EL BEATLE-BIKE

El 10 de Abril de 2015, se cumplen 45 años de la renuncia de Paul McCartney de la banda musical y rememoro una anécdota que un amigo me juró y perjuró, que en su estancia en Perú, lo vio andar en bicicleta por las calles de Miraflores. Dudé de su historia y tuve que buscar información acerca de esa, (hasta ahí para mí), falacia. Aquí la historia…Por Juan Meza

 

Allá por el 2011, cuando no había pasado el cuarto de siglo de vida, decidí realizar un viaje por el continente, el desafío- era llegar a Cuba, ¿cómo? no sabía, pero ese era el destino. Cuando se lo comenté a mi amigo Federico me dijo “dale vamos!”. Desde ese instante quedó sellado un viaje que no sabíamos cuánto tiempo nos iba a llevar. Hoy, a la distancia puedo afirmar con verdadera certeza que para mí el viaje duró un mes y para él cuatro. Me volví desde Cuzco por diferentes razones personales y Fede siguió rumbo, el llegó hasta las playas de Venezuela.

Al despedirnos él se fue hacia Lima y yo volví a Buenos Aires. Escasa fue nuestra comunicación y bastante esporádica.

Un día conversando por MSN, me contó (aún era cool usarlo) que estando en Lima un día vio al famosísimo músico, exBeatle, Paul McCartney andar en bicicleta por las calles de Miraflores. Su relato fue el siguiente:

“Boludo no sabes, lo vi a Paul andar en bici, por acá. El tipo se bajó del avión y dijo que tenía ganas de tomar un helado, entonces agarró una bicicleta y se fue a comprar un helado”.

Si, y pensé lo mismo que ustedes, Fede hizo la gran Graña y se metió selva a adentro a tomar ayahuasca.

Resulta que la historia es verdadera, no tanto como la narró mi amigo viajero, pero por ahí andaba, tenía varios custodios en bicicleta a sus espaldas, y anduvo por plazas y calles. No pude leer nada acerca de si tomó helado o de qué gusto eligió, pero el relato de Fede quedó a la vista que exageró en todo, fiel a su estilo.

Cuando regresó de su viaje, nos reencontramos, comimos asados y compartimos varias reuniones. Seguía curioso por esa anécdota que me había contado hasta que le pregunté, mejor dicho le pedí, que me la contara nuevamente, para ver si cara a cara no se reía. Y no lo hizo.

Lo contó con tal efervescencia y seriedad que hoy después de 4 años de aquel episodio, sin haber estado en el lugar de los hechos, puedo afirmar que yo vi a Paul MacCartney andar en bicicleta y tomar un helado en Perú. Lo que si no puedo afirmar es el gusto.

 

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