Por Verónica González para Ancap
Foto de portada Chelo Candia
Pensé que nunca más
iba a escribir como aquel día,
con ese miedo,
mezclado de impotencia
y dolor.
Pensé
que las injusticias
seguirían siendo otras,
las de siempre,
las que nunca terminan.
Pensé que Santiago,
Rafa,
que lxs compañerxs,
los pedacitos de sol…
No pensé que
Luis, ahora Facundo.
Me cuesta pensar.
Me atropellan las mariposas
de lxs que no están.
Y entonces,
el grito sigue silenciado
por las balas del hambre
y los canallas.
Y resulta
que esos mismos,
ocupan las calles
que hicimos nuestras
y se hacen amigos
sin buscar
aquello que nos mata.