LOS ANTI-ILUMINATI

Por Federico Firpo

Imagen Martín Vera

Nace una camada nueva de iluminados, algo rancia, sin embargo, porque para atraer con sus renacientes migas solo repiten, creyéndose únicos, parafraserías que a lo largo de la Historia no han hecho menos que sacar el pan de nuestras expectantes bocas.

 

Algunos marginales, otros herederos de las fortunas que sus viejos mega-magnates, versión “Gran Alcurnia”, les han dejado, pero en definitiva, todos ellos hombrecitos fieles de una cuasi-religiosa actividad, que lo único que bien sabe hacer es buscar eliminar cualquier movimiento que no se someta a los privilegios planteados y comprendidos, por ellos mismos, sencillamente como naturales, atendiendo a lo divino de sus golosas vidas, necesitadas de una suerte de extractivismo cerebral, de cara a una sociedad a la que defenestran.

Chupasangres desde “el arriba”, que sin saberse abusadores gritan y vociferan a vivo insulto que todo lo que implicase romper con un orden de cosas establecidas viene sólo a arruinar lo que por exquisito debiera, para ellos, ser ley. Más allá de que muchas veces, por orden de los beneficios contractuales, por ellos apercibidos, efectivamente sean sus voluntades ley. Personas qué, incluso hasta innecesariamente, desde la delincuencia del guante blanco, manotean en medio de exclusividades, pero indignados en su discurso, por no poder supuestamente gozar de los designios de sus propias libertades, no atendiendo a que han sido ellas, valga la redundancia, por ellos mismos diseñadas.

Formateados también por los mecanismos de ciertos informadores, quienes pretendiendo en nosotros solo desde lo pasivo nos movamos, acorde a lo que a unos pocos pueda rendir la buena vida, es que festejarán sus emotivas alardeadas, de hombres superados, devenidos con sus mensajes en dueños de la total verdad. Las ideas del sin debate podremos encontrarlas en estos nuevos personajes del más allá, quienes sabiendo aprovechar los vaivenes de una era tecnológica y desde el rincón más ínfimo de su habitación, expondrán teorías galácticas para hacernos re-entender que todos somos una mierda menos ellos.

Desde la política se presentan también, quizás paradójicamente, como los anti-política, tal vez como los libertarios, pero a fines de cuenta, como aquellos que desde el vacío de un relato sin horizontes, buscarán siempre sumar voces mostrando un eterno descontento, contra una realidad desde la cual si bien mandones, pretenden siempre borrar las cuentas de lo  que no les sume para sus propias restas.

Raramente idólatras de San Martín y qué, por otro lado, no dudan a la hora de quejarse, por ejemplo, del Che Guevara por asesino, como si Don José hubiera librado a los pueblos jugando al truco y al ajedrez. Es que sí, con alguien necesitan quedar bien. Por que si bien no buscan encontrarse en la pelea por los Derechos de las Grandes Mayorías, algún cuadro tendrán que colgar en su fracasado salón de la fama, siempre y cuando, por más que revolucionario, no se lo sepa de izquierda.

Por otro lado, aduciendo atender a los principios de la famosa libertad, que no es otra cosa que la utilización de una palabra, que define en este caso una lucha individual, a pesar de buscar en los muchos a sus masas de adeptos. Algo así cómo la izquierda llegando a la derecha, cuando es esa derecha la que busca agarrar, para sí, causas históricamente de la izquierda, por no decir sociales, pero nunca impregnándose de ellas. No vaya a ser cosa que sus conquistas privatizadoras terminen por encastrarse entre las grasas de una muchedumbre que adentro necesitan, pero siempre bien lejos.

Puede que en su inocencia algunos de ellos, casi jóvenes, se sientan iluminados al repetir de algún libro, escritos de hace más de dos siglos, queriendo definir lo importante de entender un futuro innovador que no tendrá nunca que ser cambiado. Negadores seriales del más allá, no pudiendo jamás entender eso que seguramente en sus entrañas oculto lleven,escondiéndose quién sabe por qué, en el miedo a la vergüenza de que alguien los llegara a ver distintos.

Los Anti-Iluminati, del hoy más rancio, no son más que perros que cuando ladran pretenden avanzar, a furcio paso, sólo intentando seguir en el mero aplazamiento de cualquier camino qué, de cara a un nuevo cielo, pudiera abrir las puertas a un mundo mejor.

A %d blogueros les gusta esto: