MADRUGADA INCAICA

Por Federico Firpo 

Transcurrida aquella madrugada

se aparecía el oscuro monte,

caíamos por cuenta ante nosotros

en la posibilidad de empinada vida

 

Que escalara de la aventura

y nos lleve a su eterno asilo,

la decena de miles de escalones

en sinuosa trepada al cielo.

 

Y no era para menos,

el paraíso en ruinas allí nos esperaba

la llegada al alto filo

y la muerte entre sus velos

 

Se hacía a la luz el sol

y abajo nuestro la Ciudadela

la del Ancestro Rey caído

ahora vivo en mi delirio.

 

Pasábamos como en el camino

parte y sorpresa de algún designio

el de habernos conocido

fruto del mal perdido.

 

Perdidos ante la mirada

que no caía en su desconsuelo

por saber que todo termina

incluso el ahora que ya quedó escrito

 

Muere como toda vida

la escritura de aquel camino,

queda en el recuerdo

el motivo más divino.

 

 

 

 

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