EL OFICIO DE DAR PENA EN EL DIARIO

El pasado miércoles 24 de agosto en la sección de opiniones del diario Clarín, fue publicada una nota de Hernán Firpo titulada “El oficio de dar pena en el subte”, detalla con tono “humorístico” cómo una persona se la debe rebuscar pidiendo dinero a los pasajeros, sin hacer un análisis profundo de los por qué y burlándose de los cómo. De manera humorística (como intentó hacer el “Fulano”) hacemos una reproducción de su texto usando pequeñas modificaciones.

Por Juan Meza

Hay un tipo en la redacción del diario Clarín al que habría que hacerle un contrato de algo. De actor de comedia italiana, de víctima, de cretino exigente. Algo. Entra a la redacción con la voz quebrada por un llanto que no se distingue si es inicio o final y arranca su cadena del desánimo: un golpe bajo tras otro. Nombra un presidente. Habla sin pensar. Explica los alcances de una nota de película icónica onda Love Story o La fuerza del cariño.

 

Además tiene una tonadita del Interior. Quiere parecerse a Leuco padre, y a Leuco padre lo escucha, le brindaría el mundo y las llaves de su casa. Lo cierto es que el quía, lejos de escribir alguna nota decente, percibe ingresos. Si desconfiar es confiar en que pueden engañarte, no llama la atención que lo sigan de un pasillo a otro y lo observen con su celu para comprobar que su rutina apenas varía en buscar pokemones y pensar alguna sandez para tener contento a los jefes.

 

El grupo de escépticos -todos compañeros sin optarlo- advierten que Fulano también juega al “Preguntados” y busca recetas para cocinarle alguna día a Leuco padre.

Lo interesante acá no sería su ensayo sobre el rebusque de alguien que se encuentra excluido del mercado laboral, sino el tinte dramaturgo que le da el sin-cerebro para subrayar en un ejemplo lo que le pasa a millones de argentinos.

Cuentan que lo han visto en las inmediaciones de “El Rosedal” robando flores para llevarle a Blanck. Ya al borde de la leyenda urbana, los que lo aguantan día a día dicen que a veces unifica miserias para dar en el blanco del morbo.

Las malas lenguas -todas, empezando por las de Magnetto- aseguran que cuando los tormentos se juntan, lloramos y el quía no percibe ingresos: ahorra.

En el siguiente enlace se encuentra la nota original: http://www.clarin.com/opinion/oficio-dar-pena-subte_0_1637236444.html

 

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