Fabián Polosecki, un periodista que revolucionó la forma de cómo contar historias cotidianas. Lo hizo desde sus programas de televisión “El Visitante” y “El otro lado” (1993-1995). Su carrera dentro del periodismo pasó por la gráfica y la publicación de notas en diario “Sur, “Radiolandia” y en la revista “Fierro”. Su vida termina el 3 de diciembre de 1996 a los 32 años de edad, tras suicidarse arrojándose debajo de un tren. Por Federico Paterno
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Polosecki, más conocido como “Polo”, siempre intentó profundizar desde realizar entrevistas a personas que tal vez no eran conocidas por nadie. Para él, que el entrevistado fuese un “desconocido” no era un impedimento para realizar una buena nota y dar visibilidad a temas donde estas personas podían relatar sus experiencias de vida.
En línea con uno de sus programas de televisión que emitía ATC, hoy TV Pública, Polo explicaba: “Estoy aprendiendo muchas cosas. Una de ellas es estar preparado para escuchar cualquier cosa. Que hable con un ladrón no quiere decir que esté a favor del robo, ni que me solidarice con el tipo. Pero me interesa hablar con él, ver qué le pasa. Se puede hablar con cualquiera, sin juzgar. En definitiva, todos tenemos los mismos problemas, nadie es tan distinto. Me parece que es más importante lo que desconocemos del otro, que lo que sabemos de él. Todos guardamos secretos”.
En cada entrevista que iniciaba Polo realizaba una búsqueda de lograr encontrar lo más profundo del entrevistado y poder dar a conocer una historia, un relato que pudiese servir para que el televidente se entere de lo que siente ese entrevistado.
Sus inicios
Fue militante del Partido Comunista (PC) y se convirtió en redactor del diario financiado por ese Partido, “Sur”, diario que tuvo una vida corta en las calles, desde el 13 de abril de 1989 a diciembre de 1990. El diario había recibido una donación de papel ruso para poder asegurar la tirada diaria. De todas maneras “Sur” cierra y, a pesar de la toma del diario por sus redactores, las indemnizaciones no aparecen. Fue a partir de esto que Polo decide cobrarse la indemnización con su máquina de escribir, lo principal para un periodista.
Al momento de que Polo militaba en la Federación Juvenil Comunista, la Directora del colegio donde él estudiaba llamó a su madre para darle una advertencia sobre las cosas que su hijo escribía. Durante la dictadura de 1976 sufrió la desaparición de su primo.
En su paso por “Radiolandia”, los chimentos eran el fuerte de la revista y la coordinación de esta estaba a cargo de Catalina Dlugi. Lo mejor que Polo logró llevarse de ese trabajo fue la relación que entabló con alguien que él supo admirar; Enrique Sdrech. Era la persona a la que él quería vincularse y lo que daba a las claras su interés por el periodismo de investigación. Sdrech en esa época era un periodista de vasto reconocimiento entre sus pares.
Uno de los programas que Polo realiza, el tema que toca y la muerte que él elige, dejan un momento para la reflexión. En ese programa Polo entrevista a un maquinista, están sentados en uno de los vagones, se crea un relato donde Polo le pregunta sobre la sensación ante el suicidio de una persona que está por tirarse debajo del tren, sabiendo que la locomotora no puede frenar para evitarlo. La forma en que Fabián Polosecki decide terminar con su vida es esa.
Los rumores acerca de los últimos días de Polo estaban vinculados a su vida en la isla del Tigre, donde él vivía junto a Eduardo, uno de los entrevistados de sus programas y la ruptura con su compañera de vida. La posibilidad que se planteó en su momento es que habría sido convocado por este entrevistado para acercarse a una secta.
Hay muchos comunicadores, pero pocos han intentado hacer periodismo y mostrar algo diferente detrás de la pantalla como lo hiciera Fabián Polosecki. Gracias Polo.
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