Por Ana Izurieta
Bolivia es uno de los países que actualmente se encuentra entre los más pobres del continente: la ONU declaro que el 75% de la población tiene trabajos informales o en negro. Esta información es muy distinta a lo que acontecía con Morales en la presidencia, quien redujo la pobreza de 38,2% a 15% Esto se debe, entre varios motivos, a la gran crisis política y económica que atraviesa.
La república plurinacional de Bolivia, a casi un año del golpe de estado donde FF. AA derrocaron al tan respetado referente popular Evo Morales, este 19 de octubre volvió a acercarse a las urnas para hacer oír democráticamente la voluntad del pueblo y la necesidad de una vida más justa.
En 2019, Evo Morales (quien estuvo en el gobierno por 13 años) comienza a sentir la pérdida de apoyo de ciertos sectores de la población. El 20 de octubre llama a elecciones, pero durante los días que ésta perdura y en el debate sobre si habría balotaje o no, surge una denuncia fraude y el presidente se lleva la “sorpresa” de que las Fuerzas Armadas comienzan a presionarlo para que deje el poder, apoyados por masivas protestas en las calles. A pesar de su resistencia, entre el clima tenso y violento en todo el país, el 10 de noviembre de 2019 cae ante los pedidos y sede el mando al gobierno defacto.
La autoproclamada Presidenta de facto Jeanine Añez, desordena en todos los aspectos al país y lo lleva al podio entre los que lamentablemente, sufrieron más defunciones y contagios a causa del COVID – 19. La falta de políticas preventivas se debió al enfrentamiento y la falta de acuerdo entre el ejecutivo conservador y el legislativo opositor. Además de que “subió por paralización de inversiones y proyectos, quiebra de empresas estatales y luego, pandemia. El plan de gobierno del facto para crear trabajos fue una mentira”. (Tweet de @evoespueblo el 28 de agosto de 2020).
Después de postergarlas más de una vez y entre medio de una crisis sin precedentes, el gobierno militar llama a elecciones este año. El MAS se preparó fuertemente para la vuelta poniendo una dupla con Luis “Lucho” Arce a la cabeza como candidato a la presidencia.
Finalmente “Lucho”, quien es parte del MAS desde 1990, se lleva el 55% de los votos con los que trae nuevamente la democracia al país vecino.
A pesar de que esta semana Evo volvió a su pueblo natal entre lágrimas y una multitud descomunal en su bienvenida, el nuevo presidente dejó en claro que “si Evo quiere ayudarnos sera muy bienvenido, pero eso no quiere decir que sera parte del gobierno“; lo cual no lo saca de la esfera política y le da la oportunidad de quizás, ser el acompañante de Arce en este tan anhelado regreso y obviamente conservando su liderazgo dentro del partido.
Demás no está recordar el miedo que tuvo que pasar el ex-Presidente, fiel defensor de los derechos de los pueblos indígenas y del Gobierno popular, antes de retirarse en un avión de rescate enviado por su compañero presidente de México. El exilio de Evo no fue fácil, a pesar de que estuvo siempre con García Linera su ex vicepresidente, ambos sufrieron una persecución muy tenaz por parte del gobierno de Añez y no solo a ellos sino también a todos los dirigentes opositores a quienes se les negaba la voz siempre que se podía. Fiel reflejo del abuso de poder en los gobiernos defactos. Morales fue confortablemente recibido durante su exilio primero en México y luego en Argentina, y este año que paso no lo perdió, sino que lo utilizo para preparar el plan de campaña que encabezaría el actual presidente democrático de Bolivia, “Lucho”.
Este triunfo trae la vuelta al socialismo boliviano, pero con más puntos en contra que a favor, aunque su proyecto pretenda antes que nada “Reconstruir el trabajo asalariado y el pacto social”, el MAS tiene una larga lucha por pelear y será muy difícil poder solucionar cada una de las crisis que afronta.
Dicha victoria de la democracia deja muy clara la fuerza que tiene la unión popular en todo América Latina, fue el pueblo boliviano el que puso la esperanza ante todo y se movilizo en contra del hambre, la falta de respeto por los derechos humanos, la tasa creciente de desempleo y el sistema de salud saturado (reflejo lucidamente con las imágenes virales de cuerpos en las calles y los autos). La lucha del pueblo fue más fuerte que todo y Bolivia se vuelve a poner de pie poniendo sus últimas gotas de esperanza en el MAS.
“Este 8 de noviembre de 2020 iniciamos una nueva etapa en nuestra historia, y queremos hacerlo con un gobierno que sea para todas y para todos, sin discriminación de ninguna naturaleza. Nuestro Gobierno buscará en todo momento reconstruir nuestra patria en unidad para vivir en paz. La democracia no sólo es el voto para elegir autoridades en todos los niveles, sino también elecciones abiertas, justas. Es la participación de todos y todos sin la exclusión de nadie, más aún de las mayorías sociales y nacionales culturales. Es la protección de los derechos civiles y políticos como la libertad de expresión y la libertad de organización. Es pluralismo político”. (Discurso de posesión de Luis Arce).