RAÚL ALFONSÍN: A SEIS AÑOS DE SU MUERTE

“Iniciamos una etapa que sin duda será difícil, porque tenemos todos la enorme responsabilidad de asegurar hoy y para los tiempos la democracia y el respeto por la dignidad del hombre en la tierra argentina”.

Primeras palabras de Alfonsín al asumir la presidencia, en su discurso ante el Congreso. Por Manuel López

Un martes 31 pero del año 2009, fallecía el ex presidente Raúl Alfonsín. Un cáncer de pulmón que se vio afectado por una neumonía fueron los causantes de la muerte del octogenario líder radical.

Foto IConsiderado como un ícono de la democracia, su asunción no solo significó el fin de la dictadura militar, sino también la continuidad del ejercicio democrático. Desde el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen en 1930, Argentina ha padecido cinco golpes de Estado.

Luego de obtener el 51,75 por ciento de los votos por sobre Ítalo Luder, candidato presidencial del justicialismo, asumió la presidencia el 10 de diciembre de 1983. Un alto endeudamiento externo, desindustrialización y la falta de empleo eran las responsabilidades que debería afrontar.

La creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), cuya finalidad era investigar y documentar casos de crímenes cometidos durante el terrorismo de estado, el tratado de paz entre Argentina y Chile y la disposición del Mercosur fueron algunos de los semblantes por lo que se lo recuerda. El Plan Austral, la sustitución de importaciones seguido por la futura reindustrialización del país quedaron en meras iniciativas, producto del proceso inflacionario en el que se encontraba inmersa la nación.

Durante 1984 se publicó Nunca Más, informe que dispuso la CONADEP. También llevaría a cabo una de las determinaciones más importantes: el juicio a los miembros participantes de las tres juntas militares del denominado Proceso de Reorganización Nacional mediante los decretos 157/83 y 158/83.

Las constantes presiones de los sectores militares involucrados en las violaciones de los derechos humanos hicieron que la iniciativa adoptada en pos del esclarecimiento se viera afectada. En 1986 impulsó la Ley de Punto Final. Esto significó la interrupción de los procesos judiciales contra los autores de materiales de torturas y asesinatos. Luego vendría la revuelta de Semana Santa y el levantamiento carapintada promovido por Aldo Rico, episodio que tuvo lugar en 1987. Como consecuencia, se sancionaría la Ley de Obediencia Debida, que liberaba de responsabilidades a los acusados de crímenes cometidos durante la dictadura por tratarse de oficiales de menor grado.

Una frase que quedaría en la memoria de todos: Hoy podemos dar gracias a Dios, la casa está en orden y no hay sangre en la Argentina. ¡Felices Pascuas! Una muestra de que la etapa genocida

aún no estaba cerrada y que el ex presidente Carlos Saúl Menem se encargaría de prolongar mediante los indultos decretados.

En enero 1989 se producirá otro golpe al ya deteriorado gobierno radical: el copamiento del regimiento de La Tablada. El grupo denominado Movimiento Todos por la Patria (MTP), cuyo principal dirigente era Enrique Gorriarán Merlo, grupo armado que se resguardaba en la defensa del orden democrático, fueron los responsables. La revuelta duró dos días, el 23 y 24 de enero.

La crisis que atravesaba el gobierno de la UCR provocada por la difícil situación económica y social, abrieron paso al adelantamiento de las elecciones presidenciales. El 14 de mayo de 1989 Alfonsín cedería el poder a Carlos Menem. Su mandato finalizaría seis meses antes de lo establecido.

Sin discursos partidarios, el ex presidente tuvo su homenaje en la Casa Rosada por la mandataria Cristina Fernández de Kirchner en el año 2008. El motivo fue la inauguración de un busto con su rostro y la celebración de los 25 años del triunfo electoral.

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