MARCHA FEDERAL UNIVERSITARIA

Victoria Castiello, docente universitaria de la UNAJ para ANCAP

Cayendo la tarde me acerqué con la moto a encontrarme con mis compañeros del gremio de docentes de la Universidad de Varela, la Arturo Jauretche. Llegué pasadas las 5 y me sorprendió que ya, a partir de Hipólito Irigoyen comenzaba una masa importante de gente. Debo confesar que tenía otra expectativa, menos positiva.

Llegando a los primeros 100 metros de concentración me encontré con mis compañeros. Ellos habían arrancado desde Varela en micros, junto con docentes de otras asignaturas, y algunos alumnos. Más tarde vimos llegar a compañeras que se sumaron, a la salida de distintos trabajos, en transporte público, o en sus propios vehículos. Como alguno dijo ahí, la docencia universitaria convive con nuestras múltiples inserciones laborales, muchas de ellas, trabajos precarizados.

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La gente saca fotos. Nos miran a la cara. Pareciera que buscan en los rostros de los manifestantes alguna razón para ponerse a favor o en contra de la movilización. Las parrillas emanan olores que tientan a todos, más a una hora que quedó lejos del almuerzo y que bien podría combinar una merienda con una hamburguesa completa. Por suerte apareció el chipá y allí nos abalanzamos para conjuro del colesterol tentador de la carne vacuna.  Cada uno se la rebusca como puede: se venden stickers de Cristina, de NO al 2×1; la mayoría de los mensajes parecen dirigidos al mismo público.  Y si bien no es así, el vendedor sabe que no va a recibir agresiones de nadie por vender un pin de Cristina y Néstor.

La gran columna humana avanza sobre la avenida Callao. Algunos mencionaron el número bendito: 30.000. Nos detenemos en Bartolomé Mitre, y ahí se puede observar a los pobres automovilistas y sus acompañantes, y/o pasajeros, en una trampa maliciosa, planificada y ejecutada por los sicarios del mal. El Estado local ha decidido no avisar a los conductores de vehículos que 100 metros adelante la avenida está ocupada por miles de universitarios. No es una actitud pasiva, es bronca que suma para su rancho. Intento hablar con algunos compañeros de mi gremio y de otras agrupaciones pero parece que ya esta todo establecido y no aparecen en caliente ideas diferentes de construcción simbólica. Es probable que para el ciudadano de a pie de la reina del Plata, encontrarse en esta situación lo haga llegar por el camino más corto y reduccionista a pedir “más palo”.

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Abandonado el intento de permitir el paso de los vehículos, seguimos marchando hacia el escenario que está montado a la altura del Palacio Pizzurno. Nuestro grupo queda a unos 80 metros de distancia. Ya cayo la noche. Los discursos emocionan por el cerrado acuerdo de pensamiento que existe entre los presentes. Aplausos y chiflidos al escuchar “NO A 2X1!”. Más aplausos aún para un sentido “LIBERTAD PARA MILAGRO SALA!”. Van tomando el micrófono uno a uno los representantes gremiales y va sedimentando un fuerte objetivo: todos los trabajadores juntos en las calles para derrotar a este modelo de país que se lleva puesta la felicidad y el futuro de un pueblo entero. “La Victoria está por delante, vamos por ella, compañeros!”

Llego a casa. Hasta las 22.45 ningún medio masivo transmite nada de lo vivido.

 

 

Fotos: Infobae

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