Por Redacción ANCAP
Dos trabajadores de la empresa distribuidora de energía eléctrica fueron despedidos sin pruebas. Les atribuyen hurto de combustible sin demostración fehaciente. Ya llevan 21 dias de manifestaciones por la reincorparación. Se trata de un plan sistemático de la empresa para adoctrinar a los trabajadores. En el contexto de mayor ganancia de la empresa achican planteles, tercerizan y destruyen las inversiones y el mantenimiento de las redes.
Los lucifuercistas se ufanan del sentimiento de familia y de solidaridad que se traza dentro de los sectores de trabajo de las empresas de energía eléctrica. Y ese sentimiento se puede respirar, sentir, se transmite en el corte que por vegésimo primer día consecutivo realizan los trabajadores del sector Alberdi de la empresa Edesur, en la esquina de la Avenida Juan Bautista Alberdi y la Avenida Lacarra, en el barrio de Flores. Reclaman por la reincorporación de dos compañeros despedidos injustamente, ya que la empresa les achaca el hurto de combustible de una de las unidades móviles que se utilizan para la labor diaria, a partir de una deducción del kilomtraje y el combustible recargado, sin pruebas evidentes que comprueben que los trabajadores echados hayan realizado dicha maniobra. Uno de los trabajadores estaba a pocos meses de conseguir su jubilación después de treinta años de servicio, y el otro es padre de familia y cuenta con un chiquito que necesita un tratamiento médico muy costoso. Por eso, se desplega cada día la movilización de los compañeros, quienes después de su horario laboral hacen fila india para realizar el corte parcial de la Av Alberdi con el objetivo de visibilizar la problemática. Desdoblan banderas con la figura de Oscar Smith, el Secretario General de Luz y Fuerza desparecido por la última dictadura militar por a defensa del convenio colectivo de trabajo; con bombos y redoblantes que musicalizan la jornada y con pirotecnia que funciona como llamador de atención para todo aquél que quiera oír de que se trata. Porque en este caso la problemática se encarna en estos dos despidos, pero de fondo se trata de un plan sistemático más importante que emplea la empresa Enel, administradora de Edesur, con vaciamientos de servicios, falta de mantenimiento e inversión en la red y en equipos, aumento de tercerización del trabajo y reducciones de los planteles.
Si hay un sector que ganó en la era Macri ese fue el de las empresas de energía. Los tarifazos que salen de los bolsillos de los argentinos van a parar a las cuentas de las energéticas que son las grandes triunfadoras de este período. Edesur es una de ellas, ya que a partir de la quita de subsidios a los usuarios, las revisiones tarifarias y la condonación de deudas logró que por ejemplo, haya aumentado un 99% sus ingresos, llegando en 2018 a cerrar un balance con 3087 millones de pesos de ganancias. Sin embargo, eso no le bastó y actuó como si fuera una empresa en crisis. Aplicó un plan de retiros voluntarios para achicar planteles y frenó todo tipo de ingresos para vaciar servicios. Utiliza constantemente empresas tercerizadas para las tareas propias evitando así la contratación directa, bajar los costos y las obligaciones, y contratar por fuera del Convenio Colectivo de trabajo de Luz y Fuerza. Además, no invierte en infraestructura, que luego se ve reflejado en los cortes sistemáticos y eternos de suministro, y además juega con la salud de los trabajadores al obligarlos mediante medidas extorsivas a trabajar en pésimas condiciones de seguridad e higiene. Así también, se vale de este tipo de artilugios para amedrentar a los trabajadores con despidos injustificados que buscan adoctrinar en el miedo.
Sin embargo, la pelea se la están dando todos los días los trabajadores en los sectores de trabajo, con la esperanza que un cambio en la política nacional sea el puntapié inicial para un cambio en la política que plantean las empresas. Se aferran a la imagen de Oscar Smith en las banderas y a la frase que les dejó picando “Lo que se pierde luchando, tarde o temprano se recupera”.
Se olvidaron de mencionar los aprietes para “jubilarse”