NUESRTRAS FRONTERAS AJENAS

Por Federico Firpo

Corre el año 2018 y otra vez, suavemente, nos golpea esa rara brisa, de aquel agridulce que tiene a colombianos y venezolanos pudiendo cruzar a través de las fronteras, que hasta el momento, estando cerradas, no permitían el vínculo entre personas “al otro lado de la línea”.

La apertura de los límites geográficos, entre Venezuela y Colombia, no representa a estas alturas ninguna novedad en los términos de las polémicas que de ello se puedan acarrear. Más allá de lo emotivo y lo hermoso de la imagen que nos muestra a dos personas, o más, compartiendo un cálido abrazo, no podemos quedarnos con el impacto qué de solo un instante se genere, requiere el caso un análisis más profundo para la cuestión. En este sentido, la especulación no debe de ser dejada de lado, los acontecimientos singularmente políticos, tienen, no solo, una imagen para los titulares del día después, sino también, una búsqueda por despertar los vaivenes del trajín histórico. Más aun, tampoco es que el tema abarque únicamente a los países directamente afectados. Léase, la crisis de la frontera entre Colombia y Venezuela es, más bien, la consecuencia de una lucha que se extiende en tamaños continentales, comenzando por la Argentina, terminando en Estados Unidos, en lo que habremos de denominar, de varios siglos para acá, bajo la siguiente consigna: “el águila del norte siempre el acecho”. Y si hablamos de especulaciones, no nos permitiremos obviar el papel que en determinados contextos cumpla cada uno de los países, encontrándose en la actualidad, Colombia y Argentina como a la vanguardia de los relatos proyanqui, mientras que, Venezuela y Bolivia del lado de la resistencia bolivariana. Supongo que a esta altura no hace falta aclarar mucho más al respecto.

Pero esto no es todo, la educación resulta ser de trascendental importancia en lo que al conocimiento qué de las luchas de sus pueblos las poblaciones sean enseñadas. Y créanme, tenemos aquí también una suerte de analogía que con las fronteras, se nos aparecen constituyendo el mecanismo primario de censura dominante. Al no reconocernos en las luchas reivindicatorias de nuestros suelos y, por tanto, de la propia autonomía soberana, difícilmente podamos identificarnos como parte de un territorio, por el cual muchos han peleado a sangre y fuego. Bien sabemos que la escuela secundaria, es decir el tope de la educación obligatoria, nada nos brinda en la lectura de movimientos culturales contrahegemónicos, tenemos, por caso, solo títulos del estilo: “Sarmiento fue el primer maestro, nunca falto a la escuela”. Los procesos históricos encierran en sí permanentes movimientos de crisis, posiciones tomadas, que cíclicamente van poniendo en duda el estado actual de cosas, en pos de la superación.

Sería injusto así quedarnos con la última foto de la frontera que abraza a pueblos vecinos. No nos olvidemos de la Gran Colombia y del rol de Simón Bolívar en la lucha libertaria por la emancipación de los pueblos latinoamericanos. Tampoco de los países caribeños con millones de personas recurriendo a la inmigración, buscando un futuro mejor en los confines del territorio bolivariano, particularmente de panameños, quienes osan hoy maltratar, incluyendo la golpiza, a venezolanos que a Panamá han llegado en gran número, aduciendo que les quitan sus trabajos, poco y nada deben saber ellos de la historia que debiera más bien unirlos hoy, sobre todo teniendo en cuenta lo bien recibidos que apenas ayer eran por los mismos a quienes hoy paradójicamente golpean. Sucede lo mismo con ciertos grupos de colectivos peruanos, que embravecidos alientan en campaña también contra el país (Venezuela), del cual poco se conoce su carácter histórico en tanto fiel receptor de inmigrantes de países vecinos.

Al fin y al cabo, quizás sin saberlo, terminemos cayendo presa de las fronteras que la vida impone a diario en nuestras conciencias. Hablamos de líneas imaginarias, dibujos trazados probablemente bajo intereses foráneos. No estaríamos poniendo en duda el asesinato de dos jóvenes, cobardemente interceptados por las fuerzas de seguridad, mientras reivindicaban luchas ancestrales contra el Imperio de las tierras que arbitrariamente han sido dadas a un italiano y a un inglés.

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