SER LA REVANCHA DE TODOS AQUELLOS

Por Federico Paterno

El jueves por la noche el Senado la Nación convirtió en Ley el proyecto que indicaba la expropiación de República Cromañón. El local donde ocurrió la muerte de 194 jóvenes que habían concurrido a un recital de la banda de rock Callejeros. Esto no sólo es una decisión de los funcionarios, sino que sobre todas las cosas es un punto de inflexión que marca como las organizaciones de sobrevivientes de la masacre empujaron tanto tiempo para que no quede en manos de privados y sea un espacio público. Para que muchas y muchos podamos ir y fortalecer la memoria. Que las escuelas conozcan que ocurrió en diciembre del 2004 y por sobre todas las cosas para que podamos entender que la música no mata, la que mata es la corrupción.

Desde la organización No nos cuenten Cromañón, lograron un objetivo en común de mas de una década de lucha y afirmaron: “Queremos que ahí se muestre la verdad contada por los testigos directos de esa noche, queremos tener el derecho de poder ir a ese lugar si lo necesitamos, queremos que las generaciones que vienen puedan ir a un espacio físico a conocer que fue lo que ocurrió”. Quién más que los y las que estuvieron esa noche tienen el derecho de poder contar y mostrar que la justicia llegó  gracias al empuje de ellos y ellas que nunca bajaron los brazos y siempre decidieron poner a la banda en el lugar de víctimas y no de culpables.  En esa fatídica fecha, también murió gente cercana a la banda. Es necesario entender que no hay una única respuesta para lo que ocurrió, también se puede comprender el dolor de las familias que no comparten esta mirada, no obstante esto, la justicia decidió que los integrantes de Callejeros cumplan condena y así lo hicieron. Deberíamos preguntarnos cuantos responsables políticos de masacres represivas en la Argentina cumplieron o cumplirán alguna vez una condena. No creo. No ocurrirá. Sino pregúntense quiénes están detenidos por la masacre de Avellaneda o por el Argentinazo del 2001. Nadie.

La sesión que tuvo lugar el jueves finalizó con 60 votos a favor y sólo uno en contra, con lo que se declarará de “utilidad pública y sujeto a expropiación”,  situado en Bartolomé Mitre 3038/78, donde funcionó el boliche República de Cromañón. Esta medida estuvo frenada desde el año 2005 en la legislatura porteña, porque el oficialismo de turno no apoyó esta decisión que hoy es ley. De aquí en mas, el lugar tendrá una muestra permanente que pueda reflejar la historia de lo allí ocurrido hace 18 años.

Integrantes de No nos cuenten Cromañon señalaron en sus redes que cierran con esta medida una etapa muy importante que se veía muy lejana en los primeros días de inicio de esta lucha, sin embargo hoy lo pueden llevar a la práctica.

En el show que dio Don Osvaldo, Pato Fontanet cantante de la banda, ex líder de Callejeros, tuvo en su escenario del recital del 17 de octubre a los y las integrantes de No nos cuenten Cromañón para que pudieran ofrecer a todo el público los motivos por los cuales vienen peleando desde el 2005 a esta parte. Por sobre todas las cosas el pedido unánime tanto de ellos, del Pato Fontanet y todo el público presente fue el de justicia. Cromañón no debe ser una empresa privada, debe ser del pueblo, como bien lo dijeron desde la organización de sobrevivientes.

Para quien redacta esta nota, es una noticia muy simbólica e importante, ser de la generación de Cromañón, recordarme como uno de los que lloró por lo que había ocurrido, de abrazarme con mi compañera y no entender como pudo pasar, pudimos ser cualquiera de los que íbamos de Cemento, al Marquee, de ahí a Cromañón, o tal vez en Hangar con el lugar estallado. Es imposible hacer responsable de esta masacre a quienes solo ofrecían un espacio de resistencia desde la cultura, como lo hizo Callejeros y hoy continúa Don Osvaldo. Para cerrar esta herida que familiares y sobrevivientes tienen, es muy difícil que se logre con esta medida, pero sí podemos entender que la lucha colectiva tiene premio y aquí se ve a las claras.  Cromañón pudo haber sido muchos otros lugares que solíamos frecuentar y jamás tomamos la dimensión necesaria de lo que podía ocurrir.

Ser la revancha de todos aquellos, así como lo cantó Callejeros, hoy esta frase se vuelve tan real como emocional para poder decir bien fuerte que no fue ni la bengala ni el Rock and Roll a nuestros pibes y pibas los mató la corrupción.

 

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