Por Lidia Baran
La pandemia del COVID-19 en Chile frenó, por el momento, las movilizaciones y las muestras de un pueblo que busca cambiar lo que Piñera sostiene dentro de la educación, la salud y la cultura Popular. El lema que inicio las protestas fue: Chile Despertó, hoy ese lema se sostiene y no se apaga a causa de un virus. Es por eso que traemos en ANCAP, el testimonio de quienes desde chile, continúan con la idea y la resistencia más firme que nunca. Ese mar de fueguitos que supo señalar Galeano, trae desde Chile estás palabras para compartir. En esta entrega es el de Nicolás.
“Las evasiones masivas del metro las contemplé desde la otra vereda, desde el estudiante universitario que no se internó demasiado en el tema de la protesta contra el alza del transporte público y la lucha directa contra los organismos represores del estado.
El 18 de octubre marcó sin precedentes un sentido nuevo a mi vida, en un día se me reanimó el corazón y me retornaron las ganas de salir a la calle, conforme fue pasando el tiempo me fui internando más en las manifestaciones masivas que se iban dando a lo largo de todo el país, la esperanza y la ilusión estallaba con que al fin las cosas en Chile podían cambiar y ser distintas, me vi mitigado por el dolor y la angustia que pasaban mis padres al ver como las heridas de la dictadura se abrían nuevamente.
“Chile despertó” fue la consigna que hizo eco en todas las regiones y así fue, despertamos de la bota elitista que nos pisoteaba la cara, que nos tenía sumisos y cegados, una bota que nos impuso un sistema económico neoliberal, separando a la sociedad y volviéndola individualista y segregadora, aumentando la brecha social y la desigualdad.
La Plaza Baquedano ahora se rebautizó como la Plaza de la Dignidad, la zona cero del levantamiento ciudadano contra un sistema que no da para más.
Salí a defender mi derecho a la protesta cada viernes y cada día de la semana como pudiese, comencé a utilizar mucho más la bicicleta y me uní a las bicicletadas de los domingos como forma de protesta pacífica. Ahora el miedo de irme detenido se transformó en el miedo a perder la vida, el miedo a perder mis ojos o que todo esto se detuviera y no hayamos conseguido nada. La primera línea nació desde la autodefensa del ciudadano y sus cacerolas contra la policía militarizada, en una lucha desigual pero de corazón bravo y un temor que desaparece cuando te rodeas de gente valiente que está dispuesta a dar la vida por alcanzar la dignidad deseada.

Marzo era el mes para comenzar a cimentar el fin de este gobierno que ya había perdido toda legitimidad, y así se empezó a dar, los estudiantes secundarios nuevamente habían comenzado a llevar la bandera de lucha en todos los sectores, pero el Covid-19 comenzó a amenazar a Latinoamérica y llegó a nuestro país, el Gobierno tomó medidas o bien no tomó medidas cautelares para impedir la propagación, fiel al sistema neoliberal, vemos como es más importante el auge económico que la salud de la población, se desplegó nuevamente a los militares en las calles en vez de declarar cuarentena total, las autoridades no son confiables y el ciudadano chileno nuevamente comienza a inflarse para reventar en cualquier momento…
La calle nos espera y volveremos con más fuerza en busca de la dignidad y la justicia social”