El sábado pasado se jugó parte de la quinta fecha del Torneo Nacional. Gimnasia de Mendoza recibía a Chacarita con el objetivo de ganar de local, meta que consiguió pero que ocasionó el descontento del elenco visitante. Nicolás Lamolina, árbitro del partido, jugó más tiempo del que había adicionado. Cuerpo técnico y jugadores expresaron su enojo. Por su parte, la policía provincial pretendió no ser menos y quiso su cuota de protagonismo. Nota Manuel López
RESUMEN DEL PARTIDO
Luego de haber disputado cinco partidos en lo que va del torneo, Gimnasia de Mendoza obtuvo su primera victoria en condición de local. El encuentro tuvo lugar en el estadio Víctor Legrotaglie, recinto que alberga a la parcialidad del lobo mendocino. El triunfo del sábado le permitió escalar hasta los siete puntos, producto de dos victorias y un empate.
El marcador fue 2 a 1 para el equipo anfitrión. Los goles del combinado mendocino estuvieron a cargo de Raúl Albornoz (de penal) y Ernesto Garín. Los dos tantos fueron conseguidos durante el segundo tiempo. Por su parte, Chacarita obtuvo su gol en la primera mitad a través de Cristian Milla.
Gimnasia pudo remontar el resultado en la segunda mitad, promediando el cierre de la misma. La polémica llegaría al final del partido cuando Nicolás Lamolina optó por jugar más tiempo del adicionado (se debían jugar 4´ de recupero y se extendió casi hasta los 5´), momento en el que se produce la ventaja para los locales.
EL ARBITRAJE Y LAS PROTESTAS
El partido, pactado para las 16hs estaría a cargo de Nicolás Lamolina, hijo de Francisco Lamolina y que supo caracterizarse por el famoso “siga, siga”. Si bien fue correcto en lo que respecta al arbitraje y en la expulsión de Víctor Zapata (le propinó un codazo a un rival) y en la sanción del penal por la mano de Zelman García (bien cobrado), no tuvo el criterio necesario para finalizar el encuentro en su debido momento.
Por su parte, los asistentes Mariano Altavista y Juan Pereyra no estuvieron finos a la hora de levantar el banderín. El perjudicado fue el delantero Cristian Milla, que padeció la anulación de dos anotaciones legítimas para el equipo de San Martín.
La polémica surgiría con el tiempo de adición. Cumplidos los 45´ se debían recuperar 4´; sin embargo, el gol de Garín se produjo cuando se habían pasado medio minuto de lo agregado. Es en este preciso momento cuando se originan las protestas por parte de los dirigidos por Aníbal Biggieri.
UN FINAL CON MUCHA PIMIENTA
Mientras los jugadores de Gimnasia festejaban el gol del 2 a 1, todo Chacarita se quejaba por el tiempo que habían jugado de más. El tiempo se había cumplido con el disparo de Garay (Gimnasia), remate fallido que terminaría en el lateral.
Si el ánimo de los jugadores del funebrero no era el mejor, teniendo en cuenta la expulsión y los goles mal anulados, el estallido total fue con el tanto de Garín. Los jugadores, inmediatamente, se acercaron al árbitro a pedirle explicaciones.
Por su parte, la policía decidió irrumpir y cobrar protagonismo agrediendo a dos futbolistas del elenco visitante. Uno de ellos fue el arquero suplente, Cantriel y el jugador de campo, Módula. Ambos padecieron el ataque de las fuerzas de seguridad que tomaron la determinación de rociarlos con gas pimienta.
En ningún momento se había sancionado la finalización, sino que todo acontecía estando el partido abierto. El juego ya se había desnaturalizado durante los 15´ que estuvo detenido; no obstante, Lamolina invitó a los capitanes a continuar el enfrentamiento. Según el reloj del encargado de impartir justicia, faltaba cerca de medio minuto por disputarse. A su vez, Biggieri fue expulsado, según el juez, “por seguridad”. Estas fueron las palabras del DT de Chacarita que no entendía el porqué de la medida.
Se añadieron 2´ cuando ya no había más que jugarse. El resultado concluyó con la polémica victoria para Gimnasia. Por su parte, el presidente de Chacarita, Héctor López, solicitará a la AFA que “Lamolina no dirija más a su equipo”. Además, declaró ante medios partidarios que “reconoció el error que tuvo por el descuento”.