Por Federico Firpo para ANCAP
“No dejen que argentina se convierta en potencia, arrastrará tras ella a toda América Latina…” Y esto es Palabra del Señor… Winston Churchill, ex Primer Ministro Británico, allá por las negociaciones de cierre de Guerra (más precisamente Conferencia de Yalta, 1945, finales de la II Guerra Mundial)
Pero esto es nada nuevo acaso, de hecho la Guerra del Paraguay (tristemente celebrada cómo la de la Triple Alianza, por cuanto implicó la cobarde avanzada en conjunto de: Argentina, Brasil y Uruguay contra la patria Guaraní), sábese hoy, significó no menos que el freno directo por el miedo externo a la posibilidad del Paraguay como potencia mundial, otra vez conspiración inglesa de por medio. Como anticipando, con tres cuartos de siglo, la conducta y el patrón a seguir. Consecuencias ejemplares: Bartolome Mitre, devenido en héroe de los piratas del Occidente, asimismo de los pobladores de las ahora tierras del sur brasilero.
Y si de tierras hablamos, no podremos evadir, por ejemplo, todo lo que de Potosí (Bolivia) ha acontecido. Esclavizar el dolor de nuestros suelos pareciera ser otro de los arrebatos que como costumbre hemos tomado para la degustación de Imperios insurgentes. La minería del progreso y el dolor, en una incesante huella, que al día de hoy solo ha dejado la muestra ilustrativa de tantas tierras contaminadas, poblaciones postergadas: caudales superadores para foráneas casas matrices.
Entre desigualdades y desuniones, como retrotrayendo al parafraseo el Himno Nacional Argentino, no escatimaremos en decir: “al Gran Proble Argentino… Salud”. Unitarios y federales, batiéndose a duelo interno, desoyendo las órdenes de un General, Libertador (por tantos amado, por los nuestros ignorado: José de San Martín) de no derramar sangre y fuego entre compatriotas. Hoy repitiéndonos entre paralelos adversos de radicales y peronistas, envueltos y sujetos a señalamientos y mentiras como si esas fueran las culpas, ser peronista o ser radical, o por caso trotskista, cuando la cosa, a las claras, va pasando por otro lado.
Al serpenteo de las primeras horas del Siglo XXI, caminamos por las cornisas de una avanzada meritocrático-fachistoide, en esta parte (“negociadamente” postergada) del continente, con capas qué, a pesar de verse intensamente empobrecidas, se encuentran alentando los procedimientos divisorios de sus propios pueblos. Hay que ser cuidadoso con lo que uno desea, puede que el sueño se cumpla, cual profecía, una vez más. Fruto de relaciones sintomáticas, por parte de quienes apuntan sus cañones contra un mundo a la baja, creyendo estar al margen de una realidad qué, en realidad (valga la redundancia), los aleja cada día más. Mezcla de herencia y fervor fracasario, en tiempos de pocos los muchos van, democráticamente degustando, sabiéndose fuera de foco. Neo-injertos de estas ruinas sudamericanas, sirvientes fieles de un individualista ideario esquemático, conjeturadores que se suponen más allá, es decir, distintos y ajenos al pobre que hoy resultaron ser por ceder.
Teniendo como nuevo, aquel viejo designio que nos encausa aduciendo: Pobre es el que quiere, el pobre es pobre porque así se lo merece… Sabemos ya, la traición es inminente. Siempre y sin excepción.
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