Por Nele Newen
Hace apenas unas décadas, cada 6 de febrero se conmemora el “Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina”. Aún hoy países de África, Oriente medio y Asia realizan la práctica atroz de mutilación genital en niñas y adolescentes menores de 15 años como parte de su cultura y tradición. ¿Cuál es el fin? Que lleguen “puras” al matrimonio. Otra expresión del patriarcado sobre las personas socializadas como mujeres. Pero no olvidemos que la mutilación genital también es una práctica que viola los derechos de las infancias intersexuales en todo el mundo: cirugías a muy, muy, temprana edad con el fin de adecuar los genitales a estandares médicos y culturales establecidos como “parametros normales masculinos y femeninos”. Ambas prácticas basadas en fines meramente culturales: dañan la salud de millones de personas.
La fecha fue acuñida por la subcomisión de Derechos Humanos de la ONU, en referencia al 6 de febrero de 2003: Fecha en la que Stella Obasanjo, primera dama de Nigeria y portavoz de la Campaña contra la Mutilación Genital Femenina, realizó una declaración oficial sobre “Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina” en África durante la conferencia organizada por el Comité Inter-Africano en Prácticas Tradicionales que afectan a la Salud de Mujeres e Infancia.
Cada año se mutila a más de 3 millones de personas, en su mayoría menores de 15 años. ¿Qué es la Mutilación Genital Femenina? La extirpación total o parcial de tejidos genitales, principalmente del clítoris. ¿Cuáles son sus consecuencias más comunes? Infecciones, hemorragias, problemas urinarios y obviamente dolor intenso, todo esto a nivel meramente físico. La MGF conlleva la perdida de una gran fuente de placer que representa el clítoris para quienes lo portarnos, aún cuando la mutilación sea parcial, es decir, sólo del capuchón por ejemplo.
Fuente de imagen: Web de la Asociación Española de Ginecología y Obstetricia.
Basta con escuchar los testimonios de las mujeres que han sufrido la MGF en sus tierras, forzadas por sus madres, tías, abuelas, amigas de la familia, para comprender, al menos un poco, el daño que les han hecho a su salud mental, a su autoestima, a su confianza. ¿Cómo confiar en alguien que te somete a torturas como estas en tu infancia sólo por garantizar un buen matrimonio en la adultez? ¿Acaso no les quita el sueño de “casarse y ser feliz para siempre”?
La mutilación es violencia, es abuso infantil, es ir en contra de los derechos de niñas y adolescentes. La MGF es una práctica machista y patriarcal arraigada en la cultura y en la mente de quienes la habitan. Por eso decimos que el machismo es una forma violenta de relacionarse y de pensar los cuerpos, que no sólo ejercen los hombres, pero sí es para beneficios de ellos.
Los cuerpos mutilados en búsqueda de garantizar que las niñas lleguen “puras”, “limpias” y “buenas” al matrimonio, tienen como centro el placer masculino. Dejan de ser cuerpos para convertirse en objetos de placer. Un placer que se alimenta del poder, del control y la violencia: El placer de la dominación masculina por sobre todo lo demás que los rodea. Y así estamos…
¿Por qué quieren seguir mutilando el placer femenino? ¿Por qué no comprenden que nada tiene de malo el placer de todos los cuerpos? ¿Por qué sólo el placer masculino es aceptado y el femenino castigado? ¿Acaso en qué les afecta a ellos que las personas con clítoris también gocen? ¿Será que temen que ya no los necesitemos? ¿Será que no quieren perder el privilegio de ser dueños culturales del placer? ¿Será que se comieron el cuento y mientras ellos se creen esa fantasía para las feminidades no quedan más que pesadillas? ¿Hasta cuándo?
Hablemos también de la mutilación para la adecuación genital de las personas intersex.
Las personas intersex, representan el 1,7% de la población mundial, y son aquellas personas cuyos cuerpos presentan variaciones en sus cromosomas, a nivel hormonal, o en sus órganos reproductivos y/o genitales, por lo que no se encuadran anatómicamente dentro de los estándares médicos y culturales asociados a la idea de cuerpo “masculino” y cuerpo “femenino”. Es decir, alguien estableció que un pene tiene determinadas formas, medidas y características y la vagina otras, si alguien nace y presenta variaciones que se corren de esas normas: hay bisturí.
En la gran mayoría de las ocasiones, estas “adecuaciones” de los genitales se realizan sin consentimiento de sus progenitores y muchas de las que se realizan en la infancia a una edad más avanzada, se ocultan bajo otros diagnósticos. Como por ejemplo, una apendicitis para extirpar órganos reproductores internos en un cuerpo que decidieron socializar como “masculino”. Volvemos a tener violencia y abuso infantil. Y hola, ¡En Argentina también pasa.
Si les interesa conocer más sobre intersexualidad y mutilación genital, conozcan a “Potencia Intersex” – @potenciaintersex – una ONG de personas intersexuales que luchan, entre otras cosas, por una ley que les garantice el acceso a la verdad, es decir: poder tener conocimiento de cuáles fueron realmente las prácticas médicas que les realizaron y que les ocultaron.
Imagen: Fanzine Colectivo descargable en https://potenciaintersex.org/
Recordemos algo: La intersexualidad no es una enfermedad. Es parte de la diversidad, a nivel físico. Se circunscribe al ámbito de la anatomía y difiere de la identidad de género u orientación sexual. Es decir, podemos ser intersexual (incluso a nivel hormonal como mencionaba más arriba); que nuestra identidad de género sea: varón, mujer, trans – travesti o persona no binaria; y ser heterosexual, bisexual, pansexual, gay o lesbiana. El abanico es infinito y mutable.
Como persona que, probablemente sea intersexual, y como transfeminista: Les invito a que tomemos conciencia, a que conozcamos sobre esas otras realidades que desconocemos, porque en una sociedad hetero-cis-normada hay muchas cosas de las que no se nos habló o de las que no se nos enseñó, y que aún hoy cuesta que se nos enseñe, a pesar de tener leyes que fomenten la Educación Sexual Integral, los derechos de las infancias y adolescencias y el respeto a la diversidad. Aún queda mucho hilo por descoser y otros tantos entramados sociales por tejer.
Y no en base a la violencia, al silencio y el ocultamiento, sino en base a la popularización del saber, la democratización, el respeto y cuidado de nuestros cuerpos, cuerpas, cuerpes, sin imposiciones, sin dominación y sin mutilaciones.
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