ROMANCE DEL HOMBRE Y EL ÁRBOL

Por Aldonza Lorenzo.

Le pidió permiso pa’ escribir una puesía

Y lo dejó plantado, esperando, silencioso.

Acarició su tronco, sus ramas y sus hojas.

Anotó el título y bebió sombras de luna.

 

Era una luna azul de primavera

Y respiró el oxígeno a modo de intercambio.

Pensó en sus muertos y comprendió la savia.

Vió las raíces envolviéndolo en abrazos.

 

Se amaron en un prístino infinito

Alumbrados por la sangre y la madera.

Amor áspero de cayos y corteza

Que hizo música y le dió por compartirla.

 

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