Miles de personas salieron en una tarde fría y lluviosa para manifestar su descontento contra el brutal tarifazo que realiza el gobierno nacional acompañado de las corporaciones. Los principales apuntados son el Presidente de la Nación, Mauricio Macri, y el Ministro de Energía, Juan José Aranguren. El pueblo hastiado por la situación social está despertándose y tomando las calles. Redacción ANCAP
Ni el frío, ni la lluvia, ni siquiera la expectativa por el partido de semifinal de Copa Libertadores e Boca, detuvo a la gente que este Jueves 14 de julio, cansada de la política de ajuste del gobierno de Cambiemos, tomó las calles para hacerse oír. En el marco de la creciente ola de aumentos que desde el 10 de diciembre hasta hoy castiga a los sectores medios y bajos de la sociedad Argentina, así como en 2001, la espontaneidad del reclamo social tomó las calles con cacerolas o cualquier otro elemento que porqué algún sonido lo más estruendoso posible para ver si los ocupantes de la Casa Rosada toman nota de las penurias que le toca vivir al pueblo y revierte su política de ahogo tarifario. Ya se expidió la justicia con los recursos de amparos, ya el Congreso Nacional puso su postura contra el tarifazo de manifiesto, faltaba el brazo hasta entonces adormecido de gran parte de la sociedad, que había gozado de buenas condiciones producto de cierta recuperación económica de la última década, y ayer se manifestó. Y es que resulta agobiante y asfixiante que el pueblo trabajador deba afrontar esta desconsiderada medida que aumentó en cifras exorbitantes las tarifas de los servicios básicos, como la luz, el agua y el gas. Si además pensamos que los valores de los alimentos de primera necesidad, como la leche, también pegaron un salto significativo; y los salarios se quedaron retrasados, el panorama es desolador.
Hay que tener en claro, que escudándose en argumentos como la “pesada herencia” o que “venimos de vivir una fiesta, y alguien tiene que pagarla”, el gobierno ayuda a los sectores más pudientes de la sociedad, o empresas y corporaciones internacionales, a que se aseguren sus margenes de ganancias, dejando de lado la necesidad del pueblo. Cabe destacar que Juan José Aranguren es un importante accionista y, hasta hace muy poco tiempo, CEO de la empresa Shell, una de las principales beneficiadas con la política de aumento de tarifas en el sector energético. Y este que nombramos recientemente es el nombre de la discordia. Porque desde que asumió en el cargo de Ministro de Energía no sólo tuvo una política de ajuste por el más débil sino que mostró una pedancia y soberbia pocas veces visto para u “serivdor público”. Cabe recordar que todo comenzó con los aumentazos al precio de las naftas, cuando Aranguren expresaba “Quién no tiene para pagar el valor de los combustibles que no lo hagan” como si fuese un privilegio y no un derecho el uso de los automóviles, en muchos casos fuente de trabajo de muchos argentinos. A esto se le suma las declaraciones del Presidente cuando argumentando el ahorro energético habla de “no andar en patas y en remera dentro de casa” en una clara intervención ya a la vida privada del pueblo. Todo parece una tomada de pelo, un incesante tironeo de la cuerda de la voluntad del pueblo que se cansó.
Por eso, este jueves de julio salió a las calles. Y no fue en un punto solo del país, como ocurrió por ejemplo con la movilización de las centrales de trabajadores en abril de este año. Esta vez fue de barrio en barrio, de la ciudad a los pueblos, de provincia en provincia. Se hizo escuchar el ruido de las cacerolas, las latas de conserva, y los cánticos populares tanto en el conurbano, como en barrio norte, en Rosario, como en Tucumán o Junín. Así es que las voces se alzaron esperando que tengan algún eco en las altas esferas políticas.
Aquí las imágenes de una jornada de lucha en la Ciudad de Buenos Aires:
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