LES TORCIERON EL BRAZO

Por Federico Paterno

Corría el año 1995, época menemista, trabajo precarizado, déficit habitacional y una economía devastada gracias a las privatizaciones del riojano Carlos Saúl Menem. Las familias de San Francisco Solano tomaron la decisión de avanzar sobre tierras fiscales; fueron tres meses de peligro de desalojo, sacerdotes que respaldaron y hasta el obispo de Quilmes Jorge Novak, brindó su apoyo. Nos vamos al año 1981, plena dictadura militar, y más de 4600 familias de San Francisco Solano y de Quilmes avanzan contra el hacinamiento provocado por el contexto socio económico. Lo hacen desde la fortaleza de la organización generada por las Comunidades Eclesiales de Base, bajo la coordinación del cura Raúl Berardo. Se concreta la toma de tierras más que grande que tuvo la provincia de Bs As, la cual termina siendo cercada por el Ejército durante cuatro meses.  Fueron 20 mil personas decididas a tener un techo y una vivienda para sus hijes. Dos tomas de tierras históricas del Conurbano que lograron una victoria a partir de la organización popular y la resistencia de las familias ante el hostigamiento de las fuerzas de seguridad y de los medios de comunicación.

En pocos días Guernica puede ser protagonista de un violento desalojo de tierras dónde hoy se encuentran 2500 familias, la decisión de les asentades ante la urgencia en los tres casos es la mismo: “tierra para vivir”; estas experiencias que vamos a relatar desde las voces de sus protagonistas advierten que ante el avance del poder político y judicial hay un fortalecimiento de la organización que nace desde el pie.

El 27 de noviembre de 1981, se vivió el traspaso de mando entre Jorge Rafael Videla y el General Viola. Las Comunidades Eclesiales de Base (CEBS) fueron un espacio de contención política para la militancia social de ese momento. A partir del hecho concreto de avanzar en la ocupación de 211 hectáreas, surgieron los barrios hoy llamados El Tala, La Paz, Barrio Los Tucumanos, asentamiento San Martín y Monte de los Curas. En este último barrio, la gente modifica el nombre a causa de la guerra de Malvinas por 2 de Abril. La organización popular en esta toma histórica y la más grande que tuvo el país, destacó como uno de los principales protagonistas al cura Raúl Berardo, sin dejar de nombrar el apoyo del obispo Jorge Novak. El rol de la iglesia en este caso fue importante para que no se produzca la represión en el lugar. Durante un mes, previo al 27 de noviembre, se trabajó intensamente para que nada salga mal.

NO PASARÁN

Jorge Chambi, actualmente es docente de profesión y vive en el asentamiento San Martín; fue uno de los partícipes de esta toma de tierras en esas jornadas históricas, donde la decisión fue organizada y en algunos casos espontánea. Chambi conoció ahí el espacio de las CEBs y comenzó un camino de militancia social cristiana.

El 29 de noviembre de 1981, fue una mañana fría en Solano y la orden de desalojo ya era un hecho. Entraron las topadoras en la toma de 211 hectáreas y la decisión de la gente fue armar un cordón entre las mujeres, les niñes y el cura Berardo de frente de las topadoras, para que no avancen contra el resto de les compañeres. A pesar de estar les niñes con mujeres, el avance fue certero, el cura, ante esto toma una rápida decisión y de forma enérgica decide subirse a las máquinas, la policía le advierte que tiene que avanzar, que se corra. Berardo les grita: “No, no, pará, yo voy hablar al Municipio, pará!!!”. Así fue que emprendió camino hacia el Municipio para hablar con el Intendente del momento, Julio Casanello. Luego de la charla que tuvieron, el funcionario le pide al obispo Novak que saquen al cura Berardo de la toma, la respuesta fue clara: NO. Ahí es cuando se fortalece mucho la organización. Crece la mística de la toma y se convencen de que estos barrios que se crearon a través de las 20 mil personas decididas, no iban a ser desalojados por el poder político y judicial.

“Debíamos venir al lugar diez días antes para ver el terreno que nos tocaría. Las reuniones se hacían a la intemperie en una mesita con sol de noche. Volvimos al lugar 10 días antes del 27 de noviembre, en esa ocasión nos anotaron nuevamente y nos entregaron un numerito de turno de almacén, diciéndonos que sería nuestro número de lote”, recuerda Chambi de los días previos a la toma. Cuando llegó el momento de la decisión de avanzar sobre el predio, tiene en su memoria aquel momento “El viernes 27 de noviembre de 1981, a eso de 22 hs nosotros nos acercamos sin ninguna cosa más que nuestra alma. Pero empezamos a caminar desde la rotonda de Pasco en dirección al Barrio La Paz.  Allí nos encontramos con cientos de familias en una especie de caravana interminable”.

Sólo en la zona de Quilmes, Berardo, llegó a motorizar 120 Comunidades Eclesiales de Base. No es lo mismo que estén presentes diferentes curas apoyando la toma de tierras, a que sólo estén militantes barriales con miles de familias. El cuadro de situación, para pensar en la represión que se puede desatar en un caso o en el otro es muy diferente. De hecho, así lo fue. Berardo frenó una brutal represión con desalojo incluido. El sacerdote venía de la experiencia de ver la forma de construir del Movimiento Sin Tierra de Brasil y desde ahí focalizó para luego poder volcarlo en esta toma histórica de tierras para el Conurbano Sur de Bs As.

“A partir de la ocupación surgen los delegados por manzana, con les que se conforma la comisión de un asentamiento, que a su vez se van a juntar y van a conformar una organización mayor de interasentamientos, donde se van a plantear estrategias para concretar la expropiación y luego cada vecino poder abonar su terreno al gobierno”, así explicó la conformación de la organización interna en la toma. No obstante, esto, Chambi analiza que hay un problema central ante este déficit habitacional “La urgencia habitacional sigue siendo un problema para la dirigencia política que quiera resolver estas situaciones, que son consecuencia de la injusticia social del sistema capitalista”.

De los peores recuerdos de esos momentos históricos para su vida chambi recuerda “La ocupación de tierras nunca fue un picnic. En aquel momento murieron más de 20 niños por diarrea estival y otras enfermedades a consecuencia del cerco militar”. Hoy, cada uno de estos asentamientos lleva consigo la marca de estas jornadas históricas de 1981 para quebrar la mirada represiva de la dictadura, no solo ganaron la toma, sino que fue una forma de entender lo que significa estar organizado y resistir.

Aquí había un contexto dictatorial que demuestra que no es sencilla la salida ante una orden desalojo y una represión que puede ser inminente, pero menos sencilla es aún la realidad que le hubiese tocado a esas 4600 familias si hubieran quedado en la calle. Conocer estas experiencias de gran envergadura, nos permite pensar un análisis del porqué volvemos al debate de la tierra. Su disputa y su concentración en tan pocas manos. Queda claro que la solución no es el desalojo ni la represión estatal.

EL AGUSTÍN RAMÍREZ

Carlos Menem había sido reelecto Presidente de la Nación en Argentina. Estamos en el año 1995, Duhalde ya era uno de los varones del Conurbano y Gobernador de la provincia, luego de ser intendente de Lomas de Zamora. En Solano, el día 11 de septiembre se produce la toma de tierras de la zona que se conoce como el Emporio del Tanque. Los medios de comunicación bautizaron esa toma con el nombre de barrio La Sarita, sin embargo, quienes estuvieron en el lugar le pusieron Agustín Ramírez, en memoria del joven militante social de las Comunidades Eclesiales de Base, quien dio su vida por los más humildes, secuestrado, torturado y asesinado en junio de 1988.

Asentamiento Agustín Ramirez

Esta toma llegó a tener tal relevancia que medios hegemónicos de comunicación estaban en el lugar transmitiendo, los vecinos y vecinas contaban con el apoyo, en ese momento, de las Madres de Plaza de Mayo y de curas del lugar, entre ellos el hoy ex sacerdote Alfredo González. La parte legal estaba cubierta con uno de los fundadores de CORREPI. León “Toto” Zimerman era el encargado de estar atento a todo lo que se debía solucionar si alguien era judicializado. No dudó un segundo en estar dentro de la toma a pesar de ser alertado de que la mano venía dura con la Bonaerense. Él sentenció que, si lo iban a llevar preso, que fuese desde adentro de la toma, con la gente.

Se realizaron tres intentos de desalojo, todos con violencia policial; Alberto Fredes era quien se encargaba de alertar a los medios de comunicación para que supieran lo que estaba ocurriendo. No había celulares, debía correr a un teléfono público y dar aviso a la prensa, una especie de paloma mensajera. La toma cobra mayor envergadura cuando se llevan preso a Zimerman. Estaban deteniendo a un abogado de Derechos Humanos. No sólo eso, sino que también se llevaron presos a los tres curas que bancaron la toma desde adentro: Pompeo, González y Carnielo.  La noticia salió en muchos diarios nacionales, la Bonaerense estaba en la mira.

Las Madres de plaza de Mayo salieron a denunciar el atropello. Lo mismo hizo el Serpaj de Adolfo Pérez Esquivel, e incluso contaron con el apoyo del diputado socialista, ya fallecido, Alfredo Bravo. Hubo una repercusión muy fuerte a nivel nacional e internacional incluso, tras la entrega de la carta que entregó Novak al papa Juan Pablo II, escrita por los y las delegadas de la toma. Los mismos que fueron judicializados bajo el cargo de asociación ilícita, los iban a buscar a los domicilios para llevarlos presos. El hostigamiento era incesante. No lograron torcer el brazo, la toma se ganó y el Agustín Ramírez hoy es un barrio, fruto de la victoria popular que no sólo significó tener una tierra para vivir, sino que fue poder vencer al poder político de Duhalde y Menem, con lo que eso significó. El 28 de diciembre de 1995 fue el traslado de las familias que estaban en el Emporio del Tanque hacia donde sería el Agustín Ramírez en Florencio Varela. Allí se encuentra hoy.TOMA DE TIERRAS (4).bmp

Alberto Fredes, “Palomo” para el barrio, habló con ANCAP y recordó lo que fue esa toma y haber estado ahí. “Fue un momento de mucha desocupación, de una necesidad muy grande como está ocurriendo ahora, ahora es más jodido aún, en los pasados cuatros años (macrismo) se acrecentó todo: la desocupación, la pobreza y el hambre. Fue una toma emblemática, estuvimos rodeados todo el tiempo por patrulleros, en cinco cuadras había más de 80 patrulleros, estaba también Caballería, los perros policías y hasta el Grupo Halcón!! Había una clara organización previa en ese momento, para prever lo que va surgiendo, articular con organizaciones, no dejar nada al azar. Tener en claro a que se iba. Ya no se podía pagar alquiler, había problemas familiares y había muchos problemas económicos. La organización previa es fundamental”. Palomo nos explica y destaca también las causas que llevan a las familias a estar en una toma “El negocio inmobiliario hace que sea muy difícil poder acceder a un terreno, es por eso también que se termina en una acción como la de Guernica o en Solano hoy en día. Una salida que veo para la solución de la vivienda, es que el Estado esté presente, no para reprimir, sino para buscar solución a toda esa gente. El Estado no puede querer desalojar primero, lo que primero deben hacer es buscar la solución. Veo dos posibilidades para salir de esto: una es la del Estado que vaya expropiando tierras o hacer un relevamiento de tierras fiscales y desde ahí reorganizar; y por otro lado que empecemos a organizarnos en el marco de cooperativas o mutuales de viviendas para poder tener un lugar donde vivir. Es importante tomar la tendencia que tuvieron los compañeros del Movimiento Sin Tierra de Brasil, ellos se organizan de otra manera, van previendo a no llegar a una instancia de la urgencia. Al menos en Bs As es necesario, en el interior vemos por ejemplo la experiencia del Mocase”. 

La experiencia de estas dos tomas históricas de tierras demuestran que la necesidad por la tierra no es algo coyuntural, es una cuestión que la clase política teme poner en debate por lo que ello significa. Existe un denominador común en varios puntos del país, la falta de tierras para los que menos tienen y poder empezar hablar de una reforma agraria. Es por ello que son para destacar estas experiencias tan valiosas que permiten ampliar el aire de organización e imperioso también para pensar que hay 2500 familias en Guernica, las cuales deben tener una respuesta, y esa no debe ser migajas del Estado, sino algo transformador, una respuesta para poder pensar cómo vivir y no estar pensando cómo sobrevivir.

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