De Eric Acuña Márquez para Ancap
Fotos José Miguel Araya
Un país en llamas, un pueblo abofeteado que ya no aguanto más el agobio, aburridos del abuso que por años soportó, se levantó.
31 días han pasado desde el inicio de esta revolución social y este 18 de noviembre se dio lo que se denominó el «super lunes», donde se cumplía un mes de resistencia social en las calles, en todo el país, desde Arica a Punta Arenas, se convocaron masivas movilizaciones en repudio a este especial acuerdo «por la paz”, mientras en las calles siguen en aumento las cifras de muertos, mutilación de ojos, heridos, incluso hechos de violencia sexual contra mujeres y hombres en comisarías.
El pueblo salió a las calles para pelear contra un Estado que le infringe dolor y violencia sistemática, se acabaron las motivaciones de marchas pacíficas, ahora estas acciones son llamados “enfrentamientos”, pero en condiciones muy adversas y desiguales en las calles de todo Chile. Son contra el mismo demonio armado, entes de la represión compuesta por militares y fuerzas especiales, instituciones supuestamente formadas para mantener el orden, la paz y brindar protección a la ciudadanía.
Un pueblo cansado del terrorismo de Estado, salió a enfrentar con cacerolas y cucharas la represión policial. Fueron recibidos con armas de fuego, escopetazos al cuerpo y balines de plomo recubiertos de goma disparados a los rostros.
El responsable, Sebastián Piñera, que declaró «estamos en Guerra” por cadena nacional, también promulgo en todo el terreno nacional «El Estado de Excepción Constitucional» donde se rompieron cada uno de los protocolos internacionales de mantenimiento del orden público, miles de personas llegaron a manifestarse y enfrentarse a la brutalidad asesina de carabineros.
No son pocas las veces que históricamente las revueltas sociales en Chile han terminado en matanzas y genocidios, esta vez no ha sido la excepción. A la fecha hay un estimado de 23 personas asesinadas, de la cuál falta por identificar un cuerpo hallado en un supermercado en la comuna de Maipú de Santiago (capital).
Entretanto, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) realizó un balance donde dan cuenta que en 79 comisarías y 56 centros de salud se constataron directamente la cifra de 6.362, personas detenidas y de 2.381 heridas, que han acudido a hospitales, de los cuales 402 recibieron disparos de perdigones y 288 por arma de fuego no identificada.
Se acumulan 345 querellas contra agentes del Estado, 245 corresponden al delito de torturas y 58 de ellas tienen connotación sexual, es en este ambiente y atmósfera actual que el gobierno promulgo y presenta la firma con sangre en las manos del presidente el famoso acuerdo “por la paz”, donde son los partidos parlamentarios con cero respaldo social, convocados para llamar a una convención constituyente, poniendo al parlamento como principal ente regulador y con un quórum de 2/3, con el objetivo de descomprimir las movilizaciones.
En este contexto el jefe del cuerpo policial, Mario Rozas, asegura que «lo han hecho bastante bien» refiriéndose al actuar de estos efectivos policiales contra la población civil y sus demandas, en estricto rigor este vil personaje avala el actuar asesino de una las instituciones más odiadas actualmente en Chile.
Somos gente mal educada, somos la generación de los mal educados, años de exclusión, falta de oportunidades, somos mal educados, resolvemos todo por medio de la violencia y hacemos surgir el odio cuando vemos sonreír a los políticos que son sobreseídos por tribunales de justicia por sus delitos de cuello y corbata.
El periodismo y editores de televisión mostrando el fuego con zoom, el fuego y las barricadas, hablando una y otra vez de saqueos para generar miedo y opinión en los televidentes, criminalizando el movimiento social. Ya en 2003, 2006, 2011 operaron de la misma manera y en miles de marchas NO + AFP, que no tomaron en cuenta, fue en esos eventos que se gestó el nacimiento y surgimiento de este movimiento social, que ha dejado a un seudo gobierno asesino y dictador, cayendo en el abismo a lo más profundo de la historia, como uno de los peores y más nefastos mandatos.
La gente no bajara sus brazos porque la gente está reclamando DIGNIDAD.
El pueblo sale a las calles y está luchando hasta que la dignidad se haga costumbre.
