Por Federico Firpo
Si bien no está escrito en la Constitución Nacional, ni en el Martín Fierro, podríamos repetir todos juntos el lema de: “Las Malvinas sean unidas”, es decir las Malvinas Argentinas. Pero, lo único que sabemos hoy es qué: “a las Malvinas se las respeta”.
No quiere esto decir que todos las respetemos por lo mismo, mucho menos de igual manera, pero lo que sí ha quedado claro es que de una o de otra forma todos las respetamos. Entiéndase que no es lo mismo respetarla desde la Soberanía y el respeto a los nuestros caídos que hacerlo desde las compuertas de las embajadas británicas y estadounidensas.
Todo esto, aludiendo a varias cuestiones que ha tocado atender en los últimos tiempos. Y que ya a esta altura lejos de sorprendernos quedan. Y si de las Islas Malvinas se trata, algunos desde abajo, casi con un poquito de vergüenza, por valerse de las burlas que en sus basurales tapiados esconden, sabemos hoy lo que al respecto piensan. Son esos que no escatimaron a la hora de borrar las Islas del mapa argentino, quienes hoy se ríen pidiendo regalar soberanía a cambio de vacunas que no sean supuestamente bolcheviques.
Y uno bien podría decir que esas personas están faltando el respeto, pero en realidad no debiéramos nunca olvidar que son justamente los mismos que siempre de rodillas se han movido. Habiendo aclarado al Rey sobre las angustias que San Martín debiera haber sentido al llevar adelante un proceso emancipador, libertador a nivel continental, dejándose perder al golf contra el megaempresario ayer Presidente, para no quedar del “Business” arafue. Son los que nunca y sin excepción, gustosos llegan para la foto cada 4 de Julio a celebrar la Independencia de esa otra Madre Patria.
En conclusión, ellos también respetan, pero nunca al de adentro, siempre a los de afuera y es por eso que entendemos que a su manera también respetan a las Malvinas, pero no a las mismas que nosotros amamos, aquellas por las que el Combatiente ha ido dispuesto a dejar en la causa su propia vida, sino, más bien, a las Malvinas que ellos técnicamente entienden, por esas vías, han sido ya conquistadas y sin pensar jamás en dar pelea alguna.
Es lógico, que personas con apellidos Stanley y Bullrich así lo sientan, es cierto y justamente, con la perversa lógica de la Conquista que así se desentiendan. Una, con la paradoja de llevar su nombre en las cercanías de esas queridas islas por los “suyos” (o a quienes quiere parecerse, por no decir defender) “conquistadas”. La otra, habiendo apropiado tierras por demás, con ancestros festejando el aniquilamiento poblador de a quienes ayer esos bisabuelos también sabían “conquistar”.
Y es por todo esto, que hablamos de respetar a las Malvinas, ya que evidentemente todos las respetamos. Algunos por soberanía y respeto al soldado argentino caído, otros plenamente por entender que se besa la mano al conquistador civilizado.