Por Verónica González
El otro día hablábamos de la violencia machista, expuesta en un programa de televisión. Un espectáculo lamentable que ofreció Santiago Terán, el fiscal de Cutral-Có contra la periodista Lucila Trujillo en C5n. En este episodio, quedó de manifiesto la necesidad de seguir trabajando acerca de la implementación de la “Ley Micaela”, la cual fue implementada en diciembre del 2018, obligando a todas las personas que trabajan en los tres poderes del Estado Nacional, a recibir capacitaciones en temas de género y violencia contra las mujeres.
En noviembre del 2018, un mes antes de su aprobación, la justicia absuelve a los acusados por la violación y el asesinato de Lucía Pérez, una adolescente de 16 años, ocurrido el 8 de octubre de 2016 en Mar del Plata.
Es importante, recordar el accionar nefasto de la justicia patriarcal en ese momento, la manera de inculpar a Lucía, poniendo el acento en su personalidad y desviando el foco de los principales responsables.
“¿Era Lucía una adolescente que podía ser fácilmente sometida a mantener relaciones sexuales sin su consentimiento?”, se pregunta uno de los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Nº1 de Mar del Plata. Para responder a este interrogante, revisaron los mensajes de WhatsApp de la joven con su entorno y concluyeron: “De las conversaciones mencionadas, surge claramente que Lucía tenía relaciones sexuales con quien y cuando quería. Resulta muy importante para reforzar esta idea de que Lucía no estaría con nadie sin su consentimiento”. También argumentan, en la resolución judicial que “Lucía tenía una personalidad que distaba mucho de ser sumisa”.
En el expediente, hay una insistencia en cuestionar a la víctima, desvincular a Farías de su clara responsabilidad y tratarlo como un caso de muerte por sobredosis, alejándolo de este modo, de la violencia de género y del femicidio.
Juzgar a Lucía, por ser mujer, por decidir, por querer “gustar”, es mirar para otro lado, es seguir perpetuando el machismo en los juzgados y en la sociedad que continúa avalando este tipo de argumentos.
Luego de algunos años de la implementación de la Ley Micaela, de la lucha de la madre y el padre de Lucía junto a las organizaciones, el Tribunal de Casación Penal bonaerense anuló este miércoles 12 de agosto, el fallo del tribunal que tomó la decisión de absolver a tres de los imputados, Alejandro Alberto Maciel, de 63 años, Matias Gabriel Farias, de 25 años, y Juan Pablo Offidani, de 45 años, y ordenó un nuevo juicio. Alejandro Maciel, quien había sido absuelto por encubrimiento agravado, murió en libertad semanas atrás.
La justicia continúa llegando tarde, sus errores son irremediables y requieren intervenciones precisas. Para esto es necesario, visibilizar sus discursos, mantener la lucha y la memoria activa, para no olvidarnos de Lucía, ni de Micaela, ni de tantas otras que ya no pueden gritar.