EL RIO ARECO EN PELIGRO

 

Por Eduarda Záitsev

¿Qué hubiese pensado ese Pueblo Querandí, que allá por el Siglo XVI habitaba la cuenca del Rio Areco, de haber visto la infame mortandad de peces que el último 25 de diciembre contempló atonita gran parte de la sociedad arequera junto a una multitud de turistas que por esos días visitaban la ciudad de homónima San Antonio? Posiblemente habría dirigido sus pensamientos hacia la idea de una Maldición Divina y revisado su relación con la naturaleza, buscando expiar sus errores como pueblo para aplacar las iras del Dios Soychu. Quizá las ancianas originarias habrían alzado sus ojos y sus manos hacia el cielo, en busca de clemencia para su prole, mientras los caciques ordenarían rituales para conjurar las acechanzas de la muerte que comenzando en el agua amenaza expandirse muda y sigilosa.Tal vez la tristeza y el deshasosiego habrían invadido las almas de esas mujeres, niñas, niños y hombres que sin poder explicarse los porqué de tan macabra imagen, llorarían en silencio la pérdida de tanta vida. Conjeturas, solo conjeturas.

Formado por la confluencia de los arroyos “El Huncalito” y “Los Ranchos” en la Localidad de Carmen de Areco, el rio serpentea un trayecto de 124 kilómetros para depositar sus aguas en el “Baradero”, brazo del “Paraná de las Palmas”. Históricamente su cauce dotó de vida a una importante porción de lo que conocemos como la “Pampa Ondulada”, pero lamentablemente en los últimos tiempos su biodiversidad viene siendo amenazada por el afán de lucro de empresarios inescrupulosos que arrojan los desechos de sus industrias en las otrora ricas aguas de esta arteria fluvial de llanura.

El exceso de nutrientes debido a efluentes  de establecimientos ganaderos vertidos sin ningún tipo de tratamiento; residuos de fertilizantes y “fitosanitarios” aportados por el monocultivo en campos aledaños; aguas negras provenientes de lugares recreativos y cascos urbanos; desechos de industrias del cuero y el papel que llegan a través de diferentes canales; grandes cantidades de plásticos remanentes de la actividad turística, son algunas de las posibles causas del desastre ecológico que sufre toda la cuenca del Rio Areco y de la proliferación inaudita de vegetación acuática superficial que amenaza la oxigenación de los peces, sumada a la aparición de cianobacterias potencialmente mortales para animales y humanes.

En tanto organizaciones socio ambientales de la región alertan sobre tamaña problemática y emprenden campañas de concientización sobre el deterioro de los bienes naturales comunes, el Gobierno Municipal de San Antonio de Areco, encabezado por Fancisco Ratto y Miguel Amadeo, que a su vez preside el “Comité de Cuenca”, solo atina a balbucear que el maléfico combo (exceso de vegetación acuática superficial, cianobacterias, mortandad de peces) “no es producto de la actividad humana” y sanatea en los medios de comunicación  locales sin designar gente capacitada para abordar el fenómeno.

En San Antonio de Areco, la Dirección de Ambiente se encuentra literalmente subordinada a las áreas de “Seguridad” y “Producción”, quienes orientan las “políticas” municipales a discreción de funcionarios de oscuro currículum y dudosa moral, cuya única iniciativa para paliar la situación ha sido hasta el momento avisar por redes sociales a bañistas y pescadores que no es conveniente relizar sus actividades en el rio.

Las elocuentes imágenes tomadas por habitantes de la zona ilustran una situación desesperante que, aunque aliviada parcialmente por las recientes lluvias, amenaza sostenerse y agravarse si no se toman cartas en el asunto y se replantea el modelo extactivista que en toda Nuestramérica arraza cuerpos y territorios. Por el momento, los gobiernos municipales de la cuenca no han estado a la altura de las circunstancias. Mientras, la población comienza a tomar nota de la inoperancia y fortalece sus organizaciones populares, dispuestas a no dejar que destruyan el ambiente.

 

 

 

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