (sic.).
Quiere decir que, con fórmulas remañidas, la burguesía agroexplotadora busca incrementar sus ya abultados patrimonios, exportando más y tributando menos, bajo “promesa” de generar unos cientos de miles de puestos de esclavitud y dependencia a los que ella menciona como “puestos de Trabajo”. Como puede observarse, nada nuevo bajo el sol.
Pero mientras estes adalides del “progreso” y las “innovaciones” intensifican el lobby en ministerios y gobernaciones, buscando cambiar algo para que nada cambie e intentando convencer o encontrar cómplices, otro modelo de producción agropecuaria resurge desde el pueblo con remozadas fuerzas, a pesar de la tremenda e injusta concentración de la tierra que padece la población, ya que esta misma tierra es un elemento indispensable para todo emprendimiento agropecuario. Este imperecedero modelo es la Agroecología, que retoma técnicas ancestrales y contemporáneas biosustentables para producir alimentos sanos y libres de explotación.
En la práctica, miles y miles de agricultores promueven a la vez que desarrollan, hoy día y frente a todo tipo de adversidades, la llamada Vuelta al Campo, de matriz agroecológica, como contraposición a la arcaica creencia de que envenenando el suelo se consiguen más beneficios. Así lo demuestran cientos de organizaciones campesinas y de productores rurales entre las que se destaca U.T.T (Unión de Trabajadores de la Tierra), inspirada quizá en los estudios del Ingeniero Guillermo Gallo Mendoza, quién propusiera, hace años ya, la Marcha al campo. El mismo Gallo Mendoza que junto a su hijo Lucas publicara el libro “Política agraria. Reforma, soberanía y seguridad alimentaria. Modelos de desarrollo”, donde con sobradísimos argumentos demuestra la inviabilidad e inequidad del modelo productivo sobre el que el C.A.A pivotea, además de echar luz sobre el reparto ilegítimo del territorio nacional en un excelente buceo histórico-documental , concluye en la necesidad de una verdadera reforma agraria.
En tanto razones de tipo: ambientales, económicas, demográficas, climáticas, éticas, morales, en fin… humanas, nos exhortan a reclamar un verdadero cambio de paradigma de ruralidad, cimentada en la reciprocidad con la madre tierra y la desmercantilización de las relaciones sociales, dos cosmovisiones se oponen en esta disputa ; La una “lobbysta” y depredadora, la otra solidaria y racional.
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